«Ruinas de Escó»: Archivo personal
Antes de dirigirse al valle, remolonearon entre las ruinas de Tiermas y Escó, aun cercadas por la bruma que parecía proyectarse, lánguida, desde las aguas del embalse de Yesa. Ansorena —Anso—, viejo compañero de estudios de la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio, zascandileó entre los casas derrumbadas de la callejuela en pendiente de Escó que hizo las veces de la bombardeada y destruida Gernika en la película homónima de Koldo Serra. “¿Así que decís que este pueblo pertenece a Zaragoza aunque esté en la comarca de la Jacetania de Huesca?”, preguntó, a gritos, encaramado a una de las ventanas abierta a la nada. ”Lo decimos nosotras y lo dice el mapa, Anso. ¿O no has visto el cartel de señalización antes de llegar al pantano? Venga, vente con la mochila y saca el termo, que como te descalabres nos sentará mal la cafeína”.
En la zona más baja, donde una franja de arenilla de color plomizo marcaba el nivel máximo de las aguas embalsadas, se sentaron sobre los anoraks, con los vasos de café entre las manos y el tupper con las torrijas de Yolanda en equilibrio sobre dos piedras. En el horizonte ligeramente nublado se dibujaban las sierras de Leyre y Santo Domingo asomadas a las aguas quietas y acorraladas cuya humedad se prendió en las ropas de los visitantes que, medio acostados y en silencio, contemplaban ese falso mar que oculta algunos tramos del Camino de Santiago.
Treinta y cinco minutos después, contorneando las sinuosidades de la carretera que se adentra en el valle del Roncal y dejando atrás las localidades aragonesas de Sigüés y Salvatierra de Esca, recalaron en la casa de Luis —otro compañero de la facultad de Veterinaria—, en la villa navarra de Burgui, una población que, como todas las del valle, abunda en parajes de extraordinaria y abrupta belleza y cuyo casco urbano, de piso empedrado y tradicionales casonas, recorrieron con avidez, como si fuera su primera visita, antes de volver a la entrada del municipio, junto al restaurado y robusto puente romano-medieval por cuyos cuatro arcos discurre el Esca, el rio que, a pocos kilómetros de allí, fue excavando y cincelando durante miles de años la roca caliza dando lugar a una foz despampanante ante la que los ojos viajeros se achicaron deslumbrados.
Cuando uno va de excursión con alguien de confianza a quien aprecia, y se sientan en un lugar tan especial y con unas vistas tan increíbles como tranquilas, se disfruta al máximo.
Son momentos cálidos como la taza del café entre las manos y el olor a torrijas caseras.
La foto es preciosa. Ojalá algún día pueda estar ahí y verlo en persona.
Gracias, Una mirada.
Un abrazo grande.
Los paisajes atrapan y, cuando varios ojos los comparten al unísono, pintan todavía más majestuosos porque se convierten en escenarios de vivencias que, por mucho que se repitan, son úncas.
La foto representa un abrazo entre el ayer y el hoy y un recuerdo a quienes se vieron obligados a abandonar su entorno. Son ruinas de conmovedora belleza que seguro esperan presencias como la tuya.
Más gracias y abrazos para ti.
Me encanta encontrarme con esas bellezas, esas ruinas que de cierto modo adornan el interior de nuestro país. Extraordinaria la foto, ¡maravillosa!
Muchas gracias, Francisco. Son ruinas con alma… La de los habitantes del pueblo que que se vieron obligados a cederlo a las aguas del pantano para que muchas otras personas se beneficiaran del sacrificio que supuso abandonar su entorno.
De nada, un placer siempre. Tenemos muchas así acá en nuestra Comunitat también, y tienes razón, es todo un lujo y un beneficio poder visitarlas. Feliz finde y un saludo.
Buen final de semana para ti también.
Gracias…
A mí me fascinan las piedras cuando viajo, aunque sea cerca. Los macizos rocosos, las montañas… Estoy tan acostumbrada a encontrármelas por todas partes, que cuando de joven pasé algunos veranos en Levante, terminaba por agobiarme verlo todo tan plano. Aquí, hasta en la costa las tenemos y las playas no son buenas, porque las sierras llegan hasta el mar en la mayoría de los sitios. Pero a mí me gustan así, me gusta tener siempre una montaña cerca…
Has captado perfectamente la esencia del título y el texto.Nos habituamos a un paisaje, a una geografía que hacemos nuestra y que, de alguna manera, también nos incide y moldea. Para mí nunca ha sido negociable ese gozo de cada mañana, cuando subo la persiana de la ventana y miro la sierra, tan entrañable como abrupta, que me sirve, además como estación meteorológica.
Tierras y pueblos que conozco desde hace tiempo. En Bailo a las enormes piedras calizas que muestran las diferentes capas de la roca se las llama «Rayas ó Rallas», sin embargo no soy capaz de encontrar esta palabra en ningún sitio, ¿quizás en aragonés?
Es una palabra de la lengua aragonesa, por eso solo es posible encontrarla en descripciones geológicas referidas a la representación de esos estratos en zonas de Aragón. Donde sí aparece, y muy bien definida, es en la Biquipedia: Ralla.
Gracias, no te imaginas la espina que me has arrancado pensado que quizás la palabra me la había inventado yo.
Jajaja… pues ya ves que ibas por el buen camino con las rallas, que es un vocablo mucho más bonito que el de hogbacks, que viene a ser lo mismo pero en inglés.
He hecho ese recorrido en alguna ocasión y me ha sorprendido lo del pueblo de Escó. No es que no me fíe de tu información, pero lo he mirado en Wikipedia y efectivamente lo nombra como pueblo de la provincia de Zaragoza, curioso. Según la Wiki 4 habitantes tiene ahora. Impresionan las imagenes.
Interesante excursión.
Salud.
Lod cuatro pueblos aragoneses que nombro en el post pertenecen a Zaragoza aunque estén adscritos a la Jacetania. Pasa lo mismo con Murillo de Gállego, que se halla enfrente de Riglos, forma parte de la comarca de la Hoya de Huesca pero pertenece a la provincia de Zaragoza. Cosas de los límites provinciales.
Salud.
No puede haber mejor lugar para degustar las torrijas y ese café reconfortante. La foto es tan elocuente como bella. Las piedras hablan siempre. Un abrazo.
Pues lo cierto es que sí, que en ese escenario con piedras que tantas historias guardan el tentempié sabe mucho mejor.
Otro abrazo para ