«Luna vela»: Archivo personal
Rozando el alba se acallaron las voces y las llamas alimentadas de carrasca de la chimenea de la sala de abajo de O Cado acunaron con sus reflejos los rostros de los durmientes. Luis, el exmosén reconvertido en trabajador social en el área zapatista de México, en la colchoneta, frente al cajón de la leña; Iliane, con Luna, en el sofá, junto a las escaleras; María Petra y la veterinaria en los viejos sillones abatibles hallados en la escombrera y reciclados; Étienne y Jenabou acurrucados en sus sacos de dormir, uno a cada lado de la viga maestra forrada de finos listones de cerezo. Los tres restantes, en el piso de arriba, distribuidos en las dos alcobas.
Amanece.
En una mesita desplazada hacia la pared, la novela que protagonizó el libro-fórum de la tarde anterior en la Sala Pepito de Blanquiador de la Asociación de Cultura Popular: Hijos de la niebla, heredaréis la nada, de Luis Bazán Aguerri; sobre ella, El discurso de la servidumbre, de Étienne de La Boétie, un facsímil realizado por Emil con tan escrupulosa fidelidad que incluso emana de él olor a viejo.
Y como adheridas mágicamente a los maderos que enmarcan el artesonado de cañas del techo de la sala de abajo, las conversaciones intercambiadas en la alargada sobremesa de la cena, cuando, en homenaje a Luis, el exmosén, resucitaron la pícara historiografía de mosén Bruno Fierro, el descacharrante cura de Saravillo protagonista de la mazurca de la Ronda de Boltaña; la aventura anarquista de mosén Jesús Arnal, secretario de Buenaventura Durruti; el asesinato a manos de falangistas del comprometido cristiano José Pascual Duaso, el bondadoso párroco de Loscorrales, y todas las historias recordadas, casi a trompicones, sobre personajes altoaragoneses, reales o legendarios, que el polifacético cura Rafa Andolz les relatara a las otrora adolescentes Marís, María Petra y la veterinaria, durante las tres sesiones semanales de estudio de lengua aragonesa. «Habéis tenido el privilegio de aprender nuestra hermosa lengua desde la cuna», les decía. «Usadla y transmitidla para que no muera».
Un post interesante, con mucho por investigar pues desconozco lo personajes. En cuanto a lo de los «mosenes» (no sé si se escribe así) anarquistas, en la película «Libertarias» hay un cura (Miguel Bose) militando en las filas de Durruti y mira por donde fue así.
Me gusta mucho el nombre de la Asociación de Cultura Popular.
Salud.
Sí, Durruti incorporó en su grupo a mosén Jesús Arnal porque otros grupos de izquierda lo buscaban para matarlo. Al morir Durruti, la columna anarquista siguió protegiendo al sacerdote y, tras la guerra, estuvo de párroco en distintos pueblos y escribió un libro contando sus vivencias con los anarquistas y mostrando mucho respeto por Durruti, del que nunca renegó porque le salvó la vida.
El nombre de Asociación de Cultura Popular es un homenaje al Centro de Cultura Popular que existió en el pueblo durante las colectividades anarquistas que hubo en plena guerra, donde había grupos de alfabetización de personas adultas y una biblioteca itinerante.
Salud y buen comienzo de año.
Como una noche de pijamas pero con mucha conversación, ¿sí?
Algo por el estilo, sí.
Muy interesante, con personas cuya historia no conocía, hasta hoy. Siendo interesantes todos los enlaces, me ha llamado mucho la atención la historia de José Pascual. Es una pena que hasta 1950 no tuviera su lápida. De Jesús Arnal creo haber leído algo o quizás visto en algún documental de la 2 pues su historia me suena bastante. Esa relación con Durruti es en cierta medida llamativa. Gran post como siempre. Un abrazo.
Al bueno de mosén José lo mataron porque tuvo el coraje de denunciar los desmanes cometidos por los sublevados. Sus asesinos, aunque fueron juzgados, apenas pisaron la prisión y siguieron amedretando a la gente, que tenía miedo incluso de adecentar el enterramiento del sacerdote.
