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Archive for the ‘Varekai’ Category

"Beneath the stain of time": Domen Lombergar

«Beneath the Stain of Time»: Domen Lombergar


El Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha dictado resolución favorable a los ciudadanos bosnios Jakob Finci -judío- y Dervo Sejdic -gitano- en la demanda por discriminación que ambos interpusieron contra los artículos de la Constitución de Bosnia-Herzegovina que los consideraban no aptos para ocupar sendos escaños en la Cámara Alta del Parlamento o para presentar su candidatura a la Jefatura del Estado.

La Comisión Electoral impidió en su momento a Finci -que ejerció como embajador de Bosnia en Suiza y fue representante de la comunidad judía de Sarajevo-  y a Sejdic -conocido lider en defensa de los derechos de las minorías-  su concurrencia a las elecciones bosnias en virtud de una cláusula suscrita en los Acuerdos de Dayton (1995) por la que la Cámara Alta y la presidencia están exclusivamente reservadas a miembros de las comunidades enfrentadas en la guerra de la antigua República  de Yugoslavia – serbios, musulmanes bosnios y croatas-. Dichos Acuerdos supusieron, desde el mismo día de su redacción, una afrenta a la ciudadanía considerada étnicamente impura, es decir, judíos y gitanos  -que padecieron la guerra pero no estuvieron entre los contendientes-   y descendientes de parejas mixtas.

El Tribunal europeo argumenta en su sentencia que la existencia de una ley bosnia que divida a la ciudadanía en dos categorías y prohíba expresamente a judíos y gitanos presentarse como candidatos electorales carece de cualquier “justificación objetiva y razonable” en tanto y cuanto “es contraria a la Convención Europea de Derechos Humanos”, que rechaza cualquier tipo de discriminación.


«Probablemente sea el de Dayton el acuerdo de paz con mayor éxito alcanzado en el mundo en el último cuarto de siglo«.- Richard Holbrooke, mediador en los Acuerdos de Dayton y artífice, con o sin conocimiento, del apartheid socio-político que ha obligado a actuar, previa denuncia, al Tribunal de Estrasburgo.

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Clay Bodvin: "Still Life Room 1"

“Still Life Room 1”: Clay Bodvin


Niña, me podías dar de eso, que igual se me apaña la rodilla”, pide, zalamera, la tía Chele a la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio. ‘Eso’ es la dosis de glucosamina con que la veterinaria trata la artrosis de Zaramandico, un burro cercano a la cuarentena, considerado una reliquia por ser el último ejemplar de su especie que queda vivo en la localidad. Chelenée Pilar- es una vieja gitana de la misma quinta que la señorita Valvanera, la antigua maestra, a quien la veterinaria da el tratamiento de tía como señal de respeto, sin que exista entre ellas más parentesco que el derivado de compartir la misma etnia.

La señorita Valvanera y la tía Chele mantienen excelentes relaciones desde que la primera era una joven maestra a quien Antonio, el marido ya fallecido de la enjuta gitana, recogía cada domingo por la tarde en la carretera donde la dejaba el coche de línea y la acompañaba hasta el Barrio brindándole el fuerte lomo de Ponzano, el mulo, para salvar los últimos kilómetros de pista de tierra. El bucólico viaje se completaba los viernes por la tarde en sentido contrario, con parada obligada en la localidad de residencia de la pareja de  -entonces-  jóvenes gitanos, donde una muy dispuesta tía Chele entretenía a la señorita Valvanera hasta que el decrépito autobús tocaba la bocina para anunciar el inicio del recorrido hasta la ciudad.

Si al burro le va bien, ¿por qué no a mí? Los dos somos viejos”, insiste la tía Chele mientras observa con atención el brebaje de algas que se sirve la señorita Valvanera. “Huele a podrido”, le dice. “Pero es mano de santo, Chele”, replica la maestra.

A la tía Chele la recoge en el coche, dos o tres veces por semana, la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio para subirla a pasar la tarde con la antigua maestra. Las dos añosas mujeres, de mentalidades y vidas aparentemente tan dispares, apuran las horas con palabras y silencios, compartiendo confidencias, remedios caseros para sus respectivos achaques y novelas de Anne Perry que la señorita Valvanera saca de la Biblioteca Municipal para su comadre la gitana. “Ya ves, Valvanera, qué desagradecida es la señora veterinaria, que no ayuda a esta pobre vieja”. “Lo que voy a hacer es pedirle una cita en el Centro de Salud y le cuenta a la doctora que a partir de ahora se va a convertir usted en paciente mía. Y habrá que hablar con el señor Juan para que le haga un hueco en la cuadra de Zaramandico”, bromea la veterinaria. “¿Qué te decía yo, Valvanera? Los gitanos jóvenes están perdiendo el respeto a sus mayores”. La tía Chele ríe mientras hace amago de abofetear el rostro de la veterinaria.

Un fallido intento de cierzo hace que ondeen los visillos de la ventana de la cocina de la señorita Valvanera. “Ojalá refresque”, suspira la maestra.

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De vez en cuando diez u once muchachos de la Magyar Gárda se instalan en las dos entradas de la calle.  Cuchichean entre ellos. Nos miran. Se ríen. A veces, escupen. Nos señalan. Levantan el brazo derecho. Se ponen firmes. La gente no dice nada; vamos y venimos por una acera o la otra, pero no intentamos salir de los límites de nuestra calle hasta que los cancerberos que vigilan nuestros pasos se marchan. Magda K., activista gitana.

Krisztina Morvai, abogada húngara que formó parte del Comité Europeo de Derechos Humanos, es la candidata del partido nacional-exclusivista-racista Jobbik Magyarországért Mozgalom, –Movimiento por una Hungría Mejor-,  que aspira a un escaño en Estrasburgo en las próximas elecciones europeas. La experta en Derechos Humanos sustenta su campaña, irónicamente, en despojar de los derechos fundamentales a los más de 700.000 seres humanos de etnia gitana que residen en Hungría. Su estrategia es tan sencilla como efectiva: Convertir a los componentes de ese siete por ciento de población húngara en principales responsables de la feroz crisis económica que afecta al país, amén de atribuirles la autoría del noventa y cinco por ciento de los delitos que se cometen dentro de las fronteras húngaras.

La Sra. Morvai, que no reconoce los principios excluyentes y racistas de su partido ni la existencia, dentro de él, del grupo paramilitar Magyar Gárda, ha amenazado con llevar ante los tribunales a quienes insisten en identificar la simbología, parafernalia y filosofía de su partido con el antiguo Partido de la Cruz Flechada, brazo ejecutor del Partido Nazi en Hungría durante la II Guerra Mundial.

Los últimos sondeos electorales auguran al Jobbikpartido al que estaba vinculado uno de los cabecillas del intento de asesinato de Evo Morales– entre el cinco y el seis por ciento de los votos, con grandes posibilidades de lograr un escaño en el Parlamento Europeo.

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Permitidme, hermanos arrebatados de la vida, //que bese el barro donde duermen las huellas //de los pasos que os llevaron a la muerte.Étienne Navarlaz, activista y escritor en lengua romaní.

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«Igual que otros países democráticos, tanto miembros de la UE como aquellos que no lo son, no podemos permitir que nuestra presencia legitime unos ataques absolutamente inadmisibles a Israel«.- Karel Schwarzenberg, Ministro de Asuntos Exteriores de la República Checa, tras el abandono de la delegación de su país de la Conferencia Internacional de Lucha contra el Racismo y la Xenofobia, en respuesta a las palabras del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad calificando a Israel como «el más duro régimen racista«.

La República Checa, uno de los países donde la violencia  ejercida por bandas neonazis  contra la población gitana es tan habitual que copa, cada fin de semana, las páginas de sucesos de los medios de comunicación interior, fue escenario, cuando se dilucidaba su separación de Eslovaquia, de una de las más vergonzosas, injustificadas, deplorables y aberrantes decisiones sociopolíticas contra los Derechos Humanos: la conversión automática de miles de ciudadanos de etnia gitana nacidos en la antigua República de Checoslovaquia en apátridas, merced a una ley que denegaba el reconocimiento como ciudadanas legales a aquellas personas  -exclusivamente gitanas-  que, no habiéndose registrado como residentes en un plazo establecido, poseyeran antecedentes penales. Dado que la naciente Eslovaquia también se negaba a reconocer como eslovacos a los gitanos  de los que la República Checa renegaba, la situación de los últimos parias europeos llegó a convertirse en crítica. Sin documentación legal, sin patria, condenados al ostracismo en el territorio donde habían (mal)vivido generación tras generación, abocados a la delincuencia contumaz, a sobrevivir en guettos y a ser, en última instancia, piezas de caza -como el resto de los gitanos de la república- de las florecientes hordas filonazis que, cada vez con mayor impunidad, han ido extendiendo su frondoso racismo por el país.

El propio ministro de Derechos Humanos y Minorías Ëtnicas de la República Checa, Michal Kocáb, ante los últimos actos de violencia ocurridos en Vítkov (Moravia), donde un cóctel molotov lanzado contra una vivienda gitana dejó tres personas heridas-entre ellas una niña de dos años con quemaduras en el ochenta por ciento de su cuerpo-, ha admitido que quizás no hemos sabido reaccionar a tiempo, quizás el Gobierno debería ser más contundente, pero la verdad es que la situación empeora poco a poco y es necesario empezar a hacer algo inmediatamente«.

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Poupchen

only_dreaming_vacation

«Only dreaming vacation»: D. Wearhersby


Durante muchos años, la abuela Nené sólo supo que el hombre que la transportó en brazos desde el Puerto Viejo hasta la frontera francesa se llamaba Victorián, había nacido en Graus y pertenecía a la División 43ª del Ejército Republicano. Corría el año de 1938 y la abuela Nené, el abuelo Lájos y el hijo de ambos, el tío Barsaly, un bebé de pocos meses, acababan de llegar a Bielsa, el último reducto del Ejército Republicano en Aragón, aunque no huían de la guerra sino de la familia de ella, a la que llevaban dos años burlando y cuyas maldiciones y amenazas les producían tanto temor como los terribles bombardeos que terminarían destruyendo el postrer refugio español a donde les había llevado su imparable huída.

