«Quietud»: Archivo personal
Desayunan en la chocolatería entre aromas, retiñidos y bisbiseos, concentrados en los líquidos y viandas que sus estómagos acogen con complacencia antes del comienzo de una jornada ociosa. Sobre la mesa, una fotografía; fue tomada, les han dicho, en 1979, en un descanso del baile de las fiestas de la localidad, el año que la Corporación Municipal contrató a la orquesta Osca, grupo musical muy reputado entonces en la provincia. En la imagen, una atractiva y jovencísima Olarieta posa junto al elegante y maduro señor Anselmo, el Anarquista, y, en medio de los dos, uno de los músicos, muy sonriente, vestido con una suerte de mono azul cielo con mangas de volantes en las que, pese al tono mate de la fotografía, resaltan infinidad de brillos. “¿No reconoces al músico, Gorka?”, pregunta la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio. Y ante el gesto de extrañeza del hombre que la acompaña, añade: “Pues me han contado que fue tu brigada en el cuartel y el director de la banda militar en la que tocabas los platillos”. “¡No jodas! ¿Es Sampériz?”. “Ese mismo”. “Muy buena gente, el tío”, suspira Gorka, que durante su servicio militar voluntario se ocupaba de la puesta a punto del coche del brigada Sampériz amén de hacer uso subrepticio del vehículo para pasear a amigas y novietas.
José Luis Sampériz Morera (1934-2011), músico militar, integrante de la afamada orquesta Osca y director de la Banda de Música oscense, fue, además, sobrino carnal de dos grandes intelectuales de ideas anarquistas, los hermanos José y Cosme Sampériz Janín. José [*], escritor, periodista e integrante del Comité Ejecutivo de la CNT, se refugió en Francia tras la guerra española, alistándose en la 118 Compagnie de Travailleurs Étrangers; fue apresado por los nazis en Dunkerque y llevado al campo de concentración de Mauthausen. El 26 de septiembre de 1941, enfermo y extenuado, falleció en Gusen, en un anexo del campo de exterminio. Su hermano Cosme, pedagogo vanguardista, fue asesinado, el 8 de mayo de 1937, en un enfrentamiento con colectivistas libertarios, que lo acusaron de haberse adscrito a la ideología comunista, siendo arrojado su cuerpo al río Cinca. Otro hermano, Ricardo Sampériz Janín, murió a consecuencia de un bombardeo. José Luis, el sobrino músico y militar, nunca olvidó a sus tíos paternos, a quienes llegó a conocer de niño, ni las terribles huellas que la guerra (in)civil dejó en su familia. Fue, como dicen quienes le trataron, un hombre bueno a quien la ciudadanía oscense sigue recordando con el apelativo que se le dio como director y compositor de la Banda de Música de la ciudad: el Maestro Sampériz.
NOTA
[*] En 1998 se publicó el libro José Sampériz Janín (1910-1941). Un intelectual de Candasnos asesinado por los nazis, escrito por Valeriano C. Labara Ballestar.
Me hubiera gustado tocar los platillos en una banda así… muy buena la foto también. Saludos.
El grupo en cuestión en una banda de música militar y, según el que allí tocaba los platillos, era menos sencillo de lo que en principio pueda parecer.
Salud.
Si, lo se, no es tan fácil como muchos se imaginan… Saludos y feliz domingo.
Igualmente.
Antiguamente, parece que era corriente ser militar y músico de la banda municipal, pero creo que ahora eso ya no es posible.
Parece ser que cuando el Maestro Sampériz se hizo cargo de la banda municipal oscense ya estaba en la reserva, pero, años antes, había hecho compatible su carrera militar con la pertenencia a un grupo de música ligera que actuaba en las fiestas de los pueblos.
Qué de vericuetos tan intrincados tienen que transitar algunas vidas…
Un abrazo de finde!
Cierto, e incluso con ellos, los seres humanos salen adelante.
Otro abrazo.
No es lo de menos que un pueblo siga recordando.a un hombre bueno y que además les alegraba la fiesta co su música.
La foto bonita.
Salud.
Sí, fue un hombre querido y respetado, que es el mejor termómetro para calibrar la calidad humana de una persona.
Salud.
La guerra (in)civil y sus historias que, a casi noventa años ya, hay que seguir manteniendo vivas.
Si lo siguen recordando como Maestro es porque ha dejado una gran huella a su paso.
Abrazo grande, hasta la próxima
Las guerras dejan una huella que persiste en el tiempo e incide, de una u otra manera, en quienes la vivieron y en sus descendientes.
Cordialidades.
La de barbaridades que se cometen en la guerras, unos asesinados, otros enfermos y sin tener a nadie que les cuide y les de los alimentos necesarios para su recuperación, otros fallecidos en combates donde siempre pierde el que no tiene culpa.
Y lo malo es que cuando no es una, son dos o tres a la vez y no aprendemos.
Son situaciones que forjan el carácter de quienes sobreviven a tanto horror y consigues, pese a todo, encontrar un camino donde hallar momentos felices.
Uno relativiza sus problemas cuando descubre vidas tan intrincadas como la de esta familia. Claro que fue otra época y aquella guerra.
Si pasado tanto tiempo se le sigue recordando por su bondad, dice mucho de esa persona. Y no justifica nada lo que le sucedió, pero sí que da consuelo a sus allegados.
Gracias, Una mirada.
Un abrazo grande!
El Maestro Sampériz dejó un buen recuerdo; gran músico y mejor persona que, en las entrevistas que le hacían, no tenía inconveniente en hablar de lo que supuso la guerra para su familia, que se vio diezmada y señalada. Él se aferró a la música y a esa vocación encaminó sus pasos y con ella, también, el reconocimiento.
Otro abrazo inmenso para ti.
Que Sampériz provoque buenos recuerdos tras el paso de los años, muestra claramente que era una buena persona. Así como el «título» de Maestro que aún se mantiene. La muerte de sus tíos fue una muestra más de la barbarie de la guerra. Al menos José Luis pudo conocerlos de niño. Tremendo. Abrazo.
No solo se le recuerda sino que el quiosco de la música del parque lleva, merecidamente, su nombre en reconocimiento a su labor. Y en eso no hubo tiras y aflojas entre los grupos del Ayuntamiento porque el bueno de Sampériz era apreciado sin distinciones ideológicas.
Otro abrazo.