«Sendero boscoso»: Archivo personal
“¿Os parece que subamos hasta donde se reunían las brujas…?”, propone la señorita Valvanera, la vieja maestra, cuando el grupo se acerca al bosquecillo de carrascas que indica el comienzo de la pista que serpentea hacia la cima del Puntón de Asba, en la sierra de Guara. “¿Subimos andando o montadas en escobas?”, bromea Jenabou, sudorosa ya por los seis kilómetros ascendentes recorridos a pie desde donde quedó aparcado el monovolumen.
Al final del repecho, con los bojes tintados de verde y los arbustos espinosos a la espalda, muestra la cima el tesoro de sus vistas, con las crestas de los montes empinadas hacia el cielo blanquecino ligeramente coloreado por la luz solar; a los pies y en las laderas, las masas arbóreas —quejigos, carrascas y pinos silvestres— de la selva de Almazorre y, más allá, invisibles entre el paisaje y notarios de la presencia humana en Guara desde tiempos remotos, los dólmenes de la Caseta de las Balanzas, Pueyoril y la Capilleta, así como los agrestes recovecos con grabados de icnitas que guardan treinta millones de años de historia fosilizada.
En ese mismo tozal, tuteladas por la noche, pactaron con el Ejército de las Tinieblas, dicen, Dominica la Coja, Tía Eduvigis, Reineta y otras mujeres que, en algunos casos, pagaron con la denuncia, la tortura, el encierro y hasta la hoguera o la horca la osadía de sentirse singulares depositarias de la ciencia de la Sierra de Guara, confinadas, bajo tormento, a sus escobas voladoras y a los irreales encuentros lascivos con demonios priápicos para exclusivo goce auditivo de inquisidores ignorantes y rijosos.
“¿Cuántos kilómetros hemos caminado…? Me duele todo”, se queja Agnès Hummel cuando, ya en el vehículo, dejan atrás Adahuesca.
Después de detenerse en la panadería de Abiego para comprar dobladillos de chocolate y tortas de cazuela, enfilan por la ruta de Peraltilla, a pocos metros de donde se levantan los veinte monolitos de granito rosado [FOTO] creados en 1995 por Ulrich Rückriem como símbolo de fusión del Arte con la Naturaleza.
Una de las cosas que más echo de menos en este tiempo de encarcelamiento es no poder ver de vez en cuando el Pirineo y el de Huesca en particular. Aunque creo recordar que Guara no es propiamente de la cordillera principal. Y la sierra de Guara la conozco mal. Yo era de nieves y siempre la he identificado con senderismo y cascadas.
Guara es, junto a la sierra de Gratal, una barrera natural entre la cordillera y el llano; geográficamente, se la considera Prepirineo, pero hay muchos estudiosos que, dada su extensión, situación, paisaje y climatología, la engloban dentro de las sierras pirenaicas. Y no estás equivocado, es una sierra donde, además de senderismo se ha hecho muy popular e internacional por la práctica del barranquismo, además de localizarse en ella uno de los bastiones medievales más hermosos, el pueblo de Alquézar.
A pesar de la barbarie de la «Santa Inquisición» las brujas no se doblegaron y siguieron existiendo. Aún recuerdo leyendas de brujas con fantásticos poderes, mujeres que hacían bailar las sartenes, que se convertían en gatos etc, eso contaban los abuelos cuando yo era pequeña. A veces ibas por la calle y te decían: mira, esa es bruja. A las curanderas también las metían en el saco de las brujas.
Eran tiempos de ignorancia y oscuridad.
Salud.
La mayoría de aquellas brujas no eran sino mujeres que habían recibido de sus ancestros amplios conocimientos sobre flora y fauna. Su delito fue, pues, el saber. Hace pocos años, en la zona donde vivo, murió la última descendiente femenina de una saga de brujas sanadoras que, amén de conocer al dedillo los usos de las plantas, se rodeaba de una parafernalia increíble, como una supuesta uñeta del Niño Jesús que un día se le cayó en un pozo de hielo y que, según ella, era el vaticinio de su pronta muerte. Era una mujer peculiar, pero sus ungüentos eran mano de santo.
Salud.
