«El influjo de la (perra) Luna»: Archivo personal
Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje, con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de desistir. Pero al fin triunfó la perseverancia y Raimundo aprendió a ladrar. No a imitar ladridos, como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. ¿Qué lo había impulsado a ese adiestramiento? Ante sus amigos se autoflagelaba con humor: “La verdad es que ladro por no llorar”. Sin embargo, la razón más valedera era su amor casi franciscano hacia sus hermanos perros. Amor es comunicación.
¿Cómo amar entonces sin comunicarse?
Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día Raimundo y Leo se tendían, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo.
Por fin, una tarde se animó a preguntarle, en varios sobrios ladridos: “Dime, Leo, con toda franqueza: ¿qué opinás de mi forma de ladrar?”. La respuesta de Leo fue bastante escueta y sincera: “Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano”.Mario Benedetti (1920-2009).- El hombre que aprendió a ladrar, cuento contenido en la obra Despistes y franquezas.
He leído que «Despistes y franquezas» es un libro que resume los modos de escritura de Benedetti al tiempo que constituye una suerte de conversación privada entre el autor y sus lectores de siempre.
Donde reúne relatos, poemas, graffitis, viñetas varias sobre esos aspectos de la realidad que siempre han cautivado a Mario Benedetti y que han hecho de él uno de los escritores más leídos y admirados de las letras hispánicas.
No está nada mal ese resumen. Lo cierto es que se trata de un libro espléndido que solo un autor tan singular y emotivo como Benedetti podría haber realizado. Su lectura es un placer intenso.
¡Que bueno! Que propio de Benedetti…
Es un cuento genuino, muy Benedetti.
Memorable cuento.
Buen cierre la referencia al acento demasiado humano, en el idioma ladrido.
Sí, está en consonancia con ese humor fino del autor.
Gracias por acercarte a comentar.
Encantador cuento, de la pluma de uno de los grandes de la literatura.
Qué bonito escribe Benedetti y qué sencillo parece este arte de la escritura cuando se le lee. Ahí es nada, caray!!
La foto de tu perrita es preciosa, y el nombre elegido le hace justicia a esa mirada de feliz embrujo
Un abrazo, Una mirada.
Ese es el truco de Benedetti: la sencillez, la proximidad del lenguaje. Escribió para ser comprendido y supo hacerlo con elegancia.
Luna fue una caniche feliz que murió de pura vejez; dio y recibió amor y su recuerdo sigue presente en la familia humana de la que fue un miembro más.
Otro abrazo.
Magnífico cuento del maestro Benedetti al que admiro desde jovenzuelo. A menudo al hablar otros idiomas, el acento delata nuestra procedencia. Y es obvio que el idioma perruno no iba a ser una excepción, como nos muestra espléndidamente don Mario. Un abrazo.
Es un cuento sencillo, como era el propio Benedetti. Es un autor que, por muchos años que tegan sus escritos, siempre son actuales, como si acabara de escribirlos el día anterior.
Cordialidades.
Es un cuento muy bonito y la perrita de la foto me ha enamorado.
😍
Combinan bien el cuento y la imagen de Luna, ¿verdad?
Me encanta Benedetti por su sencillez y hondura. Me gusta.
Precisamente en eso que cuentas se halla la grandeza de este hombre.
¡Qué grande! Igual que esos angloparlantes que solo hablan su idioma y te echan en cara tu mal acento, los humanos nos creemos el centro del universo y tendemos a que sean otros, en este caso los perros, quienes nos entiendan. Es este el relato del inglés que se esforzó en aprender otros idiomas en vez de esperar a que los demás hablaran el suyo.
Este cuento es una fábula que puede interpretarse de muchas maneras y que, sobre todo, homenajea la necesidad del entendimiento respetuoso y la comunicación como ejes de la convivencia. Es un cuento, sin duda, para compartirlo.
¡Muy buenoo! No lo conocía.
Y me gustó también mucho el título que le pusiste a la foto, así con su paréntesis
Abrazotes!
Un cuento sencillo y cn esa profundidad que siempre sabía darles a sus escritos el gran Benedetti.
La coincidencia entre el nombre de la perra y el satélite hacía necesario recalcar que Luna se refería exclusivamente al animalito, jeje.
Cordialidades.