«Con la primera luz del día»: Archivo personal
Enlazan con el desvío a velocidad moderada, con la lección de prudencia bien aprendida desde aquella vez que, acelerados, acabaron con las dos ruedas delanteras del Land Rover lamidas por las aguas rebosantes del canal y el susto crepitándoles en los esternones. Cuando Pablo, el de la grúa, los remolcó hasta el taller de Ventura y marcharon al bar porque el mecánico les dijo que aquello era “poca cosa y en un par de horas os lo dejo listo”, la socarronería lugareña acompañó a los pinchos de tortilla y los cafés que Martina, la dueña, no les cobró, tal vez compadecida del pitorreo de que fueron objeto. Tardaron más de medio año en volver a pisar el bar de Martina, el mismo tiempo que estuvieron evitando el camino del canal, pero no hubo más remedio que retomarlo cuando la carretera comarcal estuvo en obras hasta bien entrado el otoño y el desvío del canal, con el asfalto fulgurante e inseguro de las primeras heladas, se convirtió en el único paso viable para acceder a las distintas granjas que les correspondía visitar.
A las siete y seis de la mañana, con la luz natural aún entre tinieblas, recalan en el bar de Martina cuando la mujer acaba de encender la cafetera y las luces interiores. “Si tenéis tiempo, voy a freír unos buñuelos y os los pongo para que os los llevéis”, les dice. Buena gente, Martina; más cerca de los sesenta que de los cincuenta, desparejada, afable y muy trabajadora. La mujer de Andrés, el tozinaire [1], les contó que Martina anduvo ennoviada cerca de quince años con uno del pueblo, “el más gandul de la redolada”, les explicaba, al que ella terminó dando puerta “y andan los dos solteros, cada uno en su casa, ella muy apañada con el bar y a él bien se le vale de su cuñada, que le hace la comida y le lava la ropa, inútil de él”. Y todo ello lo recitaba, como si nada, mientras Manuel-Antonio, chapoteando en mierda, sujetaba como podía a una cerda descomunal a la que la veterinaria palpaba las ubres, bulbosas e infectadas, sin que la escena, nada propicia para confidencias, detuviera el parloteo de la mujer.
Regresan a la carretera con el aroma anisado de los buñuelos impregnando agradablemente el vehículo y el escarceo de la lluvia, finísima, apenas dejando huella en el parabrisas. A un lado y otro del camino, los campos de cultivo, frutos del empeño por convertir el desierto en inusitado vergel, alternan con achaparradas ripas [2], farallones de arenisca, secarrales pedregosos y pequeños agrupamientos de sabinas albares que, en época romana, eran tan abundantes y oscurecían tanto el paisaje que estas tierras, presididas por la sierra de Alcubierre, fueron llamadas Montes Negros, entorno, en el siglo XIX, de las correrías de Mariano Gavín Suñén, el bandido Cucaracha, realidad transformada en mito, héroe de los monegrinos pobres y terror de los pudientes, idealizado robinhood de este territorio estepario donde se rodaron Jamón, jamón y La marcha verde, y en el que, a menos de diez kilómetros del desvío del canal por donde transita el Land Rover, se levantan, entre dunas, jaimas bereberes junto a las que pasean, indolentes, cuatro o cinco camellos para alborozo de los turistas.
NOTAS
[1] En arag., criador de cerdos.
[2] En arag., cerro terroso.
Siempre describes bien la vida, a menudo amable, de los pueblos del pre Pirineo y a veces nos vemos reconocidos en la historia. Cada vez será más difícil convertir el desierto en vergel, ese trabajo queda para los siguientes y aunque quizás sean pocos el ingenio se aguza y las tecnologías ayudarán a sobrevivir. Salud
Bueno, no ´se si amables o no, simplemente son observaciones a partir de la experiencia, en este caso, en la comarca de Monegros, un territorio de aridez extrema y catalogado como desierto, con una geografía distinta al Pirineo y prePirineo y con un paisaje al que me costó hacerme pero que considero posee una riqueza fabulosa.
Muchas gracias por acercarte a leer. Y ojalá puedo hacerlo yo prontamente en tu bitácora.
Salud.
Al paso que vamos, entre incendios y sequía, tendremos muchos más desiertos de los que hay ahora. Estos días, los vecinos del Valle de Lecrín, viendo arder los montes decían: ¿Quien va a venir aquí si esto se convierte en un desierto?
