«Embalse de Lanuza»: Archivo personal
Antes de las dos, llegan a Casa Patro, en Tramacastilla, donde han reservado mesa para comer. Lola Haas se desprende, sin disimulo, de las sandalias de plataforma y lee con poco interés los platos anunciados en el menú. “Estoy más cansada que hambrienta, así que comeré lo que pidáis”, dice. “¿Pero estás bien? ¿Has disfrutado del paseo?”, se interesa la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio. “Mucho. Pero no creía que me haríais caminar tanto… Hubiera traído calzado más adecuado”. Un silencio indolente acompaña la sopa de ajo ligeramente coloreada con pimentón a la que siguen las piezas de entrecot de ternera a la brasa y unas buenas raciones de tarta casera de tiramisú que la invitada, aunque tiquismiquis con la repostería de fuera de Francia, alaba.
Diecinueve grados, marca el termómetro; siete más que cuando, horas antes, aparcaban unos kilómetros más arriba para visitar la localidad de Lanuza, con sus coquetos edificios rehabilitados, recorriendo, sin apresurarse, un corto tramo del cautivador entorno del pantano con una Lola remisa a alargar en exceso el trayecto a pie porque, se justificaba, “no he venido preparada para echarme al monte” (sic).
En ese mismo lugar —hoy parcialmente inundado por las aguas embalsadas del río Gállego y escenario del Festival Pirineos Sur— nacieron siglos atrás, para el mundo y la historia, los Lanuza, cuyo cargo hereditario de Justicia Mayor de Aragón —precursor de la figura del Defensor del Pueblo— ostentaron con rectitud hasta que el celo en la defensa de los Fueros aragoneses, por encima de las disposiciones del rey de España, Felipe II, daría con el más joven de ellos, Juan V de Lanuza, en el cadalso, allá en Zaragoza, en 1591, con el hacha mortífera del verdugo separándole la cabeza del cuerpo por mandato real.
En qué mala hora Antonio Pérez, el huido exsecretario del rey español, desempolvó su ascendencia aragonesa para acogerse al derecho de asilo que los Fueros de Aragón contemplaban para cuantos deudos perseguidos lo demandasen. Cuán lejos estaban los Lanuza, padre e hijo, de calibrar las consecuencias que se derivarían de la correcta aplicación de las leyes forales en contra de los mandatos de un Felipe II dispuesto a aprehender, sin importar los costes, a su antiguo secretario de cámara que, pese al feroz despliegue de sus enemigos, salió indemne merced a la protección aragonesa y consiguió ponerse a salvo en Francia. Cómo corrió la sangre por Zaragoza cuando los ejércitos reales cayeron sobre la ciudad y los férreos defensores del Justiciazgo. Con qué ímpetu la venganza soberana se precipitó sobre Juan de Lanuza el Mozo y todos los gentilhombres aragoneses que habían antepuesto, como era su deber, los Fueros representativos del antiguo Reino de Aragón a las exigencias de la Corona de España.
Profe… esta me la se, ¿puedo salir un rato al recreo?
Ya se que visitaste esta entrada un par de veces, pero es que me siento muy satisfecho de la labor «periodística» que hice.
Gracias por traer a la memoria esa excelente entrada tuya donde, como siempre, demostraste tu capacidad de búsqueda de datos para componer un ilustrativo post. Qué emotivo, también, volver a leer a Trimbolera, tan orgullosa de su Lanuza, tan viva entonces y entrañable…
La figura del Justicia, aunque Felipe V de Borbón la suprimió en el siglo XVIII, ha estado presente toda la vida en la memoria aragonesa, tanto en ese monumento de Zaragoza al Justiciazgo como en la nomenclatura de calles y plazas, aunque mucha gente ignora las razones de la decapitación de Juan de Lanuza; precisamente cuando el motivo se conoce es cuando se valora más esa vieja institución creada en el siglo XII para defender los Fueros y garantizar las libertades. Porque el Justicia Lanuza no hizo sino defender, aun a costa de su vida, la legalidad aragonesa dentro de Aragón, que era para lo que heredó el cargo.
En esta primera visita, me limito a agradecer la magnífica foto ampliable. Precioso el paisaje, la foto para concurso… y yo agradecida de poder verla.
(Vuelvo luego, cuando me entere bien de que va todo esto…)
Ya ves que he tomado nota de tu sugerencia… El paisaje es tan excelso y fotogénico que se necesita poca habilidad para tomar una buena imagen.
La decapitación del Justicia aragonés fue el colofón de una intriga palaciega que empezó con el asesinato de Escobedo, secretario de don Juan de Austria, del que acusaron a Antonio Pérez, secretaro de Felipe II, e hicieron cómplice a la princesa de Éboli. Pérez consiguió evadirse de la prisión y huyó a Aragón, donde Felipe II mandó un ejército e hizo matar al Justicia por negarse a entregar a Pérez. A la princesa de Éboli la mandó encerrar de por vida en un palacete. Seguro que ahora sí te suena la historia. Todo un thriller.
