«Almacenes Simeón (Huesca), diciembre de 1969»: Foto cedida
En la década de los sesenta, cuando todavía los aparatos de radiodifusión ocupaban el lugar de honor en los hogares, Radio Zaragoza emitía un programa navideño, patrocinado por el Bazar X de la capital aragonesa, que tenía como protagonista al Pájaro Pinzón; se trataba de una avecilla que ejercía de corresponsal de los Reyes Magos en Aragón, observando el comportamiento de la grey infantil y trasladando sus conclusiones semanales a Radio Zaragoza, donde, entre trinos que, naturalmente, sólo podía comprender Pilar Ibáñez, la locutora, daba cuenta de las buenas acciones de Fulanito y las barrabasadas de Menganita, cuyos nombres terminaban inscribiéndose en sendos libros: el Libro de Oro y el Libro Negro del Carbón.
En el Barrio, la chiquillería escuchaba, no sin cierta aprensión, la retahíla de nombres intercalados en uno u otro libro; en ocasiones, la rabia y la vergüenza se apoderaban de quien se reconocía como el niño que se hacía pipí en la cama o la niña que no ayudaba a su abuela a recoger leña para la estufa; en otras, un niño obediente o una niña estudiosa escuchaban, emocionados, cómo Pinzón, traducido por la presentadora, gorjeaba sus filiaciones escritas en el anhelado Libro de Oro. Ni unos ni otras sabían que era Agustín del Correo, conchabado con las familias, quien ejercía, mediante cartas semanales, de chambelán voluntario de aquel pajarito acusica al que nada se le escapaba. Y, aunque el programa dejó de emitirse, Agustín del Correo mantuvo en activo a Pinzón, atribuyéndole, además, la capacidad de transformarse en cualquier ave que revoloteara o viviera en el Barrio, ya fuera la querida Bascués —la cigüeña vieja—, el búho de Casa Berches o cualquiera de los patos que la señora Camila paseaba entre las hierbas del arcén para que se alimentaran de caracolas de tierra.
…y aún sigue Pinzón —sobreviviente al inolvidable Agustín del Correo (1937-2010)— instalado en cualquier parte, oteando, desde el primer día de diciembre, a su tercera generación de insaciables pedigüeños infantiles del Barrio.
NOTA
Edición revisada y ampliada de un artículo publicado en esta bitácora el día 18 de diciembre de 2015.
Es preciosa esta historia, Una mirada. Me ha gustado mucho. He podido evocar emociones infantiles, vivencias acerca de los Reyes…
Me ha gustado mucho la historia de Pilar Ibañez (soy una enamorada de la radio, por dentro y por fuera) y, sobre todo, he seguido los enlaces que pones sobre Pinzón, hasta llegar a la triste entrada del 29 de diciembre de 2010.
Muy emotivo todo tu artículo de hoy. Y también se advierte (eso en todos tus posts) el respeto y el cariño con que hablas de todos los vecinos intervinientes.
Espero que este año tu nombre esté en el «Libro de Oro» y los Magos te traigan muchos regalos en forma de alegrías
No me extraña que te guste la radio con esa voz tan radiofónica que posees. Al igual que Pilar Ibáñez, hubieras sido la perfecta traductora del viejo Pinzón, al que todavía se sigue nombrando en el Barrio (donde, ciertamente, la mayoría de vecinos y vecinas cuentan con mi respeto y aprecio, igual que hay personas que ,fallecidas ya, se mantienen en la memoria porque formaron parte de momentos entrañables y felices de la niñez). También hay encontronazos y desafectos; pero son los menos.
Que esas alegrías que me deseas reviertan en ti de la misma manera.
Muchas gracias, amigo
Me has recordado un hecho aciago. Rafael Castillejo, el 4 de junio de 2021 «falleció» por culpa del coronavirus, una semana antes había hablado largo y tendido telefónicamente con el, ya que nos conocíamos personalmente y me comentó que estaba muy deprimido y a los pocos días me entero por Facebook que el virus «se lo había llevado».
Viene esto a colación ya que hay un texto de el Recordando a “Pinzón” de Radio Zaragoza.
No conocía ese Museo digital de recuerdos de Rafael Castillejo. Interesantísimo; más de una ojeada le daré. Tampoco sabía que el programa de Pinzón empezó a emitirse en los años cuarenta, porque, al menos en el Barrio, no se conoció hasta la década de los sesenta; todo un descubrimiento.
Cuántas vidas se llevó la Covid… Me he acordado de tu post de las sillas: Hoy, gracias a Pinzón, ha habido una silla más en la tertulia; la de Rafael.
Ha pasado a moderación, o a spam un comentario mío, lo siento.
