«Sin título»: Pablo Segura
Las vetustas estufas de la Escueleta Vieja, colmadas de biomasa, enrojecen sus cuerpos ferrosos acorralados entre rejillas de latón mientras las Tejedoras[*] decoran la amplia estancia que antaño fuera la Saleta de Gimnasia. Los dos plintos y el potro de cuero desgastado y recosido en los bordes son ahora, merced a las virtuosas manos de Oroel y Rosa-Ana, las maestras, tres asimétricas camellas cuellicortas y con picudas jorobas que parecen contemplar, con sus surrealistas ojos bajo sobresalientes pestañas embadurnadas de purpurina, el recién montado escenario en forma de jaima que será el espacio principal de la representación —en adaptación libérrima— de Las tres Reinas Magas de Gloria Fuertes.
Humean, sobre las bocas candentes de las recuperadas antiguallas, las peroletas con el hervido eucalipto que aromatiza y humidifica el ambiente mientras en la estufa más grande, con sus seis patas forjadas a modo de pezuñas, se recalienta, en un perolón ennegrecido, el poncho revitalizante que sobró de la noche anterior.
Se empañan los cristales entre los poderosos listones de madera ligeramente astillados por el paso del tiempo, y el mercurio del añoso termómetro que un día compartió pared con el crucifijo desterrado asciende lentamente por encima de los veinte grados.
A las once y media de la mañana, cuando las criaturas que intervienen en la representación comienzan el último ensayo general, las mujeres se sientan junto a las espalderas que ofician de muro de Gaza. En el exterior escarchado que enmarca la Escueleta Vieja sobrevuela, glacial, la niebla acompañada de aguanieve.
NOTA
[*] Nombre que reciben, en el Barrio, las componentes de la Asociación de Mujeres.
Lo que le gustaría a Gloria Fuertes esa representación…..
Seguro que hubiera disfrutado mucho con la adaptación de su texto a los tiempos actuales.
Lo del potro me ha recordado…
– Jubi, que viejo eres.
Efectivamente, pero al oír o leer determinadas palabras afloran a mi mente recuerdos olvidados.
Decía que lo del potro me recordó una anécdota de la mili, al principio, y cuando nos «instruía» un capitán muy deportista, nos hizo pasar y saltar por el potro, yo le dije que no podía, ya que tenía una deformación física; actualmente corregida con una operación, que no me permitía hacer ese tipo de deporte.
Se lo pensó un poco pero me mandó descansar.
Al día siguiente me preguntó si podía hacer agujeros a mano para cavar postes de teléfonos; eran dos las herramientas una especie de lanza o pala con pico y otra para ir recogiendo la tierra suelta.
Le dije que seguramente si, y estuve durante un día haciendo el paripé con otros compañeros para poner media docena de postes.
Alguien dijo que mi puesto estaba en el taller de radio y allí estuve hasta que fui destinado a Las Palmas con una emisora militar.
Recuerdo perfectamente esas estufas que las tuve en mis primeras épocas de alumno en un colegio en Zaragoza.
Resumiendo, que te escaqueaste de una actividad pero no te libraste de la otra.
Un cuento de Navidad escrito y narrado con el estilo sublime al que nos acostumbras.
Me haces vivirlo.
Un fuerte abrazo y feliz y saludable 2014
Ay, Trini, tú siempre lees en positivo.
Gozoso año también para ti. Y sonorísimo beso.
Esa mujer, Gloria Fuertes, me trae recuerdos muy dulces. Tuvo un talento para tejer con las palabras que creo que no ha sido debidamente reconocido.
Saludos y feliz año
Ciertamente no ha sido ni estudiada ni valorada como merece. Fue una grande a la que se trató como a un ser estrambótico que hacía «poesía menor». Pero muchos y muchas aún la amamos porque un día descubrimos a la extraordinaria mujer de voz grave y rasposa que no sólo compartíó sueños sino que luchó realidades.
Feliz año, sí, que siempre hay instantes para la dicha.
Yo me acuerdo con frecuencia de Gloria Fuertes, pues a lo tonto, a lo tonto, decía cosas importantes.
Quizás por eso pretendían tenerla encasillada dentro de las escritoras «para niños» (y niñas…). Pero ella, buena gente pero en absoluto tonta, siempre fue muchas zancadas por delante de quienes sorteaban las sillas. Sólo hay que releer muchos de sus poemas aparentemente simplones.
Magníficos recuerdos, grandes momentos… ¡cuanta nostalgia! ¡cuánta lucha!
Gracias por traer novelados esos pedazos de realidad.
Ya sabes que lo entrañable sobrevive y motiva para seguir en la brecha.
Gracias a ti por ser y estar.
Ese poncho tiene q dejar el cuerpo caliente, caliente,caliente hasta pasar de las estufas.
Voy a seguir leyendo los otros posts q me falta ponerme al día.
Salu2.
Entonar, entona. Mucho 😉 .
Re-bienvenido, Sands.