«La gata en la olibera»: Archivo personal
Cuando años atrás se iniciaron las obras de la urbanización en la periferia del Barrio, quedó afectado un campo yermo, de propiedad ignota, que servía de paso viciado para acceder a las zonas de cultivo dispuestas en bancales. Sobre el terreno compacto se erguían, de manera caprichosa, seis viejos olivos que, al decir de las personas más añosas, podían tener cien o doscientos años. “Siempre han estado allí”, aseguraban. Eran como pilares artísticamente contorsionados en tierra de nadie, resistentes al paso del tiempo y al olvido, condenados por el Ayuntamiento y la constructora al desahucio y, quizás, a la muerte, hasta que el señor Juan, dueño de la parcela colindante, tomó la iniciativa de extraerlos cuidadosamente de su ubicación y trasplantarlos a lugares seguros. Cuatro de los árboles se llevaron a la parte ajardinada del recinto escolar y los dos restantes, subastados a beneficio de la Escuela, los compró el mismo señor Juan para regalárselos a la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio, en cuyo huerto, recién adquirido por aquellos días, se plantaron y arraigaron. Allí continúan, excelsos, desde entonces, cuidados y admirados por las llamativas formas de sus troncos y convertidos en atalayas de los gatos, que se frotan contra las rugosidades leñosas, lamen las hojas lanceoladas y se sienten instintivamente atraídos por la oleuropeína que de ellas emana [FOTO], además de regodearse con las abundantes, bien que diminutas, olivillas que cada temporada dan fe de la vitalidad de ambos árboles y cuyo alto contenido en ácido oleico es una fuente de salud y bienestar para los mininos así como preciado alimento para algunos pájaros y aves que rondan las cercanías.
NOTA
En aragonés, muchos árboles se nombran en género femenino. Un olivo es una olibera, con «b», porque la grafía «v» no se utiliza al ser su sonido igual al de la «b».
Me encanta esa tu sensibilidad para dar importancia a las peripecias de cada ser vivo, ya sea olibera, gato, hojas lanceoladas…
Y me gusta mucho cómo denominas siempre a la veterinaria: «la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio». No simplemente «la veterinaria», sino exactamente esa.
No sé, es como denotar la importancia de los gatos del Barrio, que tienen una veterinaria que está allí sólo para ocuparse de su salud. 🙂
Bueno, que son tonterías mías, son sensaciones al leer…
Un abrazote, amigo!
Evidentemente, la veterinaria «que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio» lo hace por voluntad propia, por querencia personal porque, técnicamente, su trabajo como veterinaria rural lo desarrolla en granjas y explotaciones ganaderas de la provincia, pero en un entorno rural todos los seres vivos tienen su importancia y, cuando su bienestar y acomodo, puede estar en manos humanas, ¿por qué no tenerlos también en cuenta?
(Y no, no son tonterías tuyas; tus sensaciones se corresponden con la realidad que se pretende transmitir).
Otro abrazo, apreciada.
Soy de tierra de olivares. Me encantan las olivas y los olivos.
Buena tarde.
Tierras olivareras… Imagino campos y campos poblados de olivos, cada uno de una forma singular, ahítos de brillantes olivas. De todo el trasiego olivarero lo que más me gusta es ver en funcionamiento los viejos molinos de aceite de antaño y el trabajo de la piedra amoladora.
Salud.
Sobre el olivar,
se vio la lechuza
volar y volar.
Campo, campo, campo.
Entre los olivos,
los cortijos blancos.
Y la encina negra,
a medio camino
de Úbeda a Baeza.
A. Machado
Qué bien traer la Andalucía olivarera de don Antonio. Recuerdo esos versos de la lechuza bebiendo el aceite y el enfado de san Cristobalón…
Para mi no hay árbol más bello ni más interesante que un olivo de esos que tienen cien años y por supuesto los gatos. A propósito, no sabía que se hablaba el aragonés..,
Un saludo.
El aragonés se habla en algunas localidades de la provincia de Huesca y se lleva años luchando para mantenerlo y evitar su desaparición.
Salud.
Sería una perdida enorme si se siguen perdiendo las lenguas. Un saludo
Cierto. Hay un lema en aragonés que sirve de acicate para luchar: «A chen que dixa tresbatir a suya fabla ye prenzipiando á amortar-se como pueblo«, es decir, «la gente que deja que se pierda su lengua empieza a extinguirse como pueblo«.
Salud.
Totalmente de acuerdo. Por eso es que aquí se enseña la lengua valenciana (que no es catalán) en todas las escuelas y se usa para todos los avisos del gobierno y del ayuntamiento.
Salud.
