«Fosa en Huesca. Octubre 2018»: Archivo personal
«[…]No nos cabe duda que, cuando pase el tiempo suficiente y haya quien escriba la historia que ahora se escribe, la historia de estas décadas de apertura de fosas y esfuerzo incansable por la trinidad memorialista (verdad, justicia y reparación), el nombre de Capapé figurará en la larga lista de los que nunca reblaron». Carlos Neofato, miembro del Círculo Republicano Manolín Abad de Huesca, tras el fallecimiento de Miguel Ángel Capapé Garro (1958-2022), luchador contra el Olvido y la Desmemoria.
Solo quien ha vivido esa experiencia, única, a pie de fosa recién abierta, quien ha sentido el estremecimiento de una persona muy mayor ante los huesos desbaratados del padre y del hermano rescatados del olvido o la turbación de la nieta o el bisnieto con los ojos fijos en el cráneo horadado del ancestro al que no conocieron en vida, puede comprender la comunión que se establece con los arqueólogos forenses que han ido apartando la tierra compacta hasta acceder a los restos de osamentas grises y quebradizas, documentado y fotografiado cada centímetro cúbico despejado, cada vestigio (una hebilla, una suela, una bala) que comparte espacio con el esqueleto que un día fue un hombre, una mujer cuya vida quedó truncada en horrendo sinsentido, arrastrando a la desesperación durante décadas a sus familiares, obligados a ocultar el dolor de la ausencia y, en muchos casos, a convivir y/o servir a los asesinos.
A falta de la prueba de ADN que confirme y dé la filiación correcta de los despojos desenterrados, la mirada de los deudos, entre el alivio y un tropel de sentimientos de difícil adscripción, se posa sobre las personas que han hecho posible el milagro, las que, conocedoras del cúmulo de sensaciones que atenazan a los familiares, asistentes durante días a los trabajos de exhumación, respetan ese silencio que sobrevuela los alrededores de la fosa al descubierto. Y los roces de empatía, la suavidad de las manos en hombros o brazos suplen las palabras. Ahí, en esos instantes, la humanidad de Miguel Ángel Capapé —experimentado investigador y documentalista a cuya tenacidad se debe la apertura de dieciocho fosas de la guerra (in)civil en la retaguardia aragonesa—, su presencia bonachona y su inagotable vitalidad (pese a la enfermedad que lo llevó a la tumba pocos días antes de Nochebuena) rompían la tensión del momento reconvertida en un Gracias inmenso, sincero, pequeño homenaje en el que no solía faltar un abrazo reconfortante. Para él, para Miguel Ángel, era suficiente.
Hoy y siempre, Miguel Ángel, otra vez: ¡Gracias!
Sit Tibi Terra Levis.
No conocía nada sobre Capapé, pero el enlace inserta un anuncio fijo que no permite leerlo…
Abrazo!
Gracias por el aviso; he cambiado el enlace para que sea visible con cualquier navegador.
Otro abrazo.
Me había enterado del fallecimiento de Capapé, pero realmente no lo conocía.
Oigo que se levantan
Voluntades hermanas
Y prenden en el aire
Sus hermosas palabras.
Ando este silencio
Con vientos de esperanza
Por encima del
Miedo,
El terror,
La amenaza.
PONGO MI VOZ
PARA EL QUE QUIERA USARLA
COMO SU PROPIA VOZ,
COMO SU PROPIA ALMA.
PONGO MI VOZ.
Entierro la nostalgia
Que nos amordazaba,
Poblada de temores,
De heridas y añoranzas.
Hago mías las voces
Que han crecido en la rabia,
Se han hecho de hierro
Templadas como espadas.
PONGO MI VOZ
PARA EL QUE QUIERA USARLA
COMO SU PROPIA VOZ,
COMO SU PROPIA ALMA.
PONGO MI VOZ.
Olor de enredaderas
Refrescan las ventanas,
En las cárceles tiemblan
Los cerrojos y aldabas,
Abriremos sus puertas
A la nueva mañana
Rescatando las vidas
Que nos fueron robadas.
PONGO MI VOZ
PARA EL QUE QUIERA USARLA
COMO SU PROPIA VOZ,
COMO SU PROPIA ALMA.
PONGO MI VOZ.
Escucho inconfundibles
Por los pueblos de España,
Voces con tanta fuerza
Que arrancarán montañas.
Esfuerzos solitarios
De gente solidaria,
Han unido su frente
En esperanzas hermanas.
