«Bocados»: Archivo personal
Entre bocado y bocado, y con el cierzo cargando contra la loneta que ejerce de falsa pared de la veranda sin techumbre, van las conversaciones de la ceca a la Meca entremezclándose con las de los comensales arracimados en las mesas vecinas.
No mencionéis el avión otra vez, que aún estoy asimilando lo ocurrido…
Pues el abuelo de la víctima de Jaca ayudó a nacer a mi madre…
Ya veréis, ya, como terminan colocando a los depresivos en las listas de posibles terroristas…
Por favor, por favor, por favor…
Ayer, cuando sobrevolábamos el parque eólico cercano a Noain, me entró una aprensión…
Vamos a dejarlo, por favor…
Danzan los cabellos al viento y revolotean las servilletas de papel y los sobres vacíos de los azucarillos.
Estaba pensando en utilizar el We Shall Overcome de Pete Seeger para la lectura pública de las memorias de Martín Arnal…
Uf, demasiado lenta y con un origen religioso que tira para atrás…
Busca algo de Léo Ferré…
Podíamos improvisar algunos acordes con las guitarras…
Sí, claro, como tenemos tanto tiempo…
Pues a mí me gusta la idea…
Bueno, bueno, bueno, no os embaléis…
Van despoblándose de humanidad saciada las terrazas de la calle del Padre Huesca y acuden, en anárquico intervalo, los gorriones de los aleros a revisar los restos.
«Oh, deep in my heart, I do believe…
We shall overcome someday«.