«Careerist»: Tomasz Rybak
Asunción supo de la suerte corrida por su hermano, Raimundo Novales Sanclemente, a mediados de diciembre de 1941, cuando manos anónimas le hicieron llegar, a través del coche de línea, los escasos efectos personales del finado, detenido en mayo de 1939 en el pueblo altoaragonés de Novales y fusilado en Huesca el día 2 de diciembre de 1941. Nunca, en los años transcurridos desde el fusilamiento de Raimundo hasta la muerte de ella, el 25 de julio de 1972, dejó Asunción de reivindicar la inocencia del joven veinteañero, acusado de complicidad en el asesinato, durante la guerra (in)civil, de un vecino de ideología conservadora.
“El tío Raimundo estaba en la plaza del pueblo, con un amigo”, relataría una de las hijas de Asunción años después de la muerte de la madre, “cuando llegaron dos milicianos preguntando por la huerta Palomera. Mi tío y su amigo les indicaron el camino. Nada más. Después se enteraron de que los dos desconocidos habían matado al dueño de la huerta… Pero al terminar la guerra alguien del pueblo señaló al tío Raimundo y a su amigo como participantes en esa muerte. Cuando detuvieron a mi tío, mi madre pensó que lo tendrían un tiempo encerrado y que luego lo soltarían porque no había matado a nadie… Un conocido del pueblo, que estuvo con mi tío en la cárcel, le contó a mi madre que cuando dijeron en voz alta el nombre de Raimundo, para llevarle a fusilar, mi tío se desplomó y lo subieron entre dos al camión; estaba consumido, medio muerto ya por las palizas y unas viruelas de las que no se había recuperado… Mi madre vivió siempre con esa pena… Y soñaba con saber dónde estaba enterrado su hermano para llevarle claveles…” [1]
[…]la actuación jurisdiccional de Baltasar Garzón y su posterior encausamiento ha puesto de manifiesto la ausencia de reconocimiento jurídico y de justicia social para con las innumerables víctimas de la dictadura franquista. En nuestro país aún yacen bajo las cunetas más de ciento treinta mil desaparecidos. Otros tantos fueron condenados a cárcel después de padecer un juicio sin las más mínimas garantías procesales. Muchos fueron arrancados de sus padres sin ningún tipo de humanidad. Todos ellos merecen una reparación que les ha sido negada sistemáticamente y que la actividad de Garzón parecía querer otorgar. De ahí que el juicio al magistrado no sea un proceso penal más: es y será la clave histórica que permitirá concluir si España fue capaz de enfrentarse con su pasado y dignificar tanto sufrimiento silente o si volvió a apostar, esta vez parece que de forma definitiva, por un olvido cómplice que a modo de cruel cerrojo impide abrir la puerta de su particular Sala de los Horrores. – El Rincón de Joseca: “Lo que el proceso esconde”.
NOTA
[1] Transcripción literal de parte de una conversación grabada en diciembre de 2000.
Entre esa ley del «pelillos a la mar» del 77 y la otra de la memoria histórica que parecía querer decir algo pero que sólo sirve para eso de «les acompañamos en el sentimiento», se han lucido los politicuchos. No soporto al Garzón pero manda güevos que los primos de los pistoleros de la falange le claven una querella por prevaricación. Jodo, la FE de las JONs y los manos limpias, menuda carta de presentación.
Está todo atado y bien atado, sólo tienes que ver que está de jefe del estado el impuesto por el franquito.
…y lo penoso, Fer: Que se están archivando muchos de los expedientes abiertos en los juzgados territoriales.
Y digo yo, que si esta gente sabrá lo que es perder a un ser querido y no saber donde se encuentran sus restos, y me pregunto, también, si conocerán el verdadero significado de «prevaricación» significado en el que no cuenta la «lateralidad»…
Ah, amiga Luz, pero es que la Justicia es ciega. O tuerta. O estrábica. O… Ya relaté en la bitácora antigua el caso de dos anarquistas ajusticiados en la década de los 60 por un delito del que eran inocentes. Cuando, ya en democracia, la viuda de uno de ellos quiso acogerse a la indemnización que marcaba la ley, se le dijo que nones. ¿Motivo? Que la ley marcaba que, para tener derecho a una miserable compensación, el reo -o su familia- tenía que demostrar haber cumplido un mínimo de tres años encarcelado, condición que no cumplía el difunto marido de la demandante porque entre la detención y la ejecución habían transcurrido, exactamente, …diecisiete días. Caso cerrado.
Gracias por la referencia 😉
Si tenéis tiempo y cuerpo y echarle un vistazo a este documental: las fosas del silencio (son cinco partes):
Cuanta tragedia perdida en el tiempo y cuanto dolor sin memoria…
La memoria progre es desmemoriada.
¿Para cuándo una prosa suya pidiendo justicia para los que los rojos torturaron y mataron en las chekas? ¿Por qué no pide usted que se investigue a los asesinos republicanos?
Ya he comentado, en alguna ocasión, que revolver tanta suciedad de aquella época, en la que, lo mismo unos que otros cometieron sus correspondientes atrocidades,me parece remover rencores y rencillas absurdas. ¿por qué ahora que casi todos los que vivieron aquellos acontecimientos están muertos o casi muertos?.
Además, hay que tener en cuenta, que algunos de los que tanto hablan en contra del franquismo (que no fascismo) juraron las leyes del Movimiento para ocupar expléndidos cargos públicos y otros juraron la constitución democrática y fidelidad a una monarquía, para lo mismo, para entrar en la maquinaria del poder aunque supusiera ir contra sus propios principios, y no doy nombres.. Conclusìón, por el interés te quiero hoy y como queda bien te odiaré mañana.
En cuanto a Garzón… ¿por qué no le dan el mismo tratamiento y actúan con la misma celeridad que con Calamita u otros jueces?¿qué tiene este señor de especial?¿O tal vez guarda en sus cajones temas muy comprometidos que pueden salir a la luz y se lleven por delante a más de uno?
Si Montesquieu levantara la cabeza…… De vergüenza la ingerencia política en el poder jurídico.
Un fuerte saludo
Ángel, sus interrogantes tienen fácil respuesta:
Aquellas muertes, terribles como las otras, sí han sido objeto de reparación durante los cuarenta años que duró la dictadura a través de innumerables fórmulas: desde investigaciones oficiales por parte del Estado (léase la Causa General), pasando por la construcción de monumentos y monolitos (a los caídos por Dios y por España) o por la propia celebración de juicios a los presuntos responsables de aquellos hechos (no entraré en su legitimidad o en las garantías inaplicadas durante su desarrollo). Por aquellas víctimas sí se aplicó «justicia» (huelgo como digo cualquier valoración sobre la misma) y honró su memoria, sin perjuicio de que la inmensa mayoría de ellos fueron objeto de exhumación y posterior entierro cristiano.
Las otras víctimas, miles y miles de ellas, aún yacen en nuestras cunetas sin que sus familiares tengan siquiera un triste certificado de defunción.
Creo que la diferencia es notable.
Esperanza, ¿por qué ahora? Porque mientras duró la dictadura era evidente que no se podía pedir siquiera enterrar a esos muertos, porque la transición fue una «transacción» tan eficaz como injusta que se olvidó de esa parte de España que no sabía donde «dormían» sus seres queridos, porque en democracia hemos tenido una izquierda timorata y porque, sobretodo y antetodo, la gran victoria del franquismo (por cierto, un totalitarismo de corte fascista) fue establecer un régimen de silencio y miedo en esta materia que sólo ahora parece empezar a quebrar.
En cuanto a tu segundo párrafo, estoy totalmente de acuerdo contigo: hay mucho camaleón disfrazado que lo mismo levantaba el brazo al paso del caudillo que luego cantaba loas a la Constitución (comenzando por el Jefe del Estado, pasando por Aznar y concluyendo con más de un socialista). Pero eso no deslegitima la justa reclamación que se hace desde las Asociaciones de la Memoria Histórica de que sean identificados los miles de cuerpos de desaparecidos o que se repare su dignidad.
En cuanto a Garzón, efectivamente tiene las mismas obligaciones que el resto de los jueces. Y también los mismos derechos. La diferencia es que, utlizando palabras de Escolar, él ha pisado el «jardín secreto del franquismo». Sinceramente, desde un punto de vista jurídico no veo base alguna para imputarle por prevaricación en esta materia. Y en este sentido entiendo que el Tribunal Supremo se va a ver obligado a absolverle. Pero el hecho de verle en el banquillo por este motivo es ya, y reitero que sólo lo expongo desde el punto de vista jurídico, un auténtico dislate. Si eso añadimos las circunstancias personales que rodean al juez que las ha admitido y el parádojico hecho de que la única persona que se va a sentar en el banquillo por los crímenes cometidos por el franquismo es curiosamente el único juez que se ha atrevido a investigarlos, desde luego por mi parte la oposición es rotunda: porque ni desde el marco de la legalidad ni desde el punto de vista de la justicia social puede admitirse un procesamiento como éste.
Un saludo.
La paradoja es que las leyes las proponen y aprueban en ese Congreso desde el que algunos dicen escandalizarse por la situación que nos ocupa. No hay auténtica voluntad política de enfrentarse a un sistema cuya primigenia acción ante el cambio de régimen fue legislar sobre el pasado para convertirlo en un vertedero tóxico enterrado en una sima con toneladas de falsos buenos propósitos.
Irreprochables argumentos, Joseca. Gracias por exponerlos.
Gracias también a ti, Esperanza, por aportar un punto de vista diferente.
Sus cuestiones han quedado resueltas en la intervención de Joseca, ¿no cree, Ángel? Pero le agradecería que si necesita hacer alguna precisión utilice el cajetín de comentarios y no mi correo personal.
La historia es casi idéntica, sólo que el tío de mi padre, se llamaba Sebastián y tenía 18 años…
La verdad es que de haber tomado la causa un juez menos mediático, creo que todo habría sido diferente. También opino que se hubo de hacer antes de ahora y que ya puestos, habría que ir paso a paso sin absurdas demoras, que lo que hacen es crear más inquina. No sé, es mi parecer y, además, lo siento por sus «amantes» pero no me gusta Garzón, ni ahora ni antes, porque sé de muchos que antes casi lo odiaban y ahora lo están encumbrando como a un semidios.
Abrazos
Sí, Trini, pero la causa contra Garzón no es por tratarse de un juez relumbrón y con querencia por los focos sino por considerarse que la Audiencia Nacional no tenía competencias para investigar los crímenes del franquismo por aplicación de la Ley de Amnistía de 1977, que cerraba cualquier responsabilidad en los crímenes y desapariciones forzosas. Lo que se dirime es si prevaricó al incoar expedientes y abrir diligencias sabiendo que esa fatídica amnistía dejaba en suspenso cualquier acción.
Más abrazos para ti.
Es de justicia el reconocimiento a las víctimas.
Lo injusto, lo inadmisible, es que cada facción política haga del tema un «arrimar el ascua a su sardina» para ponerse a favor o en contra de esta iniciativa.
horror, la justicia politizada… ella que se nos muestra con los ojos vendados…
Un besico, amigo
No tengo ninguna duda, Almena, de que la búsqueda de réditos es lo que más ha animado la polémica.
Otro besín/besico.