«El señor e las msocas»: Archivo personal
«Es en las elecciones democráticas donde los pueblos legitiman a sus representantes«, proclama Mariano Rajoy Brey, crecido y peleón, mientras la policía blande las porras ante, sobre y tras el irreductible inconformismo que deambula —todavía, aunque tediosamente mermado— por plazas, callejones y avenidas.
Diez millones ochocientos sesenta y seis mil quinientos sesenta y seis votos apadrinan a quien, según su ministro de Exteriores y Cooperación, ha renunciado a la riqueza “por entregar su vida en servicio de España y en servicio de los demás”.
Diez millones ochocientos sesenta y seis mil quinientos sesenta y seis justificantes para mentir, alterar su propio programa electoral, sanear la pésima gestión bancaria, privatizar y/o demoler los servicios públicos, desasistir y empobrecer a la ciudadanía y desentenderse de los desmanes urdidos en los despachos de la sede de su partido.
La piovra[*].
Sestea la ira tras las persianas bajas mientras el registrador de la propiedad, en excedencia, departe, servil, con el empresariado patrio.
NOTA
[*] Palabra italiana que significa, en sentido literal, «pulpo», pero que, figuradamente, puede traducirse como parásito y/o mafia, en referencia a aquellos grupos de poder cuyos tentáculos copan y controlan la política y la socioeconomía.