La abuela Nené y el abuelo Lájos se conocieron en la primavera de 1936, cuando ella apenas había cumplido trece años y él, integrante de un circo ambulante, confesaba diecisiete, aunque ni la una ni el otro poseían documentación que acreditara sus lugares y fechas de nacimiento. La familia de la abuela Nené procedía del sur de Portugal; el abuelo Lájos afirmaba haber nacido en Italia, de familia de romaníes austro-húngaros.

A la familia de la abuela Nené -tratantes de ganado-, la irrupción de aquel jovenzuelo de agradable sonrisa y lenguaje incomprensible, dejó de parecerles oportuna cuando descubrieron que no eran las caballerías sino Nené, la joya de la familia, la razón principal del abandono del circo, así que, tras apalearle a modo de advertencia, desmontaron el campamento permanente en las proximidades de la legendaria Sierra de Sevil y decidieron emprender el regreso a Portugal, abandonando en la sierra prepirenáica al muchacho, sin más pertenencias que la ropa que llevaba puesta. Aquella misma noche, Nené, ayudada por su hermana Mageni, huyó de la familia y marchó a reunirse con el abuelo Lájos, con el que terminó instalándose en Francia tras dos años de penurias y huída por la provincia de Huesca de las que el único recuerdo grato, amén del amor que se profesaban, fue el nacimiento de su primer hijo, el tío Barsaly, bajo un antiguo puente, hoy desaparecido, sobre el río Alcanadre, al que la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio -nieta de la abuela Nené y del abuelo Lájos, conocidos familiarmente como Poupchen y Zouni-, llama Río de Barsaly.


Victorián Lanau Lascorz, el grausino que ayudó a la abuela Nené y al abuelo Lájos a cruzar la frontera, regresó a España a principios de la década de los cincuenta, instalándose en Pamplona, ciudad en la que falleció el 19 de agosto de 1972.
Pero, niña, ¿cómo vas a ser tú gitana con ese pelo rubio y esos ojos azules de valquiria?”, cuentan que le decía, bromeando, a la abuela Nené.



POST SCRIPTUM

El abuelo Lájos falleció en su casa de Béziers (Francia) en agosto de 2008. Parte de sus cenizas fueron esparcidas en las inmediaciones de la ciudad húngara de Debrecen, lugar donde, en 1933, había visto a sus padres, hermanos y hermanas por última vez  Sería también en Debrecen, pero en 1974, donde se reencontraría, gracias a las autoridades húngaras, con Jespolá, su hermana menor.

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fragile

«Fragile»: Michael P. Ammel


«En algunos Estados miembros parece que los romaníes se han convertido en el blanco de la violencia racista organizada, alimentada por un populismo político, una retórica del odio y la moda mediática. En algunos casos, los romaníes están siendo convertidos en chivos expiatorios de problemas sociales mayores«.
Vladimir Spidla, comisario de Asuntos Sociales de la UE-


Los asesinos llegaron por la noche a la aldea y se agazaparon tras los montículos de basura y trastos viejos cercanos a la casa de la familia Csorba.

Las modestas gentes del asentamiento de Tatárszentgyörgy dormían -cansancio y sueño tal vez ornamentados por alguna esperanza onírica de un amanecer distinto- acunadas por el familiar sonido de los perros famélicos arañando el barro de las calles en busca de un improvisado manjar.

Los asesinos, resueltos y sincronizados, irguieron sus cuerpos y lanzaron las bombas incendiarias sobre la frágil techumbre de la casa. Un resplandor se abrió paso entre las sombras e iluminó la pobreza del entorno.


Voces. Gritos. Seres sobresaltados que, apenas conscientes de lo sobrevenido, huyen, brutalmente sorprendidos, del interior de la casa en llamas.


Y ellos, los asesinos, con el cañón de las armas apuntando a la entrada de la vivienda, dispararon con júbilo su odio criminal para, a continuación, y en medio de la histeria y el dolor, desaparecer en la oscuridad no invadida por las llamaradas.


El domingo 22 de febrero, en la localidad de Tatárszentgyörgy (Hungría), fueron abatidos a balazos, mientras huían del incendio provocado del que era pasto su morada, Robert Csorba, gitano de 27 años, y su hijo de tan apenas 5 años. Sus muertes se unen a las de otros miembros de la comunidad romaní húngara asesinados en la permanente escalada de violencia racista auspiciada por la organización filonazi Magyar Gárda, refundada en 2007 y teóricamente prohibida por el Tribunal de Budapest en diciembre de 2008.


NOTA

Chavó tar li zené ka na dikhémbe= En romaní, Hijo del Pueblo Invisible.

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