«Otoño en la Charca»: Archivo personal
Presta el Sol sus destellos, que no su calidez, a los contados paseantes que peregrinan por el Anillo Verde de Zizur, hostigados por ráfagas intermitentes de aire frígido que se entremete, malicioso, por los intersticios de las prendas.
Marca el termómetro cuatro grados.
Por el camino del campo de fútbol llegan, pedaleando, Iliane y las hermanas Cristea, con los botellines de agua, los hojaldres rellenos de chistorra, la caja de garroticos y los cafés prometidos anidados, entre bolsas, en los cestos de las bicicletas, sobre los que se lanzan, como náufragos famélicos y sedientos, quienes aguardaban en el banco más próximo a la Charca. Apenas un hilillo humeante se desprende de los vasos al despojarlos de sus tapas herméticas, extremadamente tibia ya la bebida, ardiente apenas ocho minutos antes.
Ofrecen garroticos al lector del periódico del banco contiguo, a cuyo lado, acurrucado junto a una novela de Antonio Tabucchi, dormita un pequinés orondo y malcarado enfundado en un jerseicillo verde, y a la mujer que realiza estiramientos en el vallado que delimita el agua.
Se habla de las previsiones meteorológicas, de los incivilizados que han esparcido basura junto a la lagunilla, enmugreciendo un entorno de postal de otoño; de la hermana de la mujer de los estiramientos, a la que tironearon el bolso por la travesía del pinar; de los cólicos del pequinés, “tan cariñoso como era y le han agriado el carácter”, y de la observancia de la norma de los conductores y conductoras de la villavesa [*], que no dejan subir pasajeros sin mascarilla aunque diluvie.
Veinticinco minutos después, cuando los dos extraños y el perro abandonan las inmediaciones de la Charca, verbaliza Madalina Cristea: “Ni el culo me noto del rato que he estado sentada en el suelo escuchando desahogos”.
Marca el termómetro siete grados.
NOTA
[*] Popularmente, nombre que reciben los autobuses urbanos de Pamplona.
Ha sido brillante la exposition, o sea, el espejismo, pero la realidad siempre se impone. A veces las cosas no son lo que precentor a simple vista y la foto esta fenomenal, ella misma y el paisaje. Bon dia y feliz finde.
Es un paisaje muy sugerente y con la ventaja de estar en los mismos límites de la localidad.
Igualmente, buen fin de semana.
Que bien… un bello dia valenciano, hace un poquito de frio, pero el sol brilla como siempre… Saludos
Valencia es tierra soleada; aquí, en cambio, no nos abandona la niebla y no hemos subido de 3º. Ojo, que no me quejo, que tolero mejor el frío que el calor.
Tienes razón, València es tierra soleada, son muy poco los días grises que nos tocan al año y yo igual, prefiero el frío y como aquí no es tanto, venga, es un placer. Ojalá mejore vuestro tiempo…
Tienes el don de convertir en relato de lo más interesante y atractivo la descripción detallada de esas «fruslerías» que cualquiera de nosotros podría escuchar indiferente en el parque en un día de invierno.
Tus letras vuelven importante cada fruslería, Una mirada.
Un abrazo!
Es que por muchos grandes acontecimientos que se sucedan en una vida, es lo cotidiano, lo aparentemente supefluo, lo que la caracteriza, aunque no siempre seamos capaces de apercibirnos y valorar esas pequeñeces.
Otro abrazo para ti.
En Zaragoza, ahora mismo marcan 4º de temperatura los termómetros, lo sé ya que vengo con el coche de comer en casa de uno de mis hijos y no estaría nada mal un café con leche bien caliente con uno o dos de esos garroticos. La chistorra me encanta, pero ahora mismo no me apetece ya que he comido cocido montañés de Cantabria, un enorme plato que he terminado rebañando con pan hasta dejarlo limpio.
Quizás un plato con abundante jamón y pan, sería bueno para terminar de entrar en calor, es que veo que van a ser las nueve y a falta de algo caliente… hasta lo podría pasar por la sartén.
Así que, como buen aragonés, tambien eres de mojar pan y sacarle brillo al plato… Con el platazo ese de cocido que has comido, ya te pueden echar temperatura baja, ya, aunque no sé si te cabrá un garrotico. A mi la chistorra me va poco, soy más adicto al sabor y el aroma de la longaniza de Graus, pasada por la sartén o a palo seco en rodajas. Y que no falte el pan, por supuesto.
Me han dicho que en uno de los super donde compro, tienen una chistorra muy buena y tengo curiosidad por probarla para ver que diferencia hay con nuestra longaniza de toda la vida. Que ahora también llaman chistorra, por cierto…
Si la compras o la pruebas, al menos que sea la chistorra original navarra. En la zona de Huesca no podríamos llamar chistorra a la longaniza porque son dos embutidos completamente diferentes.