PONGO MI VOZ
PARA EL QUE QUIERA USARLA
COMO SU PROPIA VOZ,
COMO SU PROPIA ALMA……………..
Sit Tibi Terra Levis.
Labordeta, Carbonell, La Bullonera… De aquellos cantautores que tanto camino hicieron con sus letras, solo sobrevive Eduardo Paz, la otra mitad de La Bullonera… Se nos van referentes, como ellos y Miguelón Capapé, pero nos quedan el recuerdo y las firmes huellas de su paso por la vida.
La foto del post y las que aparecen al final del enlace de AraInfo sobre Capapé son espeluznantes. El trabajo de este hombre y de sus compañeros, ha sido y seguirá siendo vital, no solo por el bien hacer desde un punto de vista forense, sino como indicas en tu texto, porque destila humanidad y empatía con las emociones cercanas de los familiares, tras tantos años de búsqueda y dolor. No conocía a Capapé, pero ha sido admirable su labor. Abrazo.
Supo compatibilizar su propia búsqueda haciéndola solidaria con la de otras gentes, en una laboriosa tarea en la que se dejó la piel y por la que siempre será recordado. Recuerdo una imagen suya, impagable, abrazando a Martín Arnal, casi centenario, que se mantuvo durante semanas a pie de fosa, mientras eran exhumados los cuerpos de uno de sus hermanos y otros vecinos de su pueblo asesinados ochenta años atrás;es una imagen con una carga emotiva tremenda, con los restos óseos junto a ellos.
Cordialidades.
Afortunadamente, ahora tenemos esos análisis de ADN, pues yo he conocido personas a las que entregaron, terminada la guerra, unos restos que se suponía eran de su padre y siempre dudaron de que fuera así. Y eso debe ser tremendo…
Así es, porque en la mayoría de las fosas hay muchos restos de diferentes personas y solo las pruebas de ADN (que tardan meses, pero son certeras cuando hay con qué compararlas) certifican que la persona es aquella en concreto.
La verdad que sobrecoge leer esta entrada, uno se pone en el lugar de ese familiar que expectante aguarda a saber las pruebas que confirmen la identidad de los asesinados.
Es mucho dolor, rabia, indignación, frustración, tristeza.
Tremendo.
Está bien que nos lo recuerdes, Una mirada.
Tu granito de arena en la conservación de la memoria histórica anida en cada persona que te lee, y se multiplica por mil.
Un abrazo.
La idea era homenajear a Miguel Ángel compartiendo la realidad de una exhumación, una labor tediosa que comienza con la localización de la fosa y la acotación del terreno sobre el que se trabaja, durante semanas, hasta conseguir sacar a la luz lo que esconde, que no resulta grato a la vista pero que supone el primer atisbo de esperanza para poner punto y final a una historia. Más que rabia, es alivio lo que sienten los familiares, alivio ante el deber cumplido porque ya pueden inhumar dignamente esos restos.
Más abrazos.
Cierto.
Gracias por puntualizarlo. Cuando, como es el caso, se concreta en una persona el hallazgo, la sensación de alivio de sus familiares debe ser muy importante y crucial.
La verdad es que sí, salvo que, en la mayoría de los casos,en la misma fosa hay varios cuerpos y no siempre se consigue identificar a todos.
Otro comentarista ha escrito que la foto del encabezamiento y las del enlace son espeluznantes, estoy de acuerdo y añado que son también necesarias como documentos históricos de unos años que no deben repetirse. La canción de la Bullonera no la conocía y me ha gustado mucho.
Aprovecho para desearte un feliz 2023.
Saludos.
JBernal
La canción es de 1976, con el franquismo coleando y lejana todavía la posibilidad de intervenir en las fosas que se conocían.
Que sea, también para ti, un año excelente.
Salud.
En el nombre propio de Miguel Ángel Capapé va el homenaje para todos los luchadores en contra del olvido y las iniquidades.
Para las fiestas de fin de año, en esta parte del mundo, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo han recuperado a los nietos 131 y 132… y ahí siguen luchando: desenterrando huesos, abriendo fosas comunes y cotejando ADN.
Aunque el negacionismo sigue firme, la lucha continúa.
Abrazos
No solo sigue el negacionismo sino que molesta sobremanera que se saque a colación el tema, como si quienes buscan conocer el destino de sus familiares estuvieran cometiendo un delito.
Celebro que las Abuelas sigan luchando. Por mucho que se entierre la verdad, termina saliendo a la superficie.
Cordialidades.