«Bacanal ventosa»: Archivo personal
Golpeaba, rabioso, el cierzo las gabarderas ateridas que festonean el camino terroso que lleva al antiguo nevero artificial. En el repecho de arriba, cobijadas de la furia del aire tras un solitario farallón, jadeaban, baldadas, las caminantes —apenas una franja de rostros enrojecidos entre gorros bien encajados y tapabocas—.
Bramaba el viento. Aullaba y amenazaba. Aguardaba, embravecido, a sus acorraladas presas.
Cuando, por fin, las figuras femeninas iniciaron, corcovadas, el descenso hacia el abrigo de los muros de las casas, arremetió el vendaval contra sus víctimas, en mortificante zarandeo que las hacía trastabillar, las agrupaba, las alejaba… Mas ellas, con el ánimo engallado, aprovecharon el impulso ventoso para ganar el chaflán de la primera edificación.
Cuando el cierzo se pone bravo es capaz de arrancar de raíz árboles milenarios. A mí me molesta muchísimo . Cuando el cierzo, en las tardes de invierno, zarandeaba por la plaza las capitanas mi abuela, que lo observaba tras su ventana , decía «hace una tarde que parece que andan todos los demonios sueltos» . El cierzo, ese aire nuestro que a veces nos martiriza.
Salud. y buen día-
Por aquí, que somos muy brutotes, se dice que “hace una zierzera que jode os morros.», Y es que el cierzo, cuando se encabrita, es terrorífico. Recuerdo cómo una vez, a la vuelta de una esquina donde el cierzo pegaba salvajemente, había una señora con un carrito de compra intentando alcanzar la pared mientras el viento la llevaba y la traía; intentábamos llegar a ella para sujetarla y no había manera, hasta que en una de las sacudidas el viento la arrastró cerca de donde estábamos y pudimos asirla de un brazo. Pobre señora, qué malos momentos pasó.
Salud.
Hacía tiempo que no escuchaba la palabra gabardera con su famoso fruto tapaculos, en Broto la llaman simplemente rosal silvestre.
Y qué bien va para detener la diarrea, además de otras muchas prestaciones que las gentes de antaño conocían y utilizaban pero que hoy en día se han ido olvidando.
Yo el fuerte viento lo llevo regular, me produce dolor de cabeza. He aprendido lo que es una gabardera y me apunto eso de «hace una zierzera que jode os morros» totalmente expresivo y contundente. Un abrazo.
El vocabulario aragonés es siempre contundente y expresivo y tan fuerte como ese viento molesto que algunas veces incordia hasta hartarnos.
No me disgusta el cierzo mientras sea suave.
Cordialidades.
Conservo en el recuerdo algunas expresiones de mi abuelo, que creo haberte dicho en alguna ocasión que era originario de Almonacid de la Sierra, a medio camino entre Cariñena y La Almunia, si bien apenas siendo un muchacho emigró del pueblo en busca de mayor fortuna, pero siempre fue fiel a sus orígenes y era, te lo aseguro, un envidiable «cantandor» de jotas, algunas de cuyas letras conservo pues también mis padres resultaron cantores en esos viajes en coche interminables. Vaya, creo que me he puesto nostálgico. Cachis…
Las personas, cuando tienen un arraigo profundo a una forma de vivir y sentir, no lo pierden vayan donde vayan, y aunque la fabla aragonesa esté muy castellanizada hay expresiones y términos que se mantienen intactos (yo tardé años en saber que gabardera se traducía como rosal silvestre). Tu abuelo me recuerda a todos los yayos que conozco, transmisores de una forma sencilla de entender la vida. Y encima, joterico. Los viajes en coche resultarían amenísimos. Nuestros mayores siempre dejan esa impronta que los hace inmortales porque, aun desaparecidos, parte de su esencia permanece en sus descendientes. Bienvenidos, recuerdos.
Salud.
Me encanta el frío, adoro el invierno y el otoño, la lluvia y hasta la nieve. Pero no me gusta el viento…..Por aquí a veces soplan tan fuerte los Alisios que el sonido asusta, parece que va a derribar todo lo que hay en pie.
No obstante, creo que el cierzo es mucho más fiero cuando sopla tal y como apuntas aquí.
Una mirada….gracias por poner sal a la vida con estos relatos. Parten del Alto Aragón, de los barrios y sus gentes, de la naturaleza y el invierno…….para llegar a nuestras casas.
Un abrazote.
Coincido contigo. Las ventoleras son agotadoras. El cierzo no siempre es fiero y, cuando sopla suave, incluso se agradece. Ahora mismo revolotea sin fuerzas, alborotando ligeramente el cabello, como intentando resarcirnos de su furia de días atrás.
Gracias por tus palabras.
Más abrazos.
Aquí pocas veces hay viento y eso tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La ventaja es que el viento es muy molesto, pero como inconveniente tenemos la contaminación, pues estamos rodeados de montañas y no circula eso, el viento, que arrastraría la «boina» que nos cubre casi siempre.
Llevas razón. Zaragoza, por ejemplo, que es una ciudad populosa y con mucha industria, tiene la ventaja de ser ventilada por el cierzo, que ahí suele soplar bastante y arrastra las partículas contaminantes, aunque el viento por sí solo no puede luchar contra la contaminación si no se toman, además, otras medidas depurativas para mejorar la calidad del aire.
Granada no tiene apenas industria, así que la contaminación viene solo del tráfico y de su posición. No te puedes imaginar lo que cambió el cielo durante el confinamiento…
Ese cambio se ha percibido en muchas zonas pero no parece que quienes cortan el bacalao sean capaces de entender el mensaje. Y mucha ciudadanía, tampoco.
Un viento violento y no con muy buenas intenciones. Lo describes tan bien que se ve y hasta oye la escena.
El viento es molesto y puede ser muy peligroso pero si no es excesivo resulta hasta poético, le da una vivacidad a las cosas que no tienen los días en calma.
Me gusta mucho la fotografía.
Como visualizar el viento era imposible, edité la foto y deformé ligeramente las nubes para dar sensación de movimiento. El viento suave es una maravilla y resulta gozoso dejarse llevar por él, pero cuando fustiga con fuerza, mejor que te coja a cubierto.
Una cosa es el frío domesticado de ver nevar a través de la ventana y otra muy distinta sufrir las inclemencias del tiempo como nos haces ver en tu estupendo relato. Solo podemos conocer ese frío habiendo subido a los montes sin el abrigo adecuado. Es entonces cuando entendemos la vida de tanta gente.
Me gusta eso de frío domesticado… En este caso, frío y ventolera forman un tándem potente que mortifica a un grupo de mujeres que, indiferentes a las inclemencias del tiempo, no renuncian a sus caminatas por el monte.
El retoque en la foto (supongo que es un retoque) le da un estilo «vangoghniano»
No sabía que ustedes le llaman chaflán, por acá es «ochava»
Abrazos
Sí, hubo retoque; las nubes están lgeramente deformadas para señalar la fuerza del viento invisible.
Mira por donde me has enseñado un sinónimo de chaflán que tampoco conocía.
Cordialidades.