«La gata Tesela»: Archivo personal
En O Rinconer [*] de la Biblioteca del Centro de Cultura Popular y bajo el lema “Cuando papá y mamá eran chiquitajos”, la fotogénica y sociable gata Tesela se ha convertido en embajadora de la Literatura Infantil y Juvenil que antaño deleitó a las niñas y niños que, en el presente, son padres y madres, aún jóvenes, de las criaturas que dinamizan las aulas de los diferentes pueblos que componen el Colegio Rural Agrupado de la zona.
La iniciativa surgió la primavera pasada, cuando el grupo de seis niñas de 6º de Primaria de la escuela del Barrio realizó una encuesta entre los progenitores del alumnado para que señalaran —en un estadillo preparado por las bibliotecarias— los autores, autoras y títulos de libros infantiles que recordaban con mayor agrado.
Cuatro escritoras y ocho obras fueron mayoritariamente escogidas:
- Un monstruo en el armario (1991) y Animales charlatanes (1983), de Carmen Vázquez-Vigo (1923-1918), uno de cuyos personajes es una gata culta y parlanchina representada, para la ocasión, por Tesela. Vázquez-Vigo, de origen argentino, fue madre de la actriz Verónica Forqué, a la que dedicó una deliciosa narración infantil, El libro de Verónica.
- Arturo y Clementina (1976) y La historia de los bonobos con gafas (1976), de Adela Turin (1939-2021), historiadora del Arte italiana y escritora de referencia en coeducación que, en colaboración con la ilustradora Nella Bosnia, publicó en los años 70 una colección de cuentos infantiles caracterizados por ser pioneros en la denuncia explícita de los roles sexistas.
- El misterio de los pueblos embrujados (2002) y Aventuras en el valle de Ordesa (2001), de Asun Velilla, autora zaragozana que, con su narrativa juvenil, recorre fantásticos enclaves de la geografía aragonesa convirtiéndolos en escenarios donde la pandilla de Juanón vive trepidantes aventuras.
- Doña Pito Piturra (1987) y Las Tres Reinas Magas (1978), de Gloria Fuertes (1917-1998), literata excepcional y divertida moradora de las bibliotecas infantiles cuyas obras de teatro siguen representándose en la escuela del Barrio.
Con los datos recabados, Feli, Mercedes y Ángel, voluntarios de los turnos de biblioteca, han montado una exposición de animación a la lectura con un buen número de producciones de las autoras seleccionadas, tanto del fondo bibliográfico del Centro de Cultura Popular como de las bibliotecas escolares de aula, inaugurándose el primer sábado de septiembre con la presencia de la propia Tesela —la mascota que promociona el evento en dípticos y carteles repartidos por el Barrio y pueblos de los alrededores— de la que, dicen, aceptó sin un mal gesto las caricias y estrujamientos que pequeños y mayores le dedicaron.
NOTA
[*] En aragonés, El Rinconcito.
Genial! No hay nada como la literatura infantil o para adolescentes, y si tienen por protagonista una gata…mare meua…brillan! Un saludo.
…y no veas qué buen reclamo supone que, a determinadas horas, esté la gata, en vivo, pululando por la biblioteca.
Salud.
Fabuloso…
Linda, preciosisima. Me encanta esa gatita!!!
Es una gata guapísima, sí.
Y vaya nombre que tiene la gata…
(Mañana vuelvo, que es muy tarde)
Jajaja, no me dgas que no es un nombre muy original.
¿Y de que forma parte Tesela? ¿De una camada de gatitos?
Eso es… De un mosaico de gatitos entre los que destacaba por ser su pelaje de tonalidad diferente.
Qué estupenda iniciativa!!! Y Tesela ya no puede ser más guapa.
Salud y que no decaiga la biblioteca. Que siga bien viva.
Estos eventos dan vidilla a las Bibliotecas Infantiles, que es de lo que se trata.
Salud.
Esta pasada semana nos han pintado toda la casa…
–Jubi, ¿a que viene esto, si aquí estamos hablando de literatura infantil?
