«Donauquelle, fuente del Danubio»: Archivo personal
Cerca de la localidad alemana de Donaueschingen, tras llevar más de 1.350 kilómetros recorridos desde que se pusieron en camino el 16 de agosto, de repente, aquella voz…
—¿Qué pasa, huesquetas, que en el extranjero ya no conocéis a los paisanos?
Se giran, a la vez, los ocho. Isabel, Patricio y su inseparable Saskia, bien sujeta por la correa, contemplan al sorprendido grupo frente a Donauquelle, la fuente barroca del río Breg cuya confluencia con el río Brigach da lugar al nacimiento simbólico del Danubio, ferozmente achicado su cauce aguas abajo. Emil es el primero en reaccionar:
—Joooder, ¿qué hacéis aquí?.
—Lo mismo que vosotros, ¿no? —sonríe Isabel. Se abrazan. Se quitan unos a otras las palabras de los labios. Se ríen y se alborotan. Saskia, la can de Chira hermana de Bambuesa, la perra de la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio, recibe, ansiosa, tantas caricias que termina babeando a los pies de sus generosos masajistas.
[…]
—¡Qué alucine, Patri, Isa….! Si igual hace tres o cuatro meses que no nos veíamos… Como siempre estáis de acá para allá… Mira que toparnos con vosotros en Alemania… Turulata me he quedado —dice Marís.
—Pues, mira, hace una semana regresamos a Huesca desde Galicia, pero, ya sabéis, como somos jubilados de culos inquietos decidimos patearnos esta zona teutona —explica Patricio— haciendo las paradas justas en Francia, que la tenemos muy vista. ¿Y vosotros?
—Uf, nosotros saltándonos la ruta programada, para variar, como si el destino se hubiera empeñado en que se produjera este encuentro… La idea era hacer el recorrido únicamente hasta Nancy e ir bajando, pero como uno de mis hermanos vive en Colmar, continuamos hasta allí y surgió venir a conocer las fuentes del Danubio antes de dar media vuelta —cuenta la veterinaria—. Ya que estábamos a un paso…
[…]
—A ver, gente, aunque no lo teníamos previsto, ¿buscamos un garito cercano y echamos unas cervezas, o qué? —propone Loren, el marido de Yolanda…
—Podemos ir al bar en el que comimos ayer Patri y yo, en Hüfingen, muy cerca de aquí. Es sencillo y con dos o tres mesas en el exterior. Bueno, si queréis… —sugiere Isabel—. Oye, ¿y a ti que te pasa en el brazo, que lo llevas en cabestrillo? ¿Te has lesionado?
—Bah, un esguince. Ya os contaré. Lo de los tragos, entonces, allí donde dices, ¿no?, porque las chicas y nosotros nos volvemos para Francia esta tarde, que tenemos decidido pasar la noche en Belfort e ir tirando para España.
EPÍLOGO
Camino del sur, se rinden, entusiastas, a los admirables señuelos que invitan, provocadores, a interrumpir por unas horas la marcha y a menguar, todavía más, el escaso remanente del fondo común: …Pierre-de-Bresse… La Canourgue… Carcassonne…
Arquitecturas, historias, poblaciones, ríos decrecidos, colinas, bosques supervivientes, rutas alternativas, áreas de descanso, una sucinta videollamada de Isabel y Patricio desde Ulm, agotamiento y las voces desafinadas a través de la emisora que comunica ambos vehículos. “¡Preparado ese coro…! ¡Un, dos, tres y repetimos, que casi os habéis aprendido la letra!”, anima Étienne.
A media tarde del dia 8 de septiembre, cruzan la frontera y hacen la primera parada en tierras españolas, en la majestuosa villa gerundense de Besalú, donde, como en cada etapa del camino, atesoran las piedras los lances de la historia.
[…]
—En menos de cuatro horas estaremos en casa —les recuerda Yolanda, a través de la emisora, cuando reemprenden el viaje, tan derrengados como satisfechos, hacia el punto de partida.
NOTA
[*] La mamá de Amanda / quiere que su amante cene. / Amanda ha dicho que no. / El amante de la mamá / de Amanda, enfadado, / insiste en cenar. / «No. Tú eres mi papá, ¿pero por qué no eres / el marido de mamá?» / Y el papá le contesta / que cuando uno se casa / es mucho menos divertido.
