«Iglesia de Tiermas»(pueblo fantasma): Bleras
El sábado, 14 de agosto de 2010, se publicaba en el BOE la Declaración de Impacto Ambiental para auspiciar el proyecto de recrecimiento del embalse de Yesa, tras tres años de supuesto estudio pormenorizado de los informes que desaconsejaban la ampliación del pantano y en los que se alertaba de las peligrosas consecuencias -corrimientos de tierra, filtraciones, grietas, desbordamiento- de la obra. Curiosamente, pese a dar el visto bueno al recrecimiento, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, a través de la Secretaría de Estado de Cambio Climático, dice declararse incompetente «para el análisis y valoración exhaustiva de riesgos sismológicos y de seguridad de la presa«, argumentando, con incomprensible ligereza, que, aunque puede haber un «aumento del riesgo de deslizamiento en laderas por la mayor capacidad del embalse«, los organismos técnicos consultados decidieron que no era «estrictamente necesario realizar un estudio particular de peligrosidad sísmica«.
El actual embalse de Yesa, que se nutre de las aguas del majestuoso río Aragón, fue inaugurado en 1960, anegó en su momentro 2.408 hectáreas de tierras de cultivo, amén de localidades, y afectó a más de 1500 personas.
La ampliación del embalse, de llevarse a cabo, como así parece deducirse de lo publicado en el BOE, supondrá la inundación de espacios protegidos, incluído algún tramo del Camino de Santiago, así como la deforestación de 1.100 hectáreas, afectando, también, a pueblos que se hallan dentro de su trazado. Añádase que el presupuesto para tan demencial obra -inicialmente de 113’5 millones de euros, cuando se adjudicó en el año 2001- ronda actualmente los 260 millones, cantidad que, obviamente, sufrirá modificaciones al alza conforme se vaya ejecutando semejante despropósito.
PESPUNTE DE CINISMO INSTITUCIONAL
Marcelino Iglesias Ricou, presidente del gobierno aragonés, obediente psoecialista que sueña, dicen, con ver recompensada su lealtad al partido con un cargo en Madrid y entusiasta aplaudidor del recrecimiento de Yesa -que anega un tramo de la Ruta Jacobea en Aragón-, reivindicaba en febrero, ante los Príncipes de Asturias, que el Camino de Santiago «no sólo da continuidad a una tradición que cuenta con más de diez siglos de antigüedad sino que también contribuye a crear futuro para nuestro pasado y hace de los territorios por los que discurre el camino un lugar habitable y deseado«.