«Remanso»: Archivo personal
La llegada de Las Milagritos —abuela, hija y nieta, todas llamadas Milagros— con la furgoneta de la comida es recibida con aplausos desde la amplia cornisa, reconvertida en merendero, en la ribera de la poza —de aguas todavía frías y levemente túrbidas— donde la chiquillería se zambulle con acompañamiento de chillidos, salpicaduras, tiritonas y admoniciones de los adultos.
Pasea el Sol su impronta cálida por los cuerpos aligerados y tendidos sobre las hierbas mientras en las fuentes y fiambreras bien cubiertas aguardan la ensalada de pasta, los cachopos de york, foie y queso y la macedonia de frutas y se refrescan en la orilla, a medio sumergir y encajonadas entre piedras, las bebidas.
Acicalan sus diminutas mandíbulas los insectos bajo las madreselvas; se aquietan las lagartijas en falso sueño; huyen, aguas abajo, las recelosas madrillas…
Se asienta en el Barrio, con el primer chapuzón dominical, la primavera.
«Veamos» dijo un ciego.
Potámides es equivalente a ninfa de los ríos, y ninfa a su vez equivale a náyade.
Dime donde están estas Náyades de Gioacchino Pagliei, que voy inmediatamente a verlas.
No te las guardes para ti, y no me digas que tu te refieres a las ninfas acuáticas de ciertos insectos.
¿Para qué recrearse en pictóricas náyades si la realidad las expone, espléndidas, a los ojos que las contemplan…? Imagínate unas Potámides, todavía con la piel pálida del invierno, retozando bajo el Sol primaveral, con sus trajes de baño coloristas haciendo juego con el paisaje mientras las Potámides chiquititas, alegres ninfillas, se funden con el agua, carcajeándose del frío.
Y si hablamos de ninfas y de náyades, podemos hablar también de nagas bajo el agua.
…pero hay en esas naguinis del Parque García Lorca un poso de amargura que no se encuentra entre las ninfas y ninfillas asomadas a la poza.
Como no va a haber un poso de amargura con lo feas que son las fuentes…
Digamos que no son muy convencionales.
Yo es que me he quedado con lo de los cachopos de york, foie y queso. Debe ser la hora en que me paso por su cuaderno, en pleno mediodía, o la obsesiva fijación que uno tiene en las cosas del comer…
Un conocido me hacía notar las constantes referencias culinarias que hay en esta btácora… Pero ya concluímos una vez por aquí que los pequeños, medianos y grandes momentos parecen ir unidos a la comida.
Y porque ese conocido quizá no ha visto las fotos en Flickr. Yo subiendo iglesia tras iglesia y tú plato tras plato.
Y que sigan las referencias, que colocaré gustoso la cuchara, el cuchillo y el tenedor a los lados del teclado para mayor disfrute… Y que sigan, como digo, que le dan mucho colorido y llenan de credibilidad todo lo que se cuenta, que somos gente que comemos mientras amamos, reímos, sufrimos, etc… que es lo que es vivir; y si falta algo de ello, no se vive.
Le advierto, Charles, que yo soy más de comer con la vista… Y eso era, precisamente, lo que divertía a mi conocido.
…lo cual no lleva aparejado, apreciada Senior, que tú seas una beata y yo un tragaldabas, 😀 sino dos personas que recrean su vista.
Ventaja a mi favor: que las iglesias barrocas y la caminata hasta donde están no engordan, mientras tus platos ya se sabe a donde van a parar después de la foto. .
Reconocida y envidiable ventaja la tuya, pardiez, que no necesitas sustento alguno. En cambio, yo acabo de caer en la tentación de un guiso de alcachofas con guisantes y zanahorias. La carne -la mía, digo- que es débil.
Pues les confieso que a nada de eso se le debe dar la espalda, que las iglesias barrocas son como un maravilloso teatro de piedra y madera en el que nuestros antepasados se despacharon muy a su gusto, las caminatas las adoro y ejerzo cuando el tiempo me deja, pero lo de comer lo hago tanto con la vista como con el resto de los sentidos, dándose el caso de que se desacompasan y lo que al ojo parece poco, a mis entrañas termina por rebasar… gula pura y dura.
Efectivamente.
Y aleje cualquier preocupación: Ni yo menosprecio las realizaciones fotográficas de Senior citizen, que tanto me acercan al sur, ni ella -estoy seguro- lo hace con mis humildes construcciones gastronómicas.
Tus construcciones gastronómicas, que algunas veces también son barrocas, por cierto…
Por ejemplo, a ese guiso de alcachofas y guisantes, yo le quito las zanahorias y me queda más renacentista.
Y con unos dados de queso nos pasaremos al cubismo…
Apreciada y apreciado: Sus aportaciones y sugerencias serán tenidas en cuenta y, en el interín, disfrutemos de todo aquello que gratifica nuestros sentidos.