«Bajo el tapiz de las hojas»: Archivo personal
En el Pleno Ordinario que se celebró en el Ayuntamiento a mediados de noviembre, se aprobaron las obras de rehabilitación del local anexo a la Casa Abacial, cuya techumbre, reblandecida por múltiples goteras, amenazaba con derrumbarse en cualquier momento. Fue necesario un reacondicionamiento de urgencia de las partes del tejado que presentaban mayores desperfectos, a la espera de llevarse a cabo la reforma integral cuyo inicio se ha programado para la próxima primavera. Al tratarse de un inmueble de titularidad municipal y no eclesiástica, se destinarán a su restauración los ingresos percibidos del coto de caza y parte de la subvención para mejoras en la localidad concedida por la Diputación.
En los años sesenta y setenta se ubicó allí el Salón de Baile y, posteriormente, por iniciativa de monsieur Lussot, fotógrafo y cineasta francés que pasaba largas temporadas en el pueblo, la Sala de Cine Infantil, que pervivió hasta 1989. Sin más fuentes de calor que una estufa de petróleo y un radiador eléctrico, el frío era tan intenso que, en invierno, los jóvenes espectadores asistían a las sesiones matinales de los sábados rebozados en abrigos, gorros, bufandas y guantes, envueltos en el vaho de sus respiraciones.
El nevero, llamaba la chiquillería a aquel lugar, en cuya parte central, en semicírculo alrededor de la pantalla, estaban colocadas las sillas desparejadas que cada cual había llevado de su casa y que todavía siguen allí, polvorientas y deterioradas por el agua, como recuerdo de otro tiempo, al igual que el viejo mostrador de chapa del bar, cercano a la puerta, con siete u ocho cajas de fruta atornilladas a la pared que servían de alacenas para las botellas y vasos del antiguo Salón de Baile; tras la barra del bar, un arcón-nevera, que se enfriaba con barras de hielo, en cuyo frontal aún puede leerse: Cerveza San Miguel. Detrás, a la izquierda, una pared de mampostería, con dos aberturas rectangulares, separaba el proyector de los espectadores y, a la derecha, un disimulado cubículo con inodoro y lavabo.
En la parte delantera, junto a la pantalla retráctil sobre la que se proyectaban las películas, todavía se perfilan el dintel y las jambas donde estaba la puerta que comunicaba el anexo con el almacén de la Casa Abacial y que fue clausurada años antes de comenzar las sesiones cinematográficas, cuando mosén Ramiro, el cura viejo, descubrió que algunos mozos sacaban a la pista la imagen de una virgen descabezada que se hallaba desterrada en las dependencias de la Abadía, bailando con ella para jolgorio de la concurrencia. La gamberrada estuvo en un tris de suponer el cierre definitivo del local de esparcimiento, pero los buenos oficios del alcalde, cuyos hijos no eran ajenos al incidente repetido con la talla, y el buen corazón del sacerdote evitaron lo que mozos y mozas tanto temían y únicamente se quitó la puerta, tapiándose el hueco entre los dos recintos.
No se puede describir mejor, y dan ganas de trasladarse a ese tiempo, aunque suponga pasar frío si la película y la compañía son buenas. Seguro que el baile con la figura descabezada fue hecho sin mala intención; son cosas de juventud.
Tampoco te creas que sin tan mala intención, que no se trataba de quinceañeros sino de mozos de veintitantos años. Pero, sí, aquellos años de películas sabatinas podían con el frío y con todo, porque no era habitual que un pueblo tan pequeño tuviera Sala de Cine.
Bella descripción narrativa y me gustó mucho la foto también. Un saludo.
Muchas gracias, Francisco.
Salud y a terminar bien el festivo.
De nada, igualmente. Un saludo.
La Casa Abacial bien merece esa restauración, que tiene mucha y muy variada historia tras sus muros.
La foto preciosa. Entrañable y recoleta; “enxebre” que diría un galego.
Abrazo!
Y además de lo que apuntas, se gana un espacio comunal más que, una vez acondicionado, no es difícil su mantenimiento.
Qué gran regalo ese enxebre que desconocía y tan bien describe la esencia de la fotografía…
Otro abrazo y gracias.
Hay palabras cuya sonoridad ya parece toda una descripción aún sin conocer su significado ¿verdad? Y “enxebre” me parece una de ellas. Me encanta que te haya gustado.
Lo puro, lo auténtico, lo tradicional…. ENXEBRE. Que de eso saben mucho en Galicia, tierra venturosa donde la historia y los mitos asoman en cada rincón.
Esa hiedra de la foto me ha recordado, como se encontraría mi casica en Broto si no la hubiera cortado, al principio lucía espectacular se iba agarrando a la pared e iba echando raicillas, pero al llegar al tejado, se metía entre las tejas e incluso las levantaba, además por ahí subían lagartijas y entre sus hojas criaban los insectos, las arañas, por lo que me decidí cortarla.
Lo de la talla descabezada, no me parece bien, al fin y al cabo era una afrenta hacía las creencias de muchos feligreses.
Los muros colonizados por la vegetación son bonitos pero, como dices, llevan otros problemas añadidos si no se controla su crecimiento.
Fíjate que los autores del baile con la imagen son, hoy en día, personas de la tercera edad, lo que demuestra que las gamberradas tienen una larga trayectoria.
¿Y se sabe a que van a dedicar ahora ese local cuando lo restauren?
Eso no lo sé, pero seguro que sin uso no se queda.
Por lo que cuentas, es un lugar con alma. Quedan muchas cosas de entonces, que evocan la época y sus circunstancias.
Ojalá la rehabilitación sea tan exacta y precisa como la imagen que he hecho en mi cabeza del lugar, tras leerte. Ahora, eso sí, con calefacción para todos los visitantes.
Gracias,Una mirada.
Abrazos, hoy con 🌧 lluvia.
P.S.: La foto es una preciosidad.
Una vez que se reforme el interior, es poco probable que se parezca al lugar que fue originalmente, aunque siempre quedará el recuerdo de quienes lo conocieron como pista de baile primero y cine después. Solo el exterior mantendrá la misma apariencia.
Más abrazos entre neblinas.
Ese rincón de la fotografía es precioso 😍
Sí, es un lugar peculiar.
Tu descripción del «nevero» es tan realista, que casi me ha entrado frio y la puedo imaginar bien abrigados todos. Un lujo disponer de sala de cine en esos años. La gamberrada debió ser fuerte en esos años, suerte de la reacción del alcalde y del sacerdote. Espero que la restauración se lleve a cabo y sea un éxito. Un abrazo.
Es una descripción nacida de los propios recuerdos; no conocí la época del Salón de Baile, pero el frío del nevero, en la Sala de Cine, sí. Aquellos mozos, hoy abuelos, eran muy, muy brutos, y lo de la imagen de la virgen, según he oído, no es lo mas fuerte que hicieron.
Cordialidades.
jajajaja genial escena.
Parece sacada de una película de Fellini
Hombre, la escena de la virgen sin cabeza en la pista de baile es más propia de Buñuel. Si hubiera conocido la anécdota seguro que la hubiera intercalado en alguna de sus películas.