Aquí, en Huesca, durante años se hizo una labor de zapa contra las personas hablantes de aragonés, menospreciando el habla como cosa de paletos pueblerinos, eso hizo mucho daño y la generación anterior a la mía se sentía cohibida y avergonzada porque se les decía que «no hablaban bien» (aún lo viví yo en el instituto, donde me llegaron a llamar ignorante porque mezclaba aragonés y castellano). Ahora, aún hay quien niega el aragonés como lengua, pero, en principio, el Ayuntamiento de Huesca, de vez en cuando, publica textos bilingües.
Salud.
Que lastima porque guiándome por la cita que me has mandado veo que se parece al castellano medieval y suena bonito. Además la lengua de un pueblo es parte de su historia y hay que valorarla.
Es una lengua romance derivada del Latín, como el catalán, el gallego, el castellano, el valenciano… Posee sus variantes y su gramática y publicaciones literarias de todo tipo en esa lengua. Incluso hay licenciatura en Filología Aragonesa en la Universidad de Zaragoza. Pero ha sido una lengua muy maltratada dentro del propio Aragón y eso, a la larga, se ha pagado muy caro, y fuera de Aragón la gente, como es tu caso, se extraña de su existencia porque se desconoce que en Aragón se hablan tres lenguas: Aragonés, catalán (en sus variantes) y castellano.
Pues me alegro conocerlo ya que pensé que no era así. Soy partidario del uso de las lenguas regionales pero también de poder entendernos todos. Al menos para mi la comunicación es imprescindible y por eso escribo en inglés, castellano, valenciano y hasta en alemán, idioma que me fascina.
Bona nit.
Fue una buena idea trasplantar esos olivos, son buenos árboles y Aragón sin tener la cantidad de olivares de Andalucía también es tierra aceitera. En alguna almazara tradicional he estado y no se desperdicia nada. La novedad para mí ha sido conocer que a los gatos les gustan las hojas y los frutos de los olivos.
Saludos.
JBernal
Pues ya ves, a los gatos les vuelve locos el ácido oleico y se pirran por las aceitunas, aunque las que se comercializan es mejor dárselas con muchísima moderación (o mejor no dárselas si no son naturales) porque suelen llevar sal y vinagre, que no les sientan bien.
Salud.
Muy linda la gatita. Esos olivos seguirán muuuuchos años ahí dando beneficio oleoso a los gatos y ellos continuaran frotándose en sus raíces.
Nos gustan los gatos En el huerto tenemos tres adoptado.
Buen fin de semana.
Un abrazo.
Con estos días primaverales que asoman, los huertos empiezan a despertar de sus letargos. Seguro que disfrutarás del tuyo y de esos gatos que allí han encontrado su casa y siguen siendo libres.
Buen domingo.
Excelente labor del señor Juan salvando los olivos de una casi segura muerte, promovida por la constructora en complicidad con el ayuntamiento. Me gusta la expresión «siempre han estado allí». La he escuchado varias veces generalmente en el ámbito rural, lo que demuestra que hay lugares en los que el tiempo pasa pero no acecha, ni hace peligrar. Preciosas las fotos de los mininos. Un abrazo y buen fin de semana.
De no haberlos trasplantado, hubieran acabado siendo combustible de chimenea; merecían la oportunidad de seguir vivos, tal cual los recordaban «de siempre» las personas mayores, que uno o dos siglos no son cosa de broma.
A disfrutar del domingo, que pinta soleado.
Me ha recordado la canción Olivera del Abuelo.
Ya vienen las oliveras
de llegar a mano olivas
y de ver cómo Diciembre
cubre con niebla sus vidas.
Buen apunte, Jubi. Escuchémosla…
Qué bonito. Me pareció muy emotivo lo que hizo el señor Juan, de no ser por él, esos olivos hubieran desaparecido. Y en vez de eso, están vivos gozando de la paz de la naturaleza en el hogar y los animales (gatos, pájaros…).
Qué bien se debe estar en casa de la veterinaria que cuida de la salud de los gatos del barrio. Que el propio Juan quisiera regalarle dos de esos olivos, dice mucho de ella y su entorno.
Me alegro mucho, y gracias por hacernos partícipes de estas cotidianidades que no tienen precio.
Un fuerte abrazo, ya rozando la primavera.
P.S: La foto es preciosa, y la gata muy fotogénica.
Era muy buen hombre, el señor Juan, ecologista a su manera y afectuoso. Esos olivos que él salvó están, los seis, preciosos, buenos cobijos, también, para los pájaros y un gozo para la vista porque, si has visto un olivo, habrás observado que el tronco, conforme envejece, adquiere una forma singular, con protuberancias y huecos.
Otro abrazo soleado (¡¡23º anuncian para hoy!!).