Pese a que los teósofos vaticanistas anunciaron, años ha y tras sesudas reflexiones, la supresión del Limbo, existe en el Barrio, en la trasera de la ermita anatematizada, un bosquecillo de hayas que resguardan un calvero natural conocido, desde antiguo, como el Limbo de las Peinadoras, lugar mágico donde, según la leyenda, se le apareció la Virgen Negra a Tía Eduvigis, una anciana que ejercía de sanadora y partera y a la que la Iglesia acusó de brujería cuando, un día soleado, un rayo certero surgido del mismo bosque cayó sobre la talla medieval de la Virgen que presidía el santuario y la partió en dos.
Pocas semanas después del suceso, se corrió la voz de que uno de los tocones del calvero se había metamorfoseado en una figura oscura con las formas de una mujer embarazada, de rostro apenas esbozado pero dotada de unos labios increíblemente gruesos y a la que Tía Eduvigis, para escándalo de los concurrentes al prodigio, llamaba Nuestra Señora de los Morros de Cebollón.
La Iglesia tomó cartas en el asunto. Se serró el tocón y se contrató a un artista de imaginería religiosa para que diera forma y pintara la talla, convirtiéndola en una Virgen Blanca de extraordinaria belleza, figura estilizada y labios sabiamente recortados. La imagen fue colocada en la ermita y a Tía Eduvigis se le prohibió acercarse al recinto sagrado so pena de incoarle un proceso por brujería. Pero cuando se abrieron las puertas del templo para que los devotos admiraran la nueva representación virginal, ésta había desaparecido de su peana. Las gentes corrieron al Limbo de las Peinadoras y allí, en el calvero, hallaron a Tía Eduvigis arrodillada ante el tocón nuevamente convertido en Virgen Negra, como si jamás hubiera sido serrado. Cuando el canónigo de la diócesis, furibundo, quiso acercarse a la mujer, una luz cegadora inundó el calvero llevándose consigo a la anciana y al tocón, amén de la cordura del religioso que -dicen- murió loco unos meses después.
La ermita permaneció olvidada y maldita, junto al hayedo, durante muchos, muchos años. Se desmoronaron sus viejos muros y un tupido manto de hiedra cubrió los extraordinarios acontecimientos pasados hasta que, hace nueve años, y por suscripción popular, se iniciaron los trabajos de reconstrucción.
…Y a la izquierda del altar, en una hornacina orientada al septentrión, una Virgen Negra de vientre prominente y labios increíblemente gruesos parece sonreír, triunfante, a escasos metros del Limbo de las Peinadoras.
Me gustan las leyendas de Aragón, aunque esta no la conocía. Pero eso de la supresión del Limbo no me lo trago, muchas personas entre las que me encuentro, estamos en el Limbo muy a menudo, por lo tanto he de reconocer que el Limbo existe.
Una curiosidad, conozco la web aragonesasi, del mismo modo que a su administrador (Javier Mendivil, alias Pasapues), lo puedes ver aquí.
Me imagino que lo sabrás, pero si entras al inicio de la web en «http://www.aragonesasi.com/index.php», al final de la página hay una frase que dice «aunque te parezca que la realidad se jubila, sigue adelante muy viva» observarás donde te lleva ese enlace.
Conozco la página, sí, y la he utilizado como apoyo y enlace muchas veces. Pero se me había escapado la «realidad no jubilada«… 🙂
Y, por supuesto, que el Limbo no nos lo toquen. Con la de vueltas y revueltas que me doy por él los fines de semana…
Saludines.
Morros de Cebollón, qué nombre para una virgen, jajajja. Como se enteran los que han denunciado a Krahe por el crucifijo te ponen a ti en la lista negra por «ofender los sentimientos religiosos», jajaja.
Habrá que hacer como en aquella vieja retahila infantil que decía: «Aquí te espero, comiendo un huevo, una sardina y un caramelo«. 🙂
Personalmente, nunca he aceptado la eliminación del limbo. Para un sitio donde se está a gusto van y te lo quieren quitar:)
Oye, en serio,que me ha encantado esta historia-leyenda.
Qué manía la de querer relazar las bellezas naturales de las vírgenes:)
Por aquí, en una de las iglesias del pueblo de al lado, hay una virgen embarazada y, eso sí, blanca, aunque claro, no estilizada:)
Abrazos y leyendas
Las creencias y mitos precristianos han sido la mejor fuente de la historiografía eclesiástico-cristiana, en colosal reciclaje devenido en plagio.
Besos.