«Bodegueta»: Archivo personal
Antes del almuerzo de trabajo —apalabrado en el bar del Salón Social— al que han invitado a Josetón, el bodeguero, para programar las fechas y turnos de la vendimia, el grupo de Tejedoras[*] que gestiona la Viña del Saso visita el terreno que se extiende, bajo la protección de la meseta pedregosa, desde el límite del término municipal que linda con las tierras de la localidad vecina hasta la barranquera de la Clamor, que desagua en el río. El viñedo, henchido y meticulosamente trazado, semeja un islote de bancales rectangulares, a modo de travesaños, con una extensa franja de sardas en la parte baja, en cuyo centro se abre un camino de tierra áspera y compacta por el que, en unos días, discurrirán tractor y remolque portando los cestones repletos de los preciados racimos de uvas parraletas y moristel.
Josetón, reconocido vitivinicultor que traspasó los menesteres de sus bodegas a sus hijos hace un par de años, es el altruista asesor de las Tejedoras desde hace tres décadas y conocedor, como ningún otro, de las características de la tierra aluvial del Saso, que él sugirió mantener como secano pese a algunas Tejedoras que insistían en transformar en viña de regadío la parte del segundo bancal próximo a la Clamor. Fue también idea suya invertir una parte de campo en la plantación de la casi extinta parraleta y en distribuir los horarios de vendimia manual en función del tipo de uva a recolectar.
El almuerzo resulta amigable y provechoso, regado con una botella de vino del Saso, de buqué afrutado, que Olarieta, la cocinera del bar del Salon Social y miembro de las Asociación de Mujeres, deja como al descuido sobre la mesa, entre el aplauso de las concurrentes y el gesto de satisfecho asentimiento de Josetón.
NOTA
[*] Nombre que se da, en el Barrio, a las miembros de la Asociación de Mujeres.
Me has hecho recordar mi estancia en Bailo. Mi tío tenía una pequeña viña de uvas negras. ignoro de la variedad que eran, las utilizaba todos los años para hacer vino. En la cuadra había un lagar donde se pisaban las uvas, yo eso no lo viví nunca ya que entonces ya me encontraba estudiando, se me habían terminado mis vacaciones.
Al otro lado del lagar existía una pequeña bodega con dos cubas de 500 litros y una más pequeña de 200, en cierta ocasión en verano cuando yo estaba ayudándole en las labores de la siega, abrió la cuba de 200 litros que llevaba varios años sin haber sido tocada, nada más abrirla, los dos comentamos al unísono, ¡Eso es vino rancio! Desgraciadamente al cabo de varias semanas el vino rancio se transformó en vinagre, la causa según nos dijeron fue debido a las vibraciones de las obras efectuadas en la calle para poner el alcantarillado y desagüe en todas las casas.
En la actualidad, la viña se ha perdido.
Con unas cubas de tanta capacidad seguro que la viña era generosa y chafar las uvas un acontecimiento; lo sigue siendo hoy en día pese a la progresiva mecanización de la vendimia y la elaboración de caldos. Y vaya chasco perder el vino viejo en favor del vinagre.
Excelso momento éste en el que se vendimia el fruto del trabajo bien hecho. Siempre me ha gustado el vino, pero según lo voy descubriendo lo voy apreciando más y más.LAs diferentes variedades de uvas, la lluvia, la cantidad de sol, los suelos y el conocimiento acumulado de muchas generaciones se conjugan para ofrecernos el mejor néctar.
Así es. Detrás del disfrute de un buen caldo hay un conjunto de labores bien combinadas con los elementos de la Naturaleza que intervienen en su elaboración y el resultado final.
Nunca he estado en la vendimia ni me entran ganas cuando veo a los vendimiadores bajo el sol, pero ahora que la uva se recoge de noche sí que algunas veces he pensado que me gustaría verlo.
En la zona de Denominación de Origen Somontano la vendimia se realiza en un horario u otro según sea mecanizada o manual; la primera, que es más rápida, a partir de las cuatro de la madrugada y la manual al amanecer. Precisamente se pretende evitar que el calor estropee las uvas durante el transporte.
En Jerez, la vendimia es en Agosto y se está haciendo de noche, tanto por la uva como por las personas que la recogen. Muchas horas al sol a más de 40º es una locura.
Por esta comarca también se empieza a vendimiar a finales de agosto, dependiendo de cómo han afectado las lluvias primaverales.
Muy importante me parece esa precisión que haces de los horarios en función de las personas que realizan esa tarea.
Mi madre iba a vendimiar cuando era joven y me ha contado que era una labor dura porque pasaba mucho rato agachada y a los pocos días estaba resentida de los riñones.
Buen fin de semana y que empieces septiembre con más ganas de las que tengo yo.
Son muchas horas doblando el espinazo y transportando los cestos hasta el lugar de recogida y el esfuerzo pasa factura.
Ánimo, que el cambio de centro será más positivo de lo que tú crees; tu motivación hará el resto.
Un inmenso abrazo.
Josetón tienen nombre de buena gente.
Y encima vemos que es una persona muy sabia, a la que hay que saber escuchar entonces.
Pienso que el proceso de la vendimia es todo un ritual y resumen de conocimientos. Y pienso que tu relato nos ha hecho disfrutar de ello, gracias.
Dejarse aconsejar por quien aprecia, siente y conoce el campo es un lujo para quienes tienen un privilegio del que no todos pueden presumir.
Gracias a ti.