«Océano de nubes»: Archivo personal
Alcanzan la irregular meseta que corona el monte, jadeantes y ateridos, con la salvaguarda de la ropa térmica aniquilada por el brío de la ascensión, tan rígidos los pies que cada esquirla hollada por las suelas de las botas despierta en las magulladas nerviaciones plantares centellas de dolor que remontan los músculos de las piernas y revierten en las vértebras hasta alcanzarles la nuca.
Y allí, en ese fin de trayecto, calados por la aguanieve, con los pómulos tensados y enrojecidos y los orificios nasales desbordados de oxígeno, acopian en los ojos y el cerebro la infinitud y ríen hasta acalorarse y sobrarles cada prenda protectora, mientras se apresuran, con garbo renacido, hacia el borde del abismo y se extasían ante el piélago de nubes que sumerge, en ceniciento oleaje, simas y barrancos, ríos, pueblos y colinas.
Belleza poética son tus descripciones. Pero no sólo belleza. Esa imposible mixtura de satisfacción y sufrimiento que tan magistralmente consigues y que hace que el lector casi experimente el dolor físico y la felicidad inefable de ese preciso segundo en que corona una ascensión.
Una gozada leerte.
Abrazo!
Me honras con tus palabras. En realidad, el mérito es de la Naturaleza, que va marcando sus pautas ofreciendo espectáculos asombrosos a quienes se adentran en sus dominios para admirarlos.
Muchísimas gracias.
Otro abrazo y buena semana.
Maravilloso esa narrativa poética que has escrito, más diría, has pintado un cuadro con esas imágenes tan claras y bellas. Me fascina tu vocabulario tan extenso y tan preciso. Además la foto es fenomenal. Un saludo y bon dia.
Muchas gracias, Francisco. De corazón. A mí también me gusta la foto, con el monte alzándose sobre las nubes que cubren la cuenca.
Buena semana!!
De nada, un placer. Y gracias, igual, buena semana.
Preciosa descripción de lo que puede pasarte si subes a la montaña. Aunque no es igual, recuerdo la última vez que subí hasta la Cola de Caballo, iba con mi hija, era finales de otoño, llevábamos agua y un bocadillo para cada uno.
El bocadillo nos lo comimos a los pies de la Cola de Caballo, el agua ni la probamos, la razón muy simple en el camino de subida nos cayó un chirimiri, de agua muy fría, al rato una pequeña granizada, piedras pequeñas, mezcladas con agua y cuando estábamos llegando las pequeñas gotas de agua y piedra se trasformaron en ligeros copos de nieve.
Pese a que íbamos bien preparados y no hizo aire, pasamos frío, la bajada fue rápida hasta Torla para coger el coche y volver a Broto.
Vaya excursión bonita hicisteis. Eso tiene la montaña, que sus condiciones ambientales cambian, de repente, y no queda más remedio que adaptarse a lo que llega. A veces, tras un Sol brillante viene una tempestad imprevista, por eso la ropa de abrigo es imprescindible así como la templanza.
Debe ser muy bonito eso de estar por encima de las nubes… No lo he visto más que en fotos de la amiga asturiana y ahora esta tuya, y no se si es que aquí no se da, pues no recuerdo haber visto ninguna de aquí, aunque alturas no nos faltan.
En las zonas de Granada capital donde nada intercepta las vistas a las sierras, seguramente se podrá apreciar muy bien esa condensación baja y el relieve por encima de las nubes. El monte de la foto apenas rebasa los mil metros pero coincidió que las nubes se hallaban justo a su altura, cubriendo la cuenca y formando ese paisaje fantasmagórico y espectacular.
Pues mira, tengo que enterarme por algún senderista, pero creo que esa circunstancia aquí no se da. En la ciudad, tengo claro que no, pues subo con cierta frecuencia a la colina donde está la Alhambra, desde la que sabrás se domina toda la ciudad y lo único que he visto sobre ella es la «boina» amarillenta de la contaminación, pero nunca nieblas ni nubes. Aunque esté nublado, las nubes siempre están más altas. Incluso desde más alto aun, desde el Cerro de San Miguel o el Sacromonte, tampoco lo he visto nunca.
Por supuesto tú lo sabrás mejor que yo puesto que vives allí. En mi caso, esa masa de contaminación de tu ciudad no la he visto nunca en Huesca, que es una ciudad donde la niebla persistente y densa se instala a menudo.
Creo que aquí te pueden explicar mejor que yo lo de nuestra contaminación, a pesar de que tenemos muy poca industria
Esas variables suelen darse en la mayoría de los lugares, e imagino que ese índice de 43 en la escala que apunta el periódico en 2019 serán ahora menores si se han tomado medidas. De todas maneras, un ICA de 43 es alto para una ciudad que no es tan populosa e industrial como las grandes urbes.