Muy mal anda la cosa. En la ciudad de Huesca, el embalse del que procede el agua de boca está tan al mínimo que, si no llueve pronto, el Ayuntamiento se plantea endurecer las restricciones; de momento, se ha cortado el suministro de agua de todas las fuentes y se plantea la bajada drástica de la presión del suministro e incluso cortes periódicos mientras se plantea la traída de agua de otras localizaciones.
Qué maja la Martina. Presentas una armonía casi idílica. Estupendo si es así. Ahora bien, hay algo que no se escapa, en los pueblos todo se sabe y todo se charra. Veo que ahí también.🤣🤣🤣
Salud.
A veces hay armonía y, otras, desencuentros; de estos últimos también he tratado y, en ocasiones, con más vehemencia de la debida. Del chismorreo, ¿qué te voy a contar…?, forma parte de la dinámica rural (y, ojo, de la urbana, que todo se pega), es como una tradición. Si vieras la de posts que he apuntalado gracias a los dimes y diretes que escucho…
Salud.
Buen desayuno que les ha ofrecido diría yo y bella la fotografía de tu archivo personal. Un saludo.
Con lo bien que entran unos buñuelos a las siete de la mañana… La foto muestra un poco del paisaje árido de los Monegros, tan distinto a los montañeses.
Salud.
Un paisaje bello y la foto lo hace relucir estupendamente. Si, unos buñuelos a las siete, o a las ocho entran con ganas. Un saludo.
Eso! Pongamos los sentidos a disfrutar de lo que tenemos a mano.
Salud.
Una buena manera de vivir diría yo…
Buen día y un saludo.
Tenía entendido que «Los Monegros fueron, siglos atrás, un frondoso bosque de robles y sabinas, que fue deforestado por orden de Felipe II para construir los barcos de la Armada Invencible.
Sin embargo buscando más información…
En el Heraldo dicen Desmontando el mito: La Armada Invencible no causó la deforestación de Los Monegros«»
Mientras tanto y antes de que se terminen los buñuelos, cojo una generosa ración, ya que todavía no he desayunado, porque de la tortilla, no quedará ya ni las peladuras de las patatas.
Durante años esa fue la única explicación que se daba, pese a carecer de sentido; si la construcción de los barcos de la Invencible se hubiera llevado a cabo en astilleros mediterráneos hubiera tenido razón de ser el uso de la madera del sabinar monegrino, por ser viable su transporte, que no lo era en el caso del Cantábrico. Pero ya sabes que una vez que cala una idea es difícil desmontarla.
Tome usted los buñuelos que guste.
La historia de las sabinas y la Armada Invencible la escuché en la voz de un guía en una excursión guiada por las trincheras de la sierra de Alcubierre y la creí a pies juntillas. Con el enlace de «unjubilado» reconozco que es una historia que hace aguas pero cuando la oí la di por verdadera. También del Cucaracha se cuenta y no acaba.
Saludos.
JBernal
Pues ya ves cómo determinados datos históricos, pese a su largo recorrido, terminan descubriéndose como falsos, fruto de suposiciones erróneas. En el caso del bandido Mariano la leyenda domina a la realidad y, salvo los hechos constatados, los detalles de su vida han quedado sepultados por ornamentos que han alimentado el mito pero desconociéndose si son reales o no.
Salud.
Llegué a saber de este personaje, «el Robin Hood de Monegros» bastante tarde, pero me gustó conocer parte de su historia (más bien leyendas) en una tierra muy árica y en una cuna muy pobre.
Gracias por acercárnoslo por aquí, Una mirada.
Un abrazote con mucho sol y calor.
Monegros es un territorio de historia muy interesante y no podía faltar su propio bandolero, realidad y mito de unas tierras que asombraron hasta al mismo Orwell. Es un territorio propicio para imaginar y vivir aventuras, un secarral, que pese a todo, posee una laguna (la de Sariñena) donde las aves temporeras suelen descansar en sus recorridos migratorios.
Otro abrazo para ti en esta tregua que nos ha dado el calor.
Me ha encantado la descripción de los lugares y situaciones, pude sentir estar ahí, pero… llamó toda mi atención luego el bandolero Cucaracha, y su banda (de la cual estoy leyendo en tu enlace y a otros enlaces que me ha llevado éste).
Impecable.
Como dices tú: cordialidades
El bandido Cucaracha es todo un personaje de Aragón, protagonista de teatro de marionetas, narraciones y hasta canciones. Como esta de La Orquestina del Fabirol que, con música de sones mexicanos, cuenta la historia de Mariano Gavín desde una perspectiva anarquista y… en lengua aragonesa.