¿Chistorra original navarra? Es un súper, no una tienda gourmet… Antes tenían «chorizos criollos» y parece que les han obligado a poner «Chorizos estilo criollo»… o algo así.
No necesariamente gourmet, que, normalmente, en los envoltorios hay referencias al origen del producto.
Aquí, la longaniza era antes igual que el chorizo fresco, sin curar, pero más delgada y sin atar, pero ahora le llaman chistorra sobre todo en los super.
https://www.tiendamaruja.com/es/de-cerdo-blanco/23-longaniza-trevelena.html
Pues mira por dónde, a esa Longaniza Treveleña de la foto, yo la llamo chorizo.
Bonita foto…
Tal cual es esa zona verde.
Con esa manera tuya de relatar, mirando lo que te rodea pero sobre todo el interior de las personas que están allí, cualquier «fruslería» se convierte en algo único y especial.
La foto es preciosa, me encantaría pasearme por allí. En cuanto al frío, no lo temo, muy al contrario siempre que viajo voy buscándolo porque aquí apenas tenemos frío salvo días contados al año y las temperaturas nunca son tan bajas. Me gusta la ropa de invierno, abrigarme y notar el frío en la cara.
Un abrazo otoñal, casi invernal.
De vez en cuando van bien los contrastes de temperatura de las diferentes estaciones, pero sucede que, al menos en esta parte de la península, tanto el otoño como la primavera duran poco a beneficio de invierno y verano, e incluso los inviernos van perdiendo fuste. Vivir en una zona de temperaturas suaves, como es tu caso, es un privilegio; el cuerpo, además, se adapta a aquello a lo que se ha acostumbrado con el paso del tiempo.
Más abrazos.
Como he anticipado en alguna otra ocasión, soy de salado más que de dulce y no cambiaría esos hojaldres de chistorra por los típicos garroticos. El día a día está lleno de momentos pequeños dignos de ser saboreados y no solo por los hojaldres, claro. Esas pequeñas cosas, como he escrito recientemente en el blog. Bella fruslería. Un abrazo.
Me acuerdo de tu querencia por los salados. En este caso, yo me decanto por los garroticos, también de hojaldre pero sin chistorra, que me va poco.
Pequeñas cosas, nimiedades, fruslerías… ¡bienvenidas sean!
Otro abrazo para ti.
Se ve que los desahogos hacen subir la temperatura. De Antonio Tabucchi guardo muy buenos ratos, aunque aquí el sol no es que no caliente, es que ni siquiera hace acto de presencia.
Por aquí el Sol está de atrezzo, pero, a ratos, se tiene la sensación que calienta y todo (aunque no sea así). De Tabucchi solo he leído Sostiene Pereira; el libro que estaba en el banco era La línea del horizonte.
Me gustaría saltar a ese paisaje tan bonito y pasearme.
Ah, pues si lo haces, ten cuidado con la pantalla del ordenador, jeje.
Todos los enlaces me han sorprendido, pero uno lo hizo de distinta manera.
¡He leído «Sostiene Pereira» hace bastante tiempo, y tengo un buen recuerdo de esa novela. Me la había recomendado un compañero de la universidad, del que luego de esa recomendación ya no supe nada más. Creo que él abandonó o eligió otras materias…
Tendría que volver a leerla o leer alguna otra de Tabucchi ¿cuál me recomiendas?
Con Tabucchi estoy como tú. Solo he leído Sostiene Pereira, así que mal puedo recomendarte otra obra suya. En todo caso, tal vez me decante y lea (cuando termine las lecturas pendientes) La línea del horizonte, que es el libro junto al que dormitaba el perro pequinés del post.
Me voy al final para que no se «adelgace» en el móvil.
Ya tengo la chistorra y, como me temía, de Navarra no tiene nada, pues está hecha en Valencia. A ver como está cuando la pruebe.
Estará buena, seguro, porque si no has catado la genuina de Navarra, no tienes por qué notar alguna sutil diferencia.
Curiosamente, Arguiñano ayer mismo hizo en la tele croquetas de chistorra. Y quien me la aconsejó me ha dicho que hay que freírla bastante y sin aceite. ¿Es así? Porque la longaniza nuestra se suele freír con vino.
Como la chistorra suelta mucha grasa, lo mejor es freírla sin aceite, en sus propios caldos, hasta que esté bien jugosa, despende del gusto de cada cual. Lo del vino no tengo ni idea porque no lo había escuchado nunca.
¡Gracias por la receta!