Viene a colación ya que he recordado mis tiempos juveniles debido a que la colección completa (faltan 4 ó 5 ejemplares) de las novelas de Julio Verne (Editorial Molino, 1954 a 1956) se encuentra en la habitación de mi hijo Emilio, junto a muchos más ejemplares de literatura, ya que es filólogo y que todavía no se ha llevado a su casa. Las mencionadas obras las pagué de mi bolsillo con las primeras pesetas que cobré trabajando alguna hora en la Empresa Parra.
Esas viejas colecciones de lectura atemporal son un tesoro y dice mucho de tu actitud que invirtieses en libros ese primer sueldo juvenil; en Julio Verne, además, un autor que abre la imaginación de sus lectores. Magnífica elección.
Oye, y qué maravilla de casa os habrá quedado. La pintura da mucho lustre.
No conozco ninguno, pero me parece una iniciativa estupenda. Yo me entretenía con adaptaciones para niños de grandes clásicos, con Sandokán, Los cinco o Cuchifritín, pero mi favorito era Robinson Crusoe, libro que leí una docena de veces en tres o cuatro veranos.
Me has sacado una sonrisa porque también fui lector de las novelas que mencionas, más que lector, devorador, de tal manera que mi madre, cuando quería castigarme por alguna trastada, me quitaba el libro que estuviera leyendo en ese momento.
En mi ejemplar de Celia, lo que dice, están señalados algunos párrafos, porque mi profe me los ponía de tarea para que los copiara y analizara. Estos eran de los pocos libros editados en España que se veían entonces, pues la mayoría venían de América, ya que nuestro país no estaba para publicar libros infantiles.
Las historias de Celia volvieron a la actualidad a raíz de la serie televisiva. Es curioso que una saga de narraciones infantiles escritas por una roja (así se la consideraba en España) tuvieran semejante éxito.
Que conste que yo me leí también todos los libros de Julio Verne y de Salgari, pero estos últimos fueron prestados por un vecino, pues no se encontraban en las librerías. No estaban considerados libros «de niña», pero yo me leía lo que fuera con tal de leer. Por cierto, que Verne me resultó siempre un poco pesado…
Los libros de Verne son densos, más cuando tú los leías, que no estaban adaptados para edades muy jóvenes como ocurre ahora. Hace un par de años, estuve comparando un Miguel Strogoff de mi biblioteca, de una edición de finales de los sesenta, con otro editado en el año 1987 que, a cada página de texto le correspondía una ilustración en la siguiente, y no veas cuántas supresiones había.
Creo que el único libro adaptado que leí fue «Las mil y una noches» por razones obvias, pero los de Verne eran la traducción original, páginas y páginas de una prosa muy densa y con pocas o ninguna imagen.
Es que muchos de los libros de aventuras no estaban ideados para gente joven, para quienes resultaban auténticos mamotretos de difícil lectura.
Muy fotogénica la gata Tesela. Por cierto, me encanta su nombre.
Y aplaudo efusivamente esa iniciativa para incentivar y animar las lecturas desde edades tempranas. No veo más que cosas positivas en que, niños (y no tan niños) se adentren en los libros, en las aventuras que les harán vivir y soñar, descubrir mundos nuevos, abrir la imaginación, etc, etc, etc.
Me has puesto una sonrisa en los labios, porque yo misma me recuerdo de pequeña siempre con un libro, me encantaba leer y el olor del papel, la sensación de pasar la yema de mis dedos por el lomo de un libro.
¡Qué felicidad!
Un abrazo.
No hay herencia más valiosa que el amor por las letras, esos signos que los malabaristas de la escritura convierten en aventura, misterio, sentimientos… Fomentar ese amor y ese respeto por los libros es, también, un aprendizaje que, como todos, lleva sus metodologías. Y cuanto más amenas y sugerentes sean estas, mejor, como poner a la reposada Tesela como grato cebo lector.
Esas sensaciones que explicas las conozco bien; las sigo manteniendo. Duran siempre.
Más abrazos.
Felicitaciones por tamaña iniciativa de las niñas, los bibliotecariaos y su fotogénica mascota.
Voy a enlazar esta entrada a Carlos Perrotti, fanático de los gatos (entre nos: sí, con su apellido como karma).
Abrazotes
Pasaré la felicitación de tu parte.
Pobre Carlos, como si no tuviera suficiente con los gatos y gatas de escritores y músicos… Pero gracias.
Cordialidades.