«Artal»: Archivo personal
Lilit, la robusta felina [*] que comparte hábitat con tres mastines del Pirineo en los establos de la yeguada de monte de [Casa] Foncillas, observa —con mirada avizora—, desde la barbacana que separa el recinto caballar de la pedriza que lleva al azud, las evoluciones de Artal, uno de los gatitos de su camada. Mientras el resto de sus hermanos juguetean a los pies del muro que sirve de otero a su progenitora, él se aventura, a pasitos cortos, hacia las figuras humanas que, acuclilladas a escasa distancia, lo llaman tendiéndole las manos. Lilit, vigilante, tensa la cabeza cuando Jenabou acoge al pequeño Artal entre sus brazos, lo acuesta sobre el hombro y se deja mordisquear la oreja; entretanto, la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio, sentada en el suelo junto al murete y a la vista de Lilit, deposita entre sus piernas cruzadas la fiambrera con el guiso de pechuga de pollo y zanahorias que los gatitos husmean y van tomando, con delicadeza, de los dedos humanos, rozando suavemente la piel de la veterinaria con sus diminutos dientes de leche. Lilit, ya relajada, echa la cabeza hacia atrás, entrecierra los ojos hasta convertirlos en una línea negra y da su anuencia para que Étienne y Jenabou, que ha dejado a Artal junto a sus hermanos, le acaricien el pecho y el cuello dibujándole surcos en el suave pelaje blanco. Cuando la gata madre ha dado también cuenta de su ración, Jenabou, Étienne y la veterinaria recogen los restos del festín, trasladan a los cachorrillos gatunos al otro lado del valladar y junto a Lilit, que abre camino con sus seis gatitos, se dirigen a los establos donde los imponentes perros mastines —tumbados bajo el porche de la entrada— continúan su sesteo tras echar un rápido y despreocupado vistazo de reconocimiento a los recién llegados.
NOTA
[*] Adscrita, como todos los gatos del Barrio, al Proyecto Michinos.
Me gustan mucho los gatos. Desde chico siempre he tenido uno mío y los estudio, sus movimientos y como se relacionan con uno siempre a través de una tercera parte, nunca directamente como los perros. Al fin y al cabo son animales superiores a ellos.
Recuerdo que, alguna vez, has nombrado a tu gata (me parece que era una gata). Son animales de personalidad atrayente y que poseen un código de señales extraordinario en relación con los humanos a los que dejan convivir a su lado sin renunciar a su independencia ni dejarse dominar.
Si, la gatita se llama Lavinia. Tengo otro que viene y va por los tejados de Russafa…son muy interesantes. Mi primera gata, cuando estaba yo en la facultad de arte y teatro, y estaba entrenándome como posible bailarín (nunca llegó a cuajar eso, pero) le puse Kitri, como en el ballet, y le enseñé a dar unos grands jetés! Yo opino que son animales tan concentrados en sí mismos que te hipnotizan, al menos a mi. He aprendido mucho de mis gatos y seguiré haciéndolo. Un abrazo de Turquía.
Convivir con un gato es un aprendizaje donde él mismo va marcando usos y maneras, esas pautas que para el gato forman parte de su día a día y que, respetadas por los humanos (empezando por el espacio a ocupar), hacen posible una convivencia armónica.
A seguir disfrutado del verano y de los felinos.
De acuerdo. A mi me entretiene muchísimo y a la vez aprendo también. Gracias. Igual, que disfrutes del verano y de los gatitos.
Elle est mignonne, cette petite Lilit. J’aime beaucoup les chats.
Bienvenue au fan club des chats…!!! Ce sont des animaux extraordinaires.
Lilit est un beau chat mais le chaton sur la photo est Artal, le fils de Lilit.
Ah le fils! Il est aussi très mignon. Merci pour l’invitation au fan club des chats, mirada.
Wow, que gracioso el gatito y qué pequeño todavía. 😍😍😍
Dan ganas de acunarlo como Jenabou.
Poco más de dos meses tiene el gatito.
