«Atalanta»: Archivo personal
Atalanta, la gata, se cuela, como tiene por costumbre, en casa de la señorita Valvanera; se dirige, sorteando cualquier reclamo humano, a la Alcoba de los Libros —que así llama la vieja maestra al cuarto que oficia de despacho/biblioteca— y se repantinga entre los cojines del banco corrido pintado en blanco roto que hay junto al ventanal, bajo cuyo asiento abatible —en el receptáculo interior coquetamente forrado con tela decorada con margaritas— guarda con celo la antigua maestra su colección de ediciones del Diccionario de la Lengua Española, siendo el ejemplar más antiguo de 1899.
Jenabou, que ha subido a por la gata, la reconviene con un “Jolines, Atalanta, sal de allí, que luego las regañinas de Mamz’elle y mamá me las llevo yo”, elevando exageradamente la voz para que la señorita Valvanera y sus visitas la escuchen desde el zaguán.
Atalanta es una superviviente. Hace seis meses, un colaborador del Proyecto Michinos que clasificaba residuos en el Punto Limpio de la localidad, la encontró hecha un ovillo en la carcasa de un microondas y se la llevó a la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio. Su estado era tan extremo —famélica, aletargada, con los ojos cubiertos de costras y el abdomen tumefacto— que la veterinaria se planteó, incluso, si no sería más acertado y compasivo proceder a inyectarle una dosis terminal de pentobarbital sódico.
Superadas las dos primeras semanas críticas, el cuerpo de la gata fue respondiendo a la medicación y, cinco semanas después de su llegada, ya jugueteaba con Yaiza, la perra, y Kuro y Teruca, los otros felinos de la casa, que acogieron con afabilidad a su nueva compañera.
Jenabou, la hija de la veterinaria, que por aquellos días estaba leyendo la historia de Atalanta, en la versión de Gianni Rodari, sugirió dar el nombre de la heroína griega a aquella michina atigrada y luchadora que había vencido a la muerte.
Es lindisima Atalanta con el pelo de tigresa.
Sí, es tan guapetona como traviesa.
Mirada límpia y sin duda el nombre muy apropiado pues tanto la gata Atalanta como la diosa del mismo nombre, fueron abandonadas a su suerte. Y en ambos casos, recibieron precisamente la suerte, de una oportunidad. Bueno, lo de la diosa fue más llamativo, porque dicen que fue cuidada y protegida por una osa. Sea como sea, bravo por Atalanta. Un abrazo.
Es la mirada de una gata saludable y feliz. La elección del nombre fue más fruto de la casualidad que de sus penosas circunstancias. Si la joven lectora hubiera estado leyendo otro libro con algún personaje femenino interesante, la gata no se llamaría Atalanta.
Cordialidades.
Bonito nombre para una gata abandonada a su suerte, solo le faltaba que fuera una buena cazadora…
– Jubi, al menos en el plato, seguro que no se le escapa ninguna pieza
Y qué bien lo sabes, que solo caza bocados del plato. Quizás, por instinto o jugando, podría lastimar a un pajarillo pero no sería para quitarse el hambre.
En tu foto se le ve muy sana.
Sí, sus problemas de salud han quedado atrás y se cría de maravilla.
Pues ya ves tú, que a mí ese nombre lo que me recuerda es un pub que ya cerró…
No me extraña. Hasta hay un equipo de fútbol que se llama así…
Bravo por Atlanta y por los que le ayudaron a sobrevivir. Bien guapa y sana que luce ahora.
Saludos.
Sí, está lustrosa; sus problemas de salud han quedado atrás.
No sé por qué no me había llegado notificación de esta entrada,
En eso sí que no te puedo ayudar porque no lo sé.
Qué triste el extremo al que llegó la pobre gatita 🐱, menos mal que ese colaborador llegó a tiempo salvarla. Me gusta mucho el nombre que eligieron para ella, no podría ser otro que el de una gran heroína, su destino y fortaleza. Así no es de extrañar que quiera llegar hasta la biblioteca de la señorita Valvanera para ronronear entre libros y letras…..
¡A seguir disfrutando y dando (recibiendo) amor a esta saludable gatita de grandes ojos verdes!
Un abrazote.
Parece que la mano del destino hiciera converger diferentes circunstancias para que aquella gatita, que apenas tendría un mes cuando fue encontrada, terminara siendo la saludable tocaya de la Atalanta griega.
Fíjate que los libros, y el papel en general, son atrayentes elementos entre los gatos que conozco, y no es extraño que los utlicen como incluso reposaderos -con algún arañazo incluido-.
Besos.
Un nombre muy apropiado para quien ha vuelo a la vida, a seguir luchando, gracias al cariño y a los cuidados humanos. Hay animales con buena estrella.
Afortunadamente, los animales saben sacar partido de esa buena estrella y agradecer, a su manera, la oportunidad de poder seguir adelante.