«Memorial del Genocidio contra el Pueblo GItano»
[…]Algunos meses antes de la ocupación alemana de Francia, los gitanos habían sido registrados por medio de tarjetas de identificación especiales y sometidos a vigilancia policial, al mismo tiempo que se creaban campos de trabajo para ellos. La zona ocupada de Alsacia-Lorena fue testigo de una oleada especialmente brutal de persecución de gitanos de la etnia Manouche. Tanto en el norte, en la Francia ocupada, como en el sur, bajo el gobierno de Vichy, fueron cazados e internados en campos de trabajo. El Ministro de Asuntos Judíos de Vichy, Xavier Vallat, fue responsable de los 30.000 gitanos internados. La mayoría fueron transportados a los campos de Buchenwald, Dachau y Ravensbrück, donde entre 16.000 y 18.000 murieron. El gobierno de Vichy llevó la colaboración hasta el punto de extender la persecución a Argelia, forzando a 700 gitanos a internarse en el ghetto de Maison-Carrée, cerca de Argel; Orán y Mostagenem también tuvieron centros de internamiento para gitanos. La colaboración francesa, en relación al trato dado a los gitanos, no ha sido discutida hasta ahora […]. – Topografía de la Memoria.
El 20 de julio de 2007 fallecía en la señorial Poitiers, Jean-Louis Bauer, llamado Poulouche, presidente de la Unión Nacional de Víctimas y de Familiares de Víctimas Gitanas.
Nacido en 1930, padeció junto a su madre, Redcha, y su padre -desaparecido en un campo de concentración alemán- el horror del nazismo en los campos de internamiento de Mérignac, Poitiers, Montreuil-Bellay y Jargeau, tenebrosas localizaciones francesas entre cuyas alambradas transcurrió su vida desde 1940 hasta el 23 de diciembre de 1945.
Con la misma fuerza de voluntad que le impidió sucumbir al maltrato, el hambre y las enfermedades, dedicó el resto de su existencia a ser la Voz de los Olvidados desde su pequeño cuartel general de Poitiers, ciudad en la que echó raíces y donde residió, hasta su muerte, con su esposa y sus nueve hijos.
El 18 de julio de 2010, el Ayuntamiento de Poitiers, en reconocimiento a su labor, inauguró una calleja con su nombre. Diez días antes, las autoridades francesas declaraban Monumento Histórico los restos del antiguo campo de concentración para gitanos de Montreuil-Bellay, en Maine-et-Loire, donde Poulouche, aún niño, estuvo preso del 27 de diciembre de 1943 al 16 de enero de 1945.
La primera foto de mi padre se la tomaron cuando tenía 3 años. Se trataba de una foto antropomórfica policial. A los 3 años se le imponía ya un horrible carnet en el que se asimilaba a los gitanos con los fugitivos de la justicia. ¡A los 3 años! Hoy se ha bautizado una calle con su nombre […] De aquella foto a esta placa, el viaje de la historia ha sido largo, difícil, a menudo trágico. Un camino lleno de baches que hoy se convierte en esperanza […].- Tony Bauer, hijo de Poulouche.
NOTA
Samudaripen y/o Porrajmos son dos términos que se aplican al referirse al genocidio perpetrado contra los gitanos.
Qué injustamente poco conocida es esta parte de la historia del genocidio, ya que cuando se expresa este término, se piensa en judíos, que reconociendo que fue horrible, no lo ha sido menos el de los gitanos, que aún, en el siglo XXI, en algunos lugares se les discrimina veladamente.
Esperemos que cualquier discriminación desaparezca pronto de la faz de la tierra.
Abrazos
Incluso en las masacres hay víctimas de primera categoría y otras que por lo relegadas resultan inexistentes; así ocurrió con las gentes eslavas, las personas discapacitadas, los izquierdistas y tantos seres humanos asesinados por su pertenencia a determinados grupos. En el caso de las gentes romaníes, su nomadismo, el tradicional rechazo social, la ausencia de censos, su silencio y el agrafismo fueron nefastas combinaciones que ayudaron a minimizar -cuando no a ocultar- el drama vivido.
Del drama europeo -y no exclusivamente del de los gitanos- poco se ha aprendido. Desgraciadamente.
Afectuosos saludos, Luz.
Coincido con Luz.
Al menos, yo, escuetamente sabía de esto. Siempre que oímos genocidio pensamos en judios.
Al menos, aunque tarde, se ha reconocido, de alguna manera, la labor de Pouloche. Claro que, nunca en relación con la labor que hizo.
Abrazos
Digamos, Trini, que determinados intereses consideraron que resultaba mejor que el genocidio fuera capitalizado por las víctimas judías. No olvidemos que, poco después de la guerra europea, se creó el Estado de Israel… Los gitanos, en cambio, componen una nación sin Estado…
Otro abrazo.
Ilustrativo lo que has remafrcado:
«La colaboración francesa, en relación al trato dado a los gitanos, no ha sido discutida hasta ahora».
Si se hubiera discutido a lo mejor el sarkozy no hubiera tenido huevos de echar de comer a los xenófobos con lo de los gitanos para buscar ser elegido en las siguientes elecciones.
Salud.
Ah, pero no veas, Fer, lo rentable que es unificar los términos “delincuente” y “extranjero” en uno sólo; en el caso de los rom, el estigma se lleva ya por razón de etnia, sean franceses o foráneos.
La última ocurrencia de don Nicolás y su Corte es obligar a los nómadas a llevar un documento de movilidad, controlado por la policía, para poder viajar por los distintos departamentos del territorio francés. Excepto que la ocurrencia no es nueva; los nazis y sus entusiastas colaboradores ya la patentaron en su momento. Y ni qué decir tiene que la ultraderecha está encantada con tan reciclada idea.