El problema nuestro, los de este sur de sures, es que nos incorporamos muy tarde a la Historia de España y la miramos como un tanto ajena. No hay más que ver que, por esa época, no hacía mucho que el hermanastro de Felipe ll había entrado a sangre y fuego en la Guerra de las Alpujarras y deportado a los moriscos, que eran mayoría en la población del Reino de Granada. O sea, tenemos una Historia muy distinta y todo lo que ocurrió más allá de Despeñaperros nos resulta ajeno, como algo que hemos estudiado en Bachillerato…y poco más.
A mí, personalmente, Felipe II me cae fatal, no solo por esto de los moriscos, sino también porque frustró la intención de su padre de establecer en Granada la capital de su Imperio, dejó el Palacio Real de la Alhambra sin terminar y no trajo a la Capilla Real todos los difuntos que se suponía que iban a estar ahí. Edificó otro panteón en El Escorial y empezó por enterrar ahí a su padre en contra de sus deseos. O sea, que no sólo continuó el proceso de quitarnos el pasado, sino que también nos quitó el presente y el futuro, un futuro que su padre había diseñado de otra forma.
Bueno, Felipe II heredó y gobernó un imperio y, si se analiza objetivamente su gobierno dentro del contexto de la época y dejando de lado la leyenda negra, no fue un mal gobernante. Fue centralista (y eso que estuvo a punto de hacer de Lisboa capital de España), meapilas y muy, muy, muy autoritario, rasgos que no desentonaban en el mundo que le tocó vivir, manejando con mano durísima los conflictos internos. Hablamos del siglo XVI, que está a años luz de nuestra mentalidad y nuestros intereses.
Ese paisaje con el lago y las montañas es precioso. 😍
El lago es un pantano… pero sí, el paisaje es una preciosidad.
Estupenda entrada en la que me has aclaro la vaga idea que tenía acerca de las peripecias de Antonia Pérez en su huida de la Corte y el papel del Justicia y los Fueros de Aragón . Muy ilustrativo. Gracias
Salud.
Celebro que te haya sido útil. Como expone la placa que recuerda el lugar del ajusticiamiento, Felipe II tuvo una reacción desaforada contra quien, en el ejercicio de sus competencias, defendió hasta la muerte los Fueros, los mismos Fueros que el propio rey había jurado (condición sine que non para ser aceptado en Aragón) y traicionó a conveniencia.
Salud.
Del lugar geográfico no se nada. Pero una líneas llamaron mi atención, esas de las aguas embalsadas, que en todas partes sepultan historias…
Y llevas razón. La construcción del pantano anegó las ricas tierras de Lanuza y obligó a sus habitantes, con mucho dolor, a marcharse. Pero, años después, regresaron, rehicieron sus viviendas y Lanuza volvió a ser un hermoso pueblo habitado.
Vaya con Felipe II, ese sí que no contemplaba otro poder que el suyo. No conocía este suceso histórico, me ha gustado enterarme.
El paisaje es precioso, debe de ser un placer pasear por él, sin sandalias, eso sí.
Digamos que cuando se gobierna y manda un imperio donde no se pone el Sol, se posee también el privilegio de cometer arbitrariedades y desmanes…
Es un paisaje relajante, para sentirlo, respirarlo y recorrerlo, salvo que, como Lola, se sea una urbanita recalcitrante.
Me han gustado mucho las pinturas del último enlace que dejaste. Son muy representativas de la época, pero un registro perfecto del momento.
Mi pregunta es ¿era en ese mismo lugar en el que describen los primeros párrafos? Increíble mezcla de belleza y horror. Y me deja intrigado por qué las pinturas no representan el paisaje
Abrazotes
Los hechos sucedieron en la ciudad de Zaragoza, por eso las pinturas no reflejan el paisaje descrito, que es el lugar de origen del hombre decapitado pero no el escenario de los sangrientos acontecimientos.
Cordialidades.
Bueno, la parte histórica como siempre, de lujo. He reaprendido cosas que tenía un poco olvidadas.
Pero las risas que me he echado con Lola Haas. ¿Quién no conoce a alguien como ella? Que por todo se queja y nada le agrada completamente. Cada cosa nueva que conoce, o la invitan, tiene pegas para ella. Jiji. Descaradamente.
Qué buen día he tenido a la sombra de tu bitácora 😘.
Gracias!!
A Lola lo que le pasa es que ese campo que a su mentalidad parisina le gusta, no existe y se apura cuando tiene que recorrer zonas sin asfaltar y desniveladas, con vida animal entre la hierba. Es la típica a quien le van todas las hormigas o le muerde una avispa o le saltan las pulgas del ganado. Y si hay una boñiga de vaca en el suelo, allá que mete el pie. Diríase que la Naturaleza y ella son incompatibles, jeje.
Un abrazo.