Ya sabes lo tiquismiquis que es WordPress…
Recuerdos muy gratos. A mis hijos, que nacieron en EEUU, siempre les celebré la fiesta de la epifanía y claro el día de reyes magos. Escribes con una intensidad y una profundidad excepcional y es un enorme placer leer tus entradas. Un saludo.
Cuando se es niño, todos los eventos que lleven aparejados regalos son bienvenidos, sin importar las creencias.
Muchas gracias por tus buenas palabras.
Salud.
Un placer, siempre. Saludos
También yo he evocado aquellas noches casi insomnes en las que los reyes de oriente venían a casa. La historia es emotiva y preciosa por la ingenuidad de sus protagonistas, la misma que tenía yo. Me gusta la radio, de siempre en mis idas y venidas al trabajo sintonizaba mis emisoras favoritas. Ahora con esto del teletrabajo sigo haciéndolo en casa, si bien desde la web de la emisora. Los tiempos cambian pero hay sensaciones que siguen permanentes. Precioso recuerdo a Pilar Ibañez y a Agustín del Correo sobre los que indagaré en cuanto envíe este comentario. Un abrazo.
Durante años, la radio fue la Caja Mágica (tengo in mente aquellos imponentes aparatos que tenían su sitio de honor en cocinas y salitas familiares), el medio de comunicación por excelencia que tenía franjas horarias para mayores y pequeños. En ese contexto, aquel Pinzón (que hoy la psicología infantil tacharía de traumático) era lo más en el diciembre prenavideño de muchos hogares aragoneses. Además, Radio Huesca retransmitía «en directo» la llegada de Sus Majestades de Oriente a la nevada Canfranc, desde donde, cambiados los camellos por caballos, se dirigían a Huesca con una hilera de camiones cargados de juguetes. Todo muy emotivo. Quizás a los niños y niñas que fuimos nos duraba la ingenuidad (o la ilusión, vete tú a saber) durante más tiempo que a las criaturas actuales.
No te olvides de dejarles a los Magos y sus cabalgaduras algo para reponer fuerzas.
Ahora se denominaría maltrato infantil poner en evidencia cosas de las que un niño no es culpable, como lo de hacerse pis en la cama. Vamos, que el pajarito no era muy políticamente correcto.
Para los cánones actuales incluso traumático, pero lo cierto es que, las criaturas de entonces que escuchaban el programa, guardan un buen recuerdo de él.
Gran historia! Feliz año 😘
Muchas gracias, Manuela. Buen Año también para ti,
¡Qué bonito!
Así es la ilusión y la inocencia de los niños. Creo que no hay nada más bonito en todo el Planeta, más cuando les hacen este tipo de cosas que -a buen seguro- nunca olvidarán.
Es adorable imaginar las caritas de sorpresa al ser descubiertos, la atenta escucha a lo que se retransmitía, pensar cómo todo aquello tenía que ser producto de la «magia» de lo Reyes Magos porque nadie más podría saberlo.
Me encanta.
Espero que nunca perdamos la niña o el niño que llevamos dentro. La ilusión no se compra y es uno de los bienes más preciados para el alma. Ilusión y esperanza.
¡Felices Reyes Magos, Una mirada!
Que te traigan todo lo que has pedido junto a una gran dosis de ilusión.
Abrazos.
Así es. Ilusión, ingenuidad en esos días previos a la Noche Mágica donde cada cual esperaba que Pinzón resaltara lo mejor de cada personita para que los juguetes vencieran al carbón y sus nombres quedaran registrados en el Libro de Oro. Además, como me contaba, entre risas, uno de los adultos que de niño escuchaba el programa, « si había carbón, era del comestible, que estaba bien bueno«.
Seguro que nuestros Magos Oientales se portan bien contigo. Libros tendrás, seguro.
Más abrazos.
Educar a los niños es sembrar para nuestro futuro, que dependerá de cómo se haga. Preciosa historia. En diciembre de 1969, la época de esa foto, apenas tenía yo un par de meses de vida.
Aprovecho para desearte un 2023 muy feliz.
Las criaturas de la foto estaban desde los cinco años de la más pequeña a los once de las dos niñas más mayores, así que incluso podrías haber estado tú perfectamente allí en tu cochecito de bebé.
Que sea un buen año, este de 2023, también para ti.
Hermosos recuerdos.
Como en esa película de Woody Allen donde la radio es la actriz principal.
Yo soy un hijo de la TV, pero siempre me gustó viajar al pasado, soy de escuchar radio y su última metamorfosis: podcast.
Viendo la foto, debieron ser unas fiestas navideñas y de reyes memorables.
Salud!
La radio es una superviviente en una sociedad donde la imagen tiene mucho protagonismo y la television es el aparato familiar por excelencia. Pero en los años sesenta, al menos en España, la radio era el medio popular junto al que se reunían las familias.
La foto tiene ese punto vintage y simpático de las viejas celebraciones.
Salud.