«Colores del día naciente»: Archivo personal
Rellena la luz de estridencias cromáticas el hueco de la noche desterrada y siluetea las formas estáticas —agrupadas y dispersas— cubiertas con livianos pañolones oscuros que la claridad arranca no bien el Sol termina de asomar, envanecido, entre las almenas melladas del torreón ruinoso que se avista, como bajel encallado, en medio de un mar de carrascas. Danzan los pies en la engañosa soledad del último repecho conquistado por brotes de hierba rala, levemente tocada por el rocío nocturno. Cuando, en zancada postrera, accede el caminante al pelado copete donde, en ocasiones, huelgan las aves, se agitan, incómodos, los dos buitres leonados; se yerguen —inmensos— al borde mismo de la cornisa, sacudiendo los escasos plumones de las gorgueras y, silenciosos, con los picos ganchudos encarados al abismo y las alas desplegadas en arco, inician un vuelo lento y en espiral, advirtiendo, por fin, la abundante carroña recién esparcida al pie del despeñadero.
Que amanecer naranja tan bonito.
Y, al natural, todavía más.
Para mí que soy de pueblo, una imagen superfamiliar eso de las carrascas y el buitre leonado. Aunque en algún sitio he oído o leído que el buitre leonado estaba en peligro de extinción. No estoy segura. La fotografía preciosa. Buen día.
Los leonados tienen un régimen de protección especial, pero, afortunadamente, no están en peligro de extinción. Quienes sí lo están son el alimoche y el quebrantahuesos, también muy representativos de nuestro cielo.
A disfrutar del último finde de la Fase 0.
Recuerdo perfectamente la imagen de una treintena de buitres lanzándose a un barranco profundo ya que con la fartera que llevaban no eran capaces de salir volando si antes no tomaban «carrerilla».
Pero lo que de verdad nos impactó a unos zagales de 12 a 14 años que tendríamos entonces, es que la caballería se empieza a mover y de dentro aparece un buitre completamente ensangrentado que no se habría enterado de nuestra presencia.
Son muy glotones; sin duda se aplican aquello de «oveja que bala, bocau que pierde«. Menuda impresión ver al buitre saliendo de aquella guisa del interior del cadáver, y más siendo críos.
La foto me ha recordado esto:
La luz
de un rojo amanecer
anuncia ya
la vida que vendrá.
A ver si es verdad…
La vida que vendrá… habrá que organizarla, quizás, de manera diferente. Pero los amaneceres, con sus rojos y anaranjados, seguirán alentando los días.
Seguro que sabes de que es ese fragmento sin meterlo en Google.
El pueblo, unido, jamás será vencido… ¡¡¡Venceremos!!!
(…pero lo he mirado, no te voy a mentir).
No conocía ese vídeo y está bien, pero me sigue gustando más el que puse en esta entrada.
Los dos grupos se formaron por la misma época y desarrollaron un folk reivindicativo y revolucionario. No sabría decirte qué voces me gustan más porque el tema suena impecables en ambas formaciones.
Yo creo que los Quilapayún le dan un tono más enérgico, más de himno o marcha.
Son dos versiones muy separadas enn el tiempo. También eso influye.
(De los buitres leonados poco puedo decir, porque no he visto nunca uno ni de lejos)
De cerca, impresiona su aparente aspecto fiero (que no lo son), como ocurre con todas las carroñeras, pero son más bonitos que los buitres negros. Planea, soberbio, por el cielo, a veces, en bandada, aunque, según mi apreciación personal, carece de la majestuosidad del quebrantahuesos, otra carroñera espectacular.
Qué preciosidad de amanecida has descrito!!!
No cabe más belleza en esas palabras, ni en la foto que acompañas.
Me has recordado una escena de una película que vi hace tiempo, titulada En un lugar de la Toscana. Un escritor ha decidido dejar de escribir y refugiarse en la Toscana, pero en aquella escena se «arranca» a describir lo que ve (era en este caso un atardecer)
«…Los escritores disponen las palabras de un modo por el que asumen belleza y forma. Piensa que las palabras son colores y el papel un lienzo….y descríbeme lo que ves».
Menudo cuadro te has marcado! Gracias por compartirlo.
Un abrazo.
Atardeceres y amaneceres… Nunca las palabras pueden suplir las tonalidades, los trazos que la luz dibuja y que la vista absorbe y el cerebro atesora.
Muy revelador el corte de vídeo.
Otro abrazo.
Bonita descripción. Un abrazo.
Gracias, compañero.
Otro abrazo para ti.
Mira la foto que conseguí hacer con una cámara compacta un día que subimos a comer a Buesa. Claro que el buitre casi lo tocábamos con las manos en las pasadas que hacía por encima del pueblo.
Impresionante foto, y qué bien se aprecia la espectacular envergadura del ave. Estaría buscando alimento.
Hermosa foto y bello relato amanecido. Creo que la Aurora se sonroja pero de tanto que la estamos mirando los seres humanos. Creo que durante mucho tiempo ella, Febo, Selene y tantos otros se han sentido insignificantes, y ahora que mucha gente no tiene más que hacer, ha decidido levantar la cista al cielo. Lo mismo ocurre con la fauna.
Tu no eres una recién llegada, por supuesto que eres de las mías, los de primera fila, los vitalicios.
Abrazos Una mirada!
Todos los fenómenos que se suceden por encima de nuestras cabezas tienen su atractivo, ya se trate de la aurora o de una tormenta; las sensaciones siempre dependen de la receptibilidad de quien mira y se deja envolver por ellos.
Seguiremos oteando, como corresponde.
Más abrazos.
Un amanecer precioso, y si encima lo acompañas con buitres leonados alzando el vuelo en cuanto calentó el aire, entonces es lo más de lo más. Confiemos en que las otras especies de buitres vayan saliendo del bache.
Los comienzos del día son fascinantes en la Naturaleza, con esas tonalidades imposibles de componer artificialmente y los sonidos, atenuados en la oscuridad, que se acrecientan conforme la claridad destierra a las sombras.