«Korapiloa»: Txipi Txipiron
Viendo y escuchando a algún espécimen con ínfulas de guardián de las esencias visigóticas —cuando por fisonomía y hechuras podría recorrer, con o falto de kuffiya, la península Arábiga sin que nadie sospechara su procedencia occidental— aflora en la memoria el coronel Dax —cuan inmenso Kirk Douglas interpretándolo— de la extraordinaria y antimilitarista película kubrickiana Senderos de Gloria, enfrentándose al perverso Paul Mireau, el general dispuesto a sacrificar a sus soldados en nombre, ¡cómo no!, de la excelsa patria, y escupiéndole al rostro aquella tajante sentencia de Samuel Johnson: «El patriotismo es el último refugio de los canallas».
Mireau, muy ofendido por el insulto, le amenaza con alejarle del servicio y de sus hombres. Es lo peor que le puede pasar a Dax, leal y comprometido con su tropa. Sólo por esa razón asumirá y dará por buena la misión.
Humphrey Cobb, el autor de la novela (basada en hechos reales) que sirvió de argumento para la película de Kubrick, sacó el título de un revelador poema del escritor Thomas Gray que señalaba que «Los senderos de la gloria no conducen sino a la tumba«. La muerte para unos y las condecoraones para otros, patriotas aupados en cadáveres; aunque en el post lo que se pretendía era especificar como vulgar argucia ese patriotismo de algunos que no es sino ambición y ansias de seguir viviendo de los Presupuestos Generales.
Un peliculón donde los haya. Pero una cosa es utilizar el patriotismo para manipular a la gente con fines partidistas y egoístas y otra es luchar por la libertad. Me viene a la mente la resistencia en la SGM, por ejemplo. Como todo, depende de cómo usemos las palabras y las cosas.
…y que exaltar los ánimos de la gente es sencillo; no son necesarios ni asesores electorales. Sólo hay que pinzar los instintos y agitar banderas y más banderas mientras se mezclan los clarines de los toros, los himnos militares, la Virgen local y leyendas tan viejas como falsas para decorar unas propuestas electorales que ya eran involucionistas hace cuarenta años.
Es inevitable relacionar esta entrada con las inminentes elecciones que tenemos. Y poner en tela de juicio, o entredicho, el patriotismo mal entendido de algunos (que parecen de chiste).
Como también dijo Samuel Johnson, en otra de sus acertadas frases:
«Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción».
Un abrazo.
Lo repulsivo es aquello que se esconde tras ese patriotismo histriónico. Me darío por satisfecho si los seguidores de Santiago Abascal -que no tengan más ingresos que los derivados de su trabajo por cuenta ajena- leyeran el programa electoral de Vox en lo que corresponde a economía, trabajo, IRPF, pensiones y ley de huelga.
Corto texto pero has tocado varios puntos de común contacto. Senderos de gloria es una película impresionante. Las expresiones de Kirk Douglas hacen que nos replanteemos el concepto de patria. Esa foto que elegiste, también.
Abrazos desde una patria grande que han soñado mis próceres, los verdaderos próceres de Sudamérica.
Ya se sabe que quienes más alardean suelen tener mucho que esconder debajo de sus insulseces.
Y, siempre, el mejor prócer, el conjunto de la ciudadanía, de entonces y de ahora, heroína anónima de la historia.
Otro abrazo.
El argumento de la película me suena pero no recuerdo haberla visto, lo siento. Estoy de acuerdo con «FaerieGlen» en que en algunos el patriotismo es de chiste, en Abascal por ejemplo, un chiste sin gracia. Esperemos que en el recuento de votos del día 28 se le termine a este candidato y a otros tanta estupidez.
Felices domingo y semana, Mirada.
Hoy para variar te quiero decir además algo que sé te gustará: «Salud y República, Una Mirada».
Si no la recuerdas, búscala en la Red; no te penará.
Y sí, ojalá tanta fantasmada reciba adecuada respuesta donde corresponda. No sabes cuánto me agrada verte tan combativa.
Gracias por el detalle, apreciada compañera.
Abrazos, salud y República.
Tengo idea de que la vi en su momento, precisamente en una época en que se estaba hablando de la Patria constantemente y utilizándola para sostener la Dictadura.
Fue una película que muchos gobiernos prohibieron; en España ya llevaba el dictador unos años muerto cuando se le levantó el veto.
¿Sí? Yo creí que hacía más tiempo que la había visto.
En España se estrenó en 1986, pero en algún cine-club se visionó antes en versión original.
Yo frecuentaba entonces un cine «de arte y ensayo», como le decíamos al «Canuto», (Cine Príncipe) un cine largo y estrecho, que luego fue de espectáculos flamencos y ahora creo que es discoteca. Puede ser que la viera allí, pues era muy de cine entonces.
Lo de Príncipe no iba por el príncipe de entonces, sino por un príncipe bastante más antiguo: el hijo de los Reyes Católicos para cuya boda se preparó esa plaza, aunque luego no se casó aquí.
Siempre me ha gustado esa denominación de Cine de Arte y Ensayo.