¡Vaya!… Yo quejándome de una leve cuesta urbana y tú hablando de kilómetros cuesta arriba en un monte… Luego vuelvo, cuando haya descansado…
Jajajaja, mujer, qué cosas tienes… si se trata de unos senderos sin desniveles exagerados… A mí también me ha resultado chocante que hayamos coincidido en el tema de los planos inclinados…
Nunca en Bailo había escuchado noticias de brujas, pero es que nunca había estado en invierno que es cuando al calor del fuego bajo se contaban esas historias, en verano no había tiempo para eso, madrugar para ir al campo, a la era o al huerto a regar y trasnochar para dejar la mies o el grano recogido.
Ya más mayor fui escuchando o leyendo historias que me fascinaron, como esta que nos acabas de contar.
Qué buenos momentos esos, sin apenas luz, escuchando historias con componentes mágicos y, a ratos, tenebrosos… Y como tampoco han faltado nunca leyendas y mitos transmitidos oralmente, al final as bruxas terminaban siendo seres familiares con poderes que, con cada relato, se engrandecían más y más.
El mundo del brujerio está lleno de leyendas. Como has comentado, el pecado de esas mujeres era saber más y mejor que otros. De ahí a los tribunales inquisitivos, había un paso. Me quedo con la leyenda de Dominica la coja, sin olvidar a Tía Eduvigis porque reconozco que lo de «Nuestra Señora de los Morros del Cebollón» me ha impactado. Un abrazo.
Fíjate que la gran mayoría de estas mujeres que habitaron en Guara recibían, en origen, el nombre de Entendederas, es decir, «mujeres sabias», y fue a partir de los siglos XV y XVI cuando se las catalogó, arbitrariamente, como brujas, cuando la labor de muchas de ellas era la prestación de asistencia medicinal basada en las mismas plantas que, posteriormente, se usarían en la farmacopea moderna. Otra cosa son las historias, muy adornadas, que se han transmitido sobre ellas.
Cordialidades.
En mi infancia, no se hablaba de brujas, sino de maquis…
…porque ahí seguían, leyendas vivas y reales.
Creo que hay que darle más usos a la escoba, además del tradicional barrer.
El delito de esas mujeres no es que fuera el saber sino ser mujeres. Si hubieran sido hombres les hubieran llamado sabios.
Me ha gustado el paseo, sobre todo porque no he tenido que subir cuestas y me llevo de regalo la palabra «icnita».
Cierta ginofobia había, sí, en esa persecución, aunque algunos brujos también fueron represaliados. Al final, es difícil precisar quiénes eran más malignos, si las supuestas adoradoras de Belcebú o sus perseguidores…
Salud.
Mira que pequeño es el mundo virtual…
https://puertoerrante.blogspot.com/2021/05/rumania.html
Ya sabes que siempre digo que queda mucho por descubrir en Romania.
Parece un sendero interesantisimo y cargadito de historia, mito, leyenda y la cruel realidad a la que fueron sometida las brujas…un paseo que ciertamente me ha encantado…
Salut,
FBC
Es una ruta donde pasado y presente van de la mano.
Salud.
Me encanta…
La magia de la Naturaleza…
He estado en Guara en varias ocasiones, pero casi siempre bajando cañones con el neopreno puesto. Pero esos dólmenes, icnitas (¿de qué animales?) y selvas me llaman mucho la atención. Los monolitos, en cambio, me gustan poco.
Entre barranco y barranco hay un paisaje asalvajado donde es una gozada perderse. El yacimiento de icnitas es digno de admirar; en él se observan las huellas de animales herbívoros, ya extinguidos, que vivían en la zona hace treinta millones de años; muchas corresponden a los antepasados de los jabalíes.
Los monolitos de Rückriem fueron polémicos en su momento, pero, tras tantos años allí, la vista ya se ha acostumbrado a verlos.
Linda foto, pude sentir que caminaba con ellas durante esos párrafos.
El enlace a los monolitos no funciona, pero fui a ver otras obras del autor.
Abrazotes y a disfrutar de esa primavera ya casi verano
Es un camino largo pero ameno.
He comprobado la foto y no tengo problemas para visualizarla; igual es cosa del navegador.
Mejor disfrutar de los tumbos de la primavera, que todavía combina bien el calor con los días fresquillos.
Más abrazos.