«Toda una vida»: Archivo personal
Los españoles provectos no solo le han tomado gusto a alargar su estancia entre los vivos más allá de lo que dictan las buenas maneras, sino que, además, reciben por ello un estipendio público que asfixia cualquier intento de planificar dignos Presupuestos Generales sin que se dispare el gasto, hasta el punto de desquiciar a los próceres de la economía unioneuropeísta y al mismísimo FMI[1].
El manifiesto egoismo viejuno[2], su afán desmedido por aferrarse a una vida que erosiona la Hacienda Pública y desequilibra la Seguridad Social, está socavando los cimientos patrios con más celeridad que el independentismo. No es de recibo que quienes, durante sus años laborales, no quisieron planificar su vejez suscribiendo planes de pensiones privados, pretendan ahora que el Estado les subvencione sus onerosas dependencias[3].
Hagan ustedes, gravosos jubilados de clase media-baja, un postrer servicio a la patria a la que sangran y extorsionan: Muéranse[4].
[Interpretación libre, irónica y personal —no sin náuseas— de los abundantes discursos y artículos que los expertos liberales en economía, consejeros financieros conservadores y políticos desconocedores de la vergüenza, propulsan desde hace una década hacia la atmósfera social, con el acostumbrado desprecio a la ciudadanía].
NOTAS
[1] “Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo, ¡y ya!”.- Christine Lagarde, 63 años, directora del FMI desde 2011 a julio de 2019.
[2] «Hay ya un número importante de pensionistas que está más tiempo en pasivo, es decir, cobrando la pensión, que en activo, trabajando«.- Celia Villalobos, 70 años, antigua política del PP.
[3] «Si el promedio de vida aumenta tres años más de lo previsto para 2050, el coste del envejecimiento -que ya es enorme para los Gobiernos, las empresas, aseguradoras y particulares- aumentaría un 50%» – José Viñals, 65 años, consejero financiero del FMI
[4] ”El problema no se resolverá a menos que ustedes se den prisa en morir”.- Taro Aso, 79 años, viceprimer ministro de Japón.