Verás, en ese artículo, que se dan varias circunstancias que explican esa contaminación y que son poco evitables, como es el círculo de montañas altas que nos rodean.
Quizás, lo que más influye es la ausencia de viento. Te lo digo porque Huesca está también en una hoya protegida por sierras pero corre el cierzo que ayuda a desplazar y desintegrar partículas contaminantes, aunque el tráfico rodado no es destacable (el centro es completamente peatonal) y, como mucho, lo que más puede emponzoñar el aire son las calefacciones, porque industria tampoco hay.
He consultado el I.C.A. de hoy en Granada y, en la zona Norte, es de 42. En Huesca, de 8.
Ese fenómeno de nubes tan bajas lo he visto mucho de lejos en Guara entrando en Huesca por la carretera de Zaragoza, con las crestas bien limpias y las nubes a media altura cubriendo las laderas y los pueblos de debajo, ni el Salto del Roldán se veía.
Aprovecho para desearte Feliz Navidad y buen Fin de Año.
Saludos.
JBernal
Esa sierra es un auténtico escaparate meteorológico para quienes la contemplan desde la ciudad. Además de las nubes bajas entre las que sobresalen los picos de los montes, también es una gozada ver cómo nieva sobre ella y se va recubriendo de nieve.
Lo mismo te deseo: Que pases unos días navideños excelentes con tu familia.
Salud.
Excelente descripción del sufrimiento inicial que da paso a la satisfacción después, cuando se culmina finalmente el ascenso. Recuerdo haber visto ese mar de nubes en las montañas asturianas, tendría que rebuscar las fotos, pero donde no tengo duda de haberlo disfrutado es en la isla de Tenerife, subiendo de Puerto de la Cruz, pasando la niebla espesa hasta renacer ante un espectáculo bello, como el de tu foto, que es igualmente una maravilla. Un abrazo.
En este caso no es un ascenso extremadamente difícil porque hay un sendero (eso sí, con mucha pendiente y pedregoso) que llega hasta arriba; la dificultad era, sobre todo, por las condiciones meteorológicas. La condensación en los estratos bajos es, como dices, un espectáculo bello, porque conforme se va remontando, la niebla queda a los pies. Allí en Tenerife tuvo que ser una vista sublime.
Cordialidades.
Me encanta la fotografía, es como un lago de nubes en lo alto de la montaña 😍
Esa es la impresión, sí. ¿Te imaginas un baño de nubes…?
Una paisaje precioso. Aquí tengo la fortuna de ver muchas veces un mar de nubes cuando pongo rumbo a la Cumbre, ciertamente te llena el alma hasta extasiarte.
Si a eso le añades haber llegado hasta allí con ese esfuerzo físico aunque placentero a la vez, con esa tarea hecha, con el gusto de un hobby compartido, pues la recompensa se saborea mucho más: puro éxtasis.
Me encanta tu manera de contar las emociones porque nos llegan de manera muy vívidas.
Abrazos!!
Es un paisaje de ensueño o de sueños. Da la impresión de poder caminar sobre esa nebulosa y hasta saltar sobre ella como si de una extraordinaria cama elástica se tratara. Es una vivencia que no por habitual es indiferente, ¿verdad? La Naturaleza nos ofrece unos paisajes tan asombrosos que nos hacen olvidar los avatares nada mágicos con los que ha de bregarse en el día a día.
Más abrazos.
Así es.
Da la sensación de una cama (o alfombra) de algodón donde se puede pisar y que aguantará nuestro paso. Donde podemos saltar o avanzar. Es un paisaje de ensueño y de sueños. A veces paramos el coche en mitad del camino para recrearnos en ese mar de nubes que nos rodea, es como si nos abrigaran e invitaran a soñar con absoluta libertad. El alma respira hondo y nace una sonrisa en la cara.
No, por el hecho de haber sido testigo de ese escenario tantas veces, no deja uno de emocionarse cada vez que vuelve a él.
Más abrazos.
Se nota lo familiarizada que estás con esos mares de nubes que tan magnífico recuerdo dejan. Es una experiencia que, aunque solo se viva una sola vez, desborda la imaginación y se mantiene fresca en la memoria.
Cordialidades.
Qué linda sensación cuando llegás arriba y podés ver esas océano de nubes.
En el NorOeste de Argentina, cuando fui de mochilero a las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy me ha pasado eso de ver las nubes, aunque no tuve frío pues fui en verano.
Y, aunque también fui en verano, me pasó exactamente eso en el Sur, en la zona cordillerana de las provincias de Río negro y Chubut
Abrazotes
En verano tiene que ser, también, espectacular, con la ventaja de acceder a las alturas con prendas ligeras y mayor libertad de movimiento.
He estado consultando el relieve argentino y las impresionantes cumbres que sobrepasan los seis mil metros. Qué contraste con las llanuras.
Más abrazos.