Nunca he sido muy de animales, a pesar de que viví en una casa grande hasta los 38 años, pero, como «mascotas», no pasé de los gusanicos de seda y una breve adopción de unos gatos recién nacidos que encontré en un solar. Así que poco se de gatos ni de perros…
¿También tuviste gusanos de seda…? Debió ser una moda que se alargó en el tiempo porque, aun cuando jamás tuve la consabida caja de zapatos con agujeritos respiradores para los gusanitos, sí colaboré en la alimentación de los de mis amigos y amigas yendo a por hojas de morera.
En Granada no fue solo moda, sino el final de una antigua tradición.
http://el-macasar.blogspot.com/2012/03/la-seda.html
Toda una señorial historia de la seda con arraigo en Granada. En el Aragón musulmán tengo entendido que hubo algunos talleres de fabricación de tejidos porque vi en el museo un tiraz de brocados y seda que se supone perteneció a un califa.
Un apacible día de verano entre gatitos.
Tienen una personalidad arrolladora los gatos, independientes y seguros. Esa madre vigila a su camada y está atenta a lo que cada uno de sus gatitos hacen. No es de extrañar que estuviera especialmente atenta al que se alejaba camino a los humanos. Despierta y atenta.
Una vez convencida de que no hay peligro, ella misma se acerca y se deja hacer entre mimos y caricias.
Lo dicho, una apacible tarde de verano entre mininos.
Un abrazo desde este rinconcito del Atlántico.
Con las mamás gatas hay que tener cuidado porque, como precaución contra los intrusos, suelen trasladar la camada fuera de la vista,así que lo mejor es dejar que sea la gata la que tome la iniciativa y amoldarse los humanos a las rutinas gatunas.
Las interacciones familiares de los animales son fuente de conocimiento para cualquier observador y es curioso cómo las progenitoras asumen instintivamente su rol responsable con dedicación exclusiva, ejerciendo de madres, cuidadoras y, sobre todo, guías.
Gracias por acercar ese Atlántico con tus palabras.
Un abrazo.
Lo que parece imposible entre los hombres resulta fácil entre gatos y perros.
Un post encantador. Me imagino a los gatitos detrás de la madre. Precioso
Salud.
Pues sí, el carácter tranquilo de los mastines del Pirineo y su instinto protector de todos los animales de los que se sienten responsables hacen posible que Lilit y sus gatitos puedan transitar por allí sin que haya enfrentamientos.
Salud.
No me gustan los gatos, tampoco los perros, aunque si son de otros, los perros, no me molestan y eso que se acercan a mi, me huelen y enseguida empiezan a mover la cola y no quieren separase de donde estoy.
En Bailo con los gatos, a los dos o tres días de estar ahí, ya no se me acercaba ninguno, les tapaba las gateras que había en todas las puertas, les ofrecía comida, que en lugar de dársela se llevaban un susto ya que daba un golpe en la mesa… el motivo no era otro que se subían donde estábamos comiendo y trataban de comer del plato que nosotros comíamos y eso era algo que yo no admitía.
El perro era de caza y lo llevaba conmigo cuando iba con las yeguas.
Así que haciéndoles la tana a los gatos… No es que sean animales que se esfuercen por caer bien a los humanos, amén de no perdonar ni una afrenta, que para eso poseen una memoria prodigiosa. Los perros son otra historia, de una fidelidad que, en muchos casos, da lástima porque no todas las personas que tienen perro son merecedoras de esa lealtad canina.
Se a qué amigo recomendarle esta entrada.
En su sitio tiene una sección llamada «bolsa de gatos»:
http://blog-win-en-el-viento.blogspot.com/2022/07/bolsa-de-gatos-901910.html
Le voy a decir que vea a Lilit
Abrazos
Alguna vez me he pasado por esa sección de Perrotti. La historia del gato que vivió 31 años es emotiva. Si acaso, la foto no es de Lilit sino de su hijo Artal, uno de los seis que parió a mediados de mayo.
Más abrazos para ti.