«La hojarasca»: Archivo personal
En un recodo del inmueble donde se halla el Centro de Cultura Popular, bajo el voladizo en el que resiste —cubierto de excrementos de estorninos— el único banco de piedra salvado de la destrucción, ha ido agrupando el viento las hojas muertas expulsadas de los árboles caducos que exponen sus desnudeces al otoño que asoma, aún tímido, entre los bordes ondulados de la sierra. Ligeramente humedecidas, se amontonan al pie del ajimez abierto de la Biblioteca, donde Presen y Maruja, dos de las Tejedoras [*], andan de limpieza acompañadas por la voz y el piano de la irrepetible transgresora Liliana Felipe, pitorreándose de Freud. Liliana, junto a Jesusa Rodríguez, cuenta con una genuina peña de incondicionales en la Asociación de Mujeres.
“¡Las histéricas somos lo máximo!
¡Las histéricas somos lo máximo!
Extraviadas, voyeristas, seductoras, compulsivas…”, se escucha y se expande desde el interior de la Sala de Lectura.
El viandante se acerca a la abertura deslizándose sobre la hojarasca colorida y resbaladiza. Sonríe, apretando bajo el brazo El baile de las locas, de Victoria Mas, que deposita en el alféizar para luego impulsarse y sentarse a la derecha del libro. Una ráfaga de viento deshace el montículo de hojas. El observador chista a las mujeres entretenidas entre las estanterías, carraspea y une su voz a la de Liliana Felipe:
“¡Las histéricas somos lo máximo!
¡Las histéricas somos lo máximo!
Solidarias, fabulosas, planetarias, amorosas…”
[…]
Se escabulle la mañana del domingo entre sones y hojas zarandeadas.
[…]
El paseante abandona la atalaya y espera a las dos mujeres en la puerta lateral del edificio. Marcha el trío hacia el bar del Salón Social, con las decimonónicas cobayas humanas del doctor Charcot —recluidas en el ala psiquiátrica para mujeres del hospital de La Salpêtrière— aguardando el escrutinio lector entre las páginas de la novela olvidada en la repisa del ventanal.
NOTA
[*] Nombre que reciben en el Barrio las integrantes de la Asociación de Mujeres.
¡Genial esa canción! ¡mira la revelación que me has hecho!
Voy a escuchar más canciones de ese dúo
Hay que tener los ovarios bien puestos para «pitorrearse» así del Dr. Segismundo Alegre
Me voy de aquí con una gran sonrisa
Abrazotes
Son dos activistas nada convencionales artífices de canciones comprometidas y que mantienen una actitud personal honesta.
No conocía ni la canción, ni a la intérprete, ni la novela, sin embargo a los estorninos los he padecido. Arrasan por donde pasan.
Saludos.
JBernal
Pregunta en Huesca, que, en algunos momentos, han llegado cerca de los 100.000 estorninos; hasta una brigada municipal hay exclusivamente para poner en acción medidas para ahuyentarlos o, al menos, rebajar la cifra, que hoy en día fluctúa de los 4.000 a los 20.000, según épocas, pero que, independientemente de su número, todos acuden, por la noche, al parque Miguel Servet, que utilizan como dormidero. Demencial.
Salud.
Curiosa letra.
…Extraviadas, voyeristas, seductoras, compulsivas
Finas divas arrojadas al diván de Freud y de Lacan
¡Ay, Segismundo, cuánta vanidad!
Infantiloide y malsano el orgasmo clitoriano
¡Ay, Segismundo, cuánta vaginalidad!
El orgasmo clitoriano, se te escapa de la mano…
También resulta muy curiosa la letra de «Nos tienen miedo», esta canción querría cantarla a todas las hojas caídas que hay en mi parcelita en Broto y que este fin de semana, si no llueve mucho nos acercaremos a meterles miedo.
Estorninos no, pero palomas…
En cierta ocasión dejé que se desarrollaran unos pichones que habían nacido en uno de mis maceteros, pero ya no aguanto a las palomas, tanto es así que nada más que veo que se arriman a la terraza o a las ventanas, abro una de ellas y la cierro de golpe, salen asustadas y vienen muy pocas veces. Les iba a declarar «animal non grato» pero me han dicho que no saben leer y no se iban a enterar.
La letra de la canción lo que hace es responder a la definición que de la histeria hacía en sus escritos Sigmund Freud, que la consideraba como una neurosis de origen sexual.
Uf, las palomas… Qué aves más pesadas, incordiantes y sucias. Alguna vez, desayunando en una terraza, les llevaba alpiste a los gorriones urbanitas y venían raudas tres o cuatro palomas a las que debía espantar porque no les dejaban ni un grano. Son insaciables, insistentes y metomentodos. Echas a dos y, al rato, ya tienes encima seis.
Lo que me reí ayer con «Las histéricas»… No he podido volver hasta hoy y ahora veo la otra canción, que esa sí la conocía, pero la recordaba como de Nacha Guevara, no se por qué.
Jajaja, es una canción con mucha miguilla, escrita a conciencia, como todas de las que, o Liliana Felipe o Jesusa Rodríguez, son autoras. La de Nos tienen miedo… se compuso en 2006 y es casi un himno que ha recorrido manifestaciones en distintos países latinoamericanos. No sé si Nacha Guevara la ha llegado a interpretar; no sería extraño porque es una mujer que también canta letras comprometidas, pero la autoría corresponde a Liliana Felipe
Me gustan los colores otonales representados en la imagen, El clima otonal me gusta menos, soy de primavera y verano. 😄
En cambio, yo prefiero las estaciones frías, tanto en el colorido como en la climatología.
Genial la canción, no las conocía. Tomo nota. Gracias por mostrarlas.
Salud.
Yo conocí su música hace unos años, en una asamblea del 15M.
Salud.
J’aime les feuilles automnales au sol. Octobre est une belle période de l’année.
Je vous souhaite une bonne fin de semaine, mirada.
Merci, Olivia.
J’aime aussi l’automne, les couleurs intenses de la Nature et la pluie vivifiante qui réveille les arômes de l’environnement.
Les arômes de la nature sont très intenses sous la pluie, je les aime aussi.
Une merveille…
¿Recuerdas aquellas películas que trataban la «histeria femenina» como una necesidad sexual reprimida? Según algunos filósofos o «estudiosos» de la materia.
Curioso todo. Pero me gusta esta canción que grita hoy en voz alta a aquellas mentalidades que tan atrás quedaron.
Atrás y no tan atrás, porque a día de hoy, en la viña del Señor hay de todo ¿verdad?
Un abrazo grande!!
En el histerismo entraban las rebeldes, las insatisfechas, las inteligentes, las que no aceptaban los convecionalismos que las encorsetaban… Todas eran histéricas y algunas terminaron recibiendo tratamientos agresivos en determinadas instituciones.
La canción es una pedorreta clamorosa a la pacatería que condenaba a quienes querían ser libres en cuerpo y alma y disfrutar de la vida.
Otro abrazo inmenso para ti.
Mejor punto G, que para el punto final todavía es pronto.
Jajaja, lo mismo pienso cada vez que la escucho.
jajaja que canción más buena. Ya la tengo en mis favoritas. La letra excepcional y ese final con el punto G es único. Me ha alegrado la tarde. Un abrazo.
Es una letra muy, muy, muy bien pensada, que primero provoca hilaridad pero que, a la vez, invita a la reflexión.
Que no decaiga la alegria, que, encima, llueve.
Otro abrazo.