Del cura que estuvo con la columna de Durruti también puede que te suene por esta entrada que publiqué hace un año sobre la relación que mantuvo con el conocido anarquista y que expresó en un libro.
Cordialidades.
Efectivamente me sonaba también de esa entrada que enlazas y que he vuelto a releer. No obstante creo haber visto algún documental sobre la época en la que mencionaban la relación entre ellos dos.
Pues seguramente, porque la Fundación de Estudios Libertarios «Anselmo Lorenzo» tiene algunos documentales sobre Durruti donde se cita a Arnal y la historia de la relación de ambos es lo suficientemente golosa para que cualquier productora independiente se haya interesado.
Total, que a los curas de entonces les dieron por las dos mejillas… Cuando se habla de que la Iglesia estuvo de parte de los sublevados, no se dice toda la verdad, pues hubo curas como este posicionados de otra forma y otros simplemente confundidos a causa de su sotana.
La jerarquía eclesiástica se posicionó con claridad; otra cosa fueron aquellos eclesiásticos que, como el cura de Loscorrales, antepusieron su amor al prójimo a cualquier otra deriva. Mosén José fue un hombre ilustrado que no hacía distinciones entre sus convecinos y entendía que su lugar como sacerdote estaba, sobre todo, con las personas represaliadas y sus familias. Ni los avisos ni amenazas lo apartaron de lo que él consideraba su compromiso como ser humano. Lo asesinaron por ser un buen cristiano los mismos que decían defender la Iglesia.
Pero la jerarquía eclesiástica no es la Iglesia. Iglesia era también ese mosén y hubo bastantes como él, que murieron solo por llevar sotana, sin enterarse siquiera de lo que hacía o de como pensaba. Y da igual que fueran falangistas o milicianos; cerriles todos.
Lo asesinaron por ser un buen cristiano los mismos que decían defender la Iglesia.
Quería decir que esos mismos, muchos años más tarde, gritaban y escribían: Tarancón al paredón.
…y ahora, han ido ascendiendo en el escalafón elesiástico y convertido a Bergoglio en el Anticristo.
No puedo sino estar de acuerdo. Todos lo crímenes perpetrados fuera del campo de batalla fueron execrables, independientemente de a qué bando pertenecieran los asesinos. Y las víctimas merecen idéntico respeto.
Pasaba para desearte feliz y próspero año 2022 y me he entretenido leyendo los enlaces y escuchando la mazurca de Bruno. Las letras de La Ronda de Boltaña no tienen desperdicio y lo que tú escribes, tampoco.
Saludos.
JBernal
Gracias por acercarte, Jota, y que tus buenos deseos reviertan en ti, que ya has tenido suficiente con las vicisitudes del 2021. Me alegra verte por aquí en esta segunda semana del nuevo año.
Salud (más).
Describes muy bien un ambiente de complicidad y calor en una tertulia entre amigos en el que es fácil introducirse y uno se siente cómodo. Son historias lejanas pero algunas líneas acercan a nuestro tiempo, permanecen (La Boetie, debo leer)
Ya sabes, imagino, que la noche es una magnífica anfitriona de largas conversaciones…
El ensayo de La Boétie, aun siendo un escrito escrito del siglo XVI, entronca perfectamente con el pensamiento actual. Es una lectura que, pese a ser corta, da para muchas reflexiones.
Hola, Una mirada.
Nos dejas muchas pinceladas en esta entrada, para que todo aquel interesado pueda ahondar en un personaje, dos….o en todos. La historia.
Al final terminas acariciando esas vidas y vivencias, como en un bucle natural y nada forzado.
Gracias, amigo.
Un abrazo grande.
Cada una de las personas nombradas daría para varios artículos, por eso los enlaces cumplen con su cometido: Dar la oportunidad, a quien así lo desee, de profundizar en el conocimiento de las vidas de los citados. Pero incluso sin pinchar necesariamente en los enlaces, se entiendo, creo, que se trata de un resumen de las conversaciones habidas esa noche.
Gracias a ti, que siempre eres tan positiva y grata.
Un abrazo.