«Guara»: Archivo personal
El último rastro de Treseta de [Casa] Cosme se pierde en el cuidado lecho que en el presente acoge el reducido terreno del Parque Infantil, lugar que, pese a su actual función, sigue denominándose, con puntillosa referencia histórica, la Femera [1] Cosme, apelativo que causa estupor en no pocos foranos [2] cuando descubren la alusión escatológica del término.
Teresa Labata Clavería —llamada Treseta de Cosme— fue sanadora, oficio que había aprendido ayudando a su abuela a clasificar distintas plantas del entorno natural. Con apenas dieciséis años, su fama de entendedera [3] hizo que, a la muerte de la abuela, se la reclamara desde diferentes puntos geográficos de la Sierra de Guara para ocuparse de los males físicos de personas y ganado, actividad que, por sí misma, no le reportaba más beneficio que la promesa, por parte de los agradecidos familiares del paciente o de los dueños de los animales, de comprar, cuando hubiera menester, algunas libras del aguardiente que Cosme, el padre de la curandera, fabricaba en un alambique situado a la orilla del río.
Cuentan que fue, precisamente, el rudimentario alambique y el, para algunos, preciado licor que en él se destilaba, los que provocaron la caída en desgracia de la joven ensalmadora.
Los Artero, familia pudiente que consideraba propias las tierras donde se ubicaba la humilde licorería, pretendieron que Cosme Labata pagara un tributo considerable por su actividad o que, en su defecto, traspasara a la familia Artero los secretos del líquido que negociaba. No pudiendo Cosme llevar a efecto la primera propuesta y no aceptando la segunda, los Artero reunieron una partida de aparceros que, de noche, destruyeron el alambique, arrasaron el huerto familiar y prendieron fuego al corral donde Cosme y su hija guardaban algunas gallinas y un par de cabras. Pareciéndoles poca la venganza a los caciques, Treseta de Cosme fue denunciada bajo la acusación de haber vertido alguna ponzoña en los abrevaderos del ganado de la familia Artero. Convocada ante el juez para que diera cuenta de aquello de lo que se la acusaba, la entendedera negó los hechos y la autoridad, temerosa del poder de los Artero, le prohibió ejercer su oficio bajo pena de fuertes sanciones.
Dicen que Treseta de Cosme dejó de recorrer los caminos de Guara con su morral colmado de hierbas curativas. Dicen que enterró el morral de piel de cabra en la femera y, con él, el conocimiento que tanta salud había repartido entre los seres de la sierra. Dicen que, poco tiempo después, un terrorífico brote epidémico de cólera morbo —documentado en 1885— se cebó con la localidad e hirió de muerte muchas casas, entre ellas, la de Cosme Labata; él y su hija Treseta, que anduvo cuidando a sus convecinos, perdieron la vida. Y cuentan que en Casa Artero la enfermedad infecciosa fue especialmente cruel: la abuela, el padre y cuatro, de los cinco hijos, sucumbieron.
ANEXO
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Memoria de epidemias en Huesca, edición del Archivo Histórico Provicial.
NOTAS
[1] En aragonés, estercolero.
[2] Id., forasteros.
[3] Id., mujer sabia.
Menuda historia la de Teresa de Cosme. En mi pueblo se las conocía por curanderas y en según que casos brujas pues se les suponían poderes para hacer el mal. Tremendo el oscurantismo que había sobre el tema por lo menos por la zona del Bajo Aragón. Cuando era pequeña secretamente oías: «cuida que la fulanita es bruja». ¡qué tiempos!. Podían convertir a cualquiera en un gato, hacer bailar las sartenes etc, Un fantasía increíble.
Las brujas tienen una ligazón especial a la historia de nuestro territorio e incluso a tradiciones y dichos. La misoginia eclesiástica hizo el resto, porque, en la mayoría de los casos, las llamadas brujas no eran sino mujeres que, como Treseta -que nunca fue considerada bruja-, simplemente aplicaban los conocimientos que tenían de las propiedades de algunas plantas.
Que peligro los caciques de los pueblos… ¿Seguirá habiéndolos? En los últimos años del franquismo fueron una plaga peor que el coronavirus.
Quedan todavía flecos oligarcas. Por estos lares aragoneses hay, incluso, un partido político que nació desde y por el caciquismo.
Claro que los hay. Son los que cada cuatro años te amenazan con quitarte el PER o como queramos llamarlo si no les votas.
Por estos pagos ese subterfugio no tiene ningún recorrido. Pero es cierto que al coco lo muestran los que manejan el cotarro.
Hacía mucho tiempo que no escuchaba la palabra femera.
En cuanto a Treseta de casa Cosme, es una de las muchas historias que aparecen ligadas a las sanadoras.
Galicia lleva la fama de ser la que mayor cantidad de brujas tiene, pero Aragón le sigue muy de cerca, no quiero decir que Tresta fuera una bruja, pero desgraciadamente la etiquetaron así.
Trasmoz es un buen ejemplo de ello, hasta tal punto que hay una leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer ligada al pueblo. No es extraño que en el siglo XI o XII la Iglesia decidiera excomulgar a todo el pueblo, cosa que ignoro si sigue excomulgado o ya le han levantado la pena impuesta.
Galicia, País Vasco, Navarra, La Rioja, Aragón… Territorios brujeriles de pro, con un legado en forma de historias -muchas bien documentadas- que han sobrevivido al paso del tiempo. La mayoría de esas mujeres no eran sino conocedoras de la medicina natural; en eso consistía su poder, aunque algunas de las mujeres, bajo tortura, declararan alucinantes ritos. En cuanto a Trasmoz, parece ser que nunca se anuló la excomunión, asi que continúa siendo un pueblo maldito.
El miedo que en aquella época se tenía a la sabiduría de las curanderas (mal llamadas brujas) cuando tan solo eran mujeres con interés por aprender las propiedades curativas de algunas plantas.
Me gusta que hayas escrito esta entrada en el Día Internación de la Enfermera/o.
Un abrazo.
La coincidencia entre el escrito y la celebración no ha sido premeditada, sin embargo no puede decirse que la labor de Treseta no fuera también la de enfermera, porque amén de aliviar dolencias, en su quehacer no utilizaba conjuros sino plantas similares a las que modernamente utiliza la industria farmacéutica. Es curioso que a ella, que procedía de una familia donde, en otras épocas, se contaban un par de brujas, nunca se la consideró como tal. Tampoco a su abuela. A ambas se las llamaba entendederas, mujeres sabias.
Otro abrazo.
La razón nunca está de parte de la verdad si no de aquel que la impone
Desgraciadamente, esa es la tónica.
¿El apellido Artero lo traían de antes o se lo ganaron luego de todo eso?
Acá se las conoce como «las curanderas», palabra que por ahí usas.
Me has recordado a la de mi barrio, doña Herminia
Abrazos!
El apellido viene de tiempos lejanos y se ve que, en diferentes épocas, se demostró muy apropiado. También la denominación «curandera» es la usual, salvo que por esta zona, en algún caso, se usaba «entendedera» como señal de respeto y admiración.
Buena salud para doña Herminia.
Un abrazo.
España nunca fue lugar para montar empresas. Ni antes ni ahora, enseguida viene alguien y te reclama por las malas que pagues más de lo que corresponde.
Pero se montan, y algunas con óptimos resultados. Incluso el licor que destilaba el padre de Treseta se sacó adelante.