Querría haber escuchado la canción…
–Jubi, aquí la tienes.
Gracias majo.
Hablando de encuentros, en la vuelta del viaje a Mallorca y estando sentados esperando el avión, aparece el matrimonio que vive enfrente de nosotros en el piso de Zaragoza, ella con visible cara de cansancio, así nada más saludarnos le cedí gustosamente el asiento, ahora seguramente no hubiera podido hacer lo mismo. Estábamos en una zona donde ya no había cafeterías, así que esperamos conversando sobre nuestras respectivas visitas.
Los encuentros casuales en lugares remotos no son tan extraños. Un chaval de Huesca se fue de vacaciones a la India y, estando en Calcuta (que tiene más de catorce millones de habitantes) alquiló una bici para recorrer la ciudad. En ello estaba cuando escuchó que gritaban su nombre… Era otro de Huesca, conocido suyo, también en bici pero en dirección contraria, que igualmente vacacionaba en la India y había recalado en Calcuta.
En el post la canción puede escucharse haciendo clic en la letra…
Eso de hacer clic en la letra, no me había dado cuenta y es que hoy estoy muy atareado.
También te diré que es más práctico poner el enlace directo como has heho tú.
No son tan infrecuentes las coincidencias en lugares que lo que menos esperas es tropezar con un antiguo compañero de trabajo. A mí me pasó en Estambul visitando la mezquita Azul. La sorpresa y la alegría fue mayúscula.
Son encuentros sorprendentes y gratos porque no esperas encontrar gente conocida a tantos kilómetros. Ay, el azar…
Salud.
He leído con atención las dos entradas y he visitado los enlaces. Me han servido para entender mejor el mapa de Francia y situarme. Con tanto movimiento se entiende el «derrengados» del final.
Saludos.
JBernal
Los viajes maratonianos tienen, como parte B, el agotamiento; son muchos kilómetros de conducción, muchas andadas de visiteo y pocas horas de descanso. Pero compensa.
Salud.
No sabía que las fuentes del Danubio era una fontaine de verdad 😅
Ya ves, todo un monumento para el señorial Danubio.
El mundo es muy pequeño, y estas casualidades están a la orden del día, lo que no quita para que nos sorprenda y agrade encontrar gente conocida cuando menos lo esperamos. Todo el centro de Europa está plagado de lugares de los que nunca hemos oído hablar, pero que tienen un encanto y un interés inmensos.
…y nos faltan vidas para poder conocer tanta maravilla. Incluso en el lugar donde se reside siempre hay rincones fabulosos por descubrir que parecen estar esperando que nos acerquemos.
Estas cosas suelen suceden.
Mis padres estaban de viaje en Rusia, hace ya bastantes años y se habían sentado en un banco a descansar después de una larga excursión, entonces al minuto aparece otro matrimonio a sentarse en el mismo banco y resultó que eran amigos (de aquí, de la isla), una pareja a la que no veían desde hacía mucho tiempo.
El mundo es un pañuelo…
A mi me sucedió estando en Roma, que necesité una farmacia, en plena Plaza Navona lleno de turistas y gente de todas partes del mundo, era verano y no cabía un alfiler. Cuando entro a la farmacia me doy cuenta de lo grande que era (unos diez empleados, cada uno con su mostrador) y cuando llega mi turno le empiezo a hablar en Italiano (intentándolo) pero me responde en español. Resulta que era de España, pero más concretamente era de Canarias, pero más incluso era de la isla de Gran Canaria y, para rizar el rizo, era del mismo municipio donde yo vivo.
Efectivamente, el mundo es un pañuelo…
Y casualidades como ésta que tú nos cuentas, son más comunes de lo que parecen, son la sal y pimienta de muchas anécdotas que luego contamos al regreso de nuestros viajes.
Un abrazo, Una mirada.
Gracias.
Feliz domingo.
Será cierto eso que el mundo es un pañuelo, tampoco tan grande, donde toparse con rostros conocidos es una especie de ley universal. Son encuentros que, de ser planeados, seguro no salen. Porque mira que lo tuyo con tu paisano de la farmacia italiana… Seguro que, de haber profundizado todavía más, algún lazo de parentesco hubierais encontrado entre ambos. Es que la vida nos va llevando…
Buena semana, Nélida.
Un abrazo preotoñal.