«De la tierra»: Archivo personal
En la calleja donde se ubica el Mia-te tú, zarandeaba el viento helador a la clientela tempranera que doblaba la esquina de la calle Alta para dirigirse al restaurante en el que unas humildes y reconfortantes sopas de ajo abrían lo que Mª Ríos, la chef, denomina Cena de Casa Nuestra, que este último domingo de noviembre se componía, además, de un salteado de alcachofas, setas y trigueros, como segundo plato, y, de postre, el más delicioso mostillo que paladar alguno haya catado.
“Pensaba que habría parrillada de verduras”, comentaba alguien. “No, la parrillada la puse el domingo pasado, pero cualquier dia la repito y te aviso”, respondía la cocinera.
Iba dejando Mariángel, la camarera, las humeantes soperas de loza sobre las cinco mesas ocupadas y se servían los comensales la ración apetecida mientras Mª Ríos asomaba por el hueco del pasaplatos con un “quien quiera más, solo tiene que decirlo”.
En el jardín, el entoldado que techa las mesas exteriores bailaba al ritmo impuesto por el cierzo y, con cada arremetida, se escuchaban los chasquidos del varillaje como si, de un momento a otro, la estructura fuera a desmoronarse contra la cristalera del comedor.
“Echamos el penúltimo trago en el Salón Social, ¿o qué…?”, sugería Emil una vez dieron cuenta de los cafés y licores y desalojaron la estancia para que Mariángel la preparara para el segundo turno de cenas.
Embestidos por el viento, caminaron a trompicones hacia el centro de la localidad, con los cuerpos encogidos y buscando la protección de los muros de las casas. Apenas eran las diez y ya se había transformado el Barrio en un pueblo fantasmal, con las escasas farolas de la calle Alta iluminando precariamente el recorrido hasta la plaza, entre viviendas cuya impuesta lobreguez las hacía parecer deshabitadas.
Menuda lifara, así ya puede venir nieve y frío.
Salud.
Pues sí, y sin añadir chuletón o similar, jajaja.
Salud.
La comida de la fotografía se ve muy apetitosa, 😋
Se nota hasta caliente, ¿verdad?
Un menú delicioso. Ideal para combatir los fríos y vendavales.
No sabía qué era el mostillo, tiene que estar riquísimo.
Es un bocado exquisito, y creo que muchas zonas españolas tienen su versión de este postre.
Me alegro de volverte a ver en la virtualidad, Usoa.
Así ya puede aguantarse una gran nevada o una ola de frío. Por cierto el mostillo lo preparaba mi padre todos los años en Navidad y Reyes.
Es había oído, que, antes, se tenía como un postre navideño. Bien bueno que es, y contundente.
Pues me apuntaba ahora y bien a gusto a la Cena de Casa Nuestra para entrar en calor, hoy tarde y noche lluviosa, ventosa y fría por estas tierras. Y el delicioso mostillo sería la guinda. Que mira que soy más bien de salado, pero reconozco que debe estar buenísimo. Así que igualmente haría el «esfuerzo» jajaja. Apetitosa noche. Un abrazo.
…y si amén de llenarte el estómago de las sopas de ajo, el salteado y el mostillo, culminas la faena con un par de vasicos de aguardiente casero con misteriosos ingredientes, ya pueden venir noches desapacibles y turbulentas, que ni te enteras…
También por esta zona el Otoño anda desplegando toda su artillería preludiando el invierno que se acerca.
Otro abrazo para ti.
Ya veo que en ese Barrio os cuidáis… Menuda pinta tiene el salteado. La sopa me atrae menos, pues no me gusta el pan remojado, a no ser que esté bien frito.
Coincido contigo en lo del pan bien frito y crujiente, que es lo que le da el toque final a una buena sopa de ajos.
Y qué bien se pasan las reuniones así; con gente agradable, con una buena comida, la sobremesa que se alarga dicharachera. Dan ganas de unirse a esa celebración (porque es una manera muy buena de celebrar la vida, aunque no existe fecha señalada en el calendario) y a buen seguro me daría pereza irme con tan buen escenario que nos regalas para degustar.
Qué maravilla los pueblos y sus gentes, las cosas auténticas y el placer de lo cercano y sencillo. Para qué más!?!?!
Gracias, Una mirada.
Un besote.
Ya se sabe que la comida une. Agruparse alrededor de una mesa y compartir charla es una actividad grata; si, además, los alimentos dejan buen sabor en la boca, el momento se intensifica y quisieras que no terminara nunca. Las relaciones sociales hay que mimarlas, independientemente del lugar donde se viva.
Otro beso para ti.
Todo muy ameno, excepto el clima.
Por aquí aún no se hizo presente el calor extremo pero como siempre en las noches de navidad y año nuevo, se le da por los 35 grados
Abrazos
Se me hace tan extraño pensar en una Navidad a 35º… Por estos pagos ya hemos comenzado con el termómetr bajo cero.
Más abrazos.