«Descanso estornino»: N.C.
De madrugada, cuando el sueño se interrumpe, se les oye en el pinar. Al unísono; como si una sola voz ascendiera hasta la ventana y reverberara contra los cristales en eco infinito que, en el duermevela, parece llevar, entre chasquidos, poemas incompletos de Ángel Guinda recién huidos del manoseado volumen que el insomne acuna entre sus brazos.
Duerme en el tórax el Aspergillus —o acaso trama nuevos tormentos a hígado y riñones…— cuando se alza, densa, la estola inquieta del pinar que se yergue junto al centro hospitalario. Y se elevan las voces.
Vuelan, cual negra bufanda, los estorninos. Suben, bajan, gritan. Retornan. Se alejan. Desaparecen.
Cierra los ojos el voyeur insomne y, en un último acto de consciencia antes de rendirse al químico letargo que las misericordiosas manos de la enfermera esparcen por el torrente sanguíneo, acaricia la portada del libro de Ángel Guinda y murmura: «Atravesado por un rayo de sombra, como todos los jóvenes, yo vine a que se me llevara la vida por delante…»
¡Que poca cultura literaria tengo! Pese a haber nacido en Zaragoza no conocía a Ángel Guinda, y eso que observo que tiene muchos poemas, habiendo tocado también el ensayo y la traducción.
Ya sabes que la Literatura está plagada de ilustres y sublimes desconocidos cuyas obras no se exponen en las estanterías más vistosas de las librerías…
A Guinda lo llegaron a juzgar, en Zaragoza, por el delito de blasfemia, junto con un pintor; ese fue el principal motivo de la marcha del escritor a Madrid.
Los estorninos en un pinar, compañía. Los estorninos en una plaza… un problema
Una plaga de cuidado, los estorninos… Con cada aurora se dirigen, voraces, a campos y huertos donde dejan su impronta.
Los inmigrantes caminan por las calles con mortajas al hombro,
lápidas al hombro, cruces al hombro, lágrimas
al hombro, corazones en las manos, el cielo sobre un
desierto en su mirada. Con una familia y un país
escondidos dentro de la cabeza.
(Los inmigrantes. Ángel Guinda)
Es un poeta que pulsa lo social admirablemente.
es como en la «profecía»
…pero los alados que salían allí, ¿no eran cuervos?
Las fotos del cura y otros que intentaban revelarse iban apareciendo con un rayo obscuro que los atravesaba, con lo cual era la premonición que iban a morir y tal y tal…
Esta es otra profecía
http://www.angelfire.com/nt2/leonerk1/laprofecia.html
Desconocía ese texto de Rafael de León.
El rayo premonitorio… Sí, lo recuerdo.
Tomo nota de Angel Guinda. Lo desconocía y me ha gustado mucho lo que he leído. Gracias mil!
Es un poeta diferente y siempre actual; nunca decepciona porque sus textos penetran en el cerebro inundándolo de imágenes reconocibles.
«Atravesado por un rayo de sombra, como todos los jóvenes, yo vine a que me llevara la vida por delante.» Angel Guinda
Parecía escrita para él, ¿verdad?