«Brunch»: Archivo personal
En el jardín de la parte trasera del Mia-te tú suena, durante el almuerzo privado, Adolfo Celdrán. “¿Y esa música?”, se sorprende María Petra. “Gentileza de Mam’zelle [*]”, dice Arturo. “Nos trajo unos discos de vinilo por si nos parecía bien ponerlos. No le íbamos a decir que no”, explica Alberto, que, como la mayoría de integrantes del pequeño grupo que monopoliza el bar restaurante, fue alumno de la señorita Valvanera.
Miguel Hernández, Antonio Machado, León Felipe y Bertol(d)t Brecht, exquisitamente vivos en la voz de Celdrán, acompañan el puerro en tempura con relleno de gambas y el coulis frío de cangrejo de río; mientras, en la barra del interior, Arturo y Alberto preparan mojitos de granada ayudados por Étienne.
Al otro lado de la persiana metálica que protege la entrada principal del Mia-te tú, un cartel escrito a mano y colocado junto al hombro derecho de una repintada Betty Boop, reza: “Abrimos la terraza a las cinco”.
NOTA
[*] Apelativo que dan a la vieja maestra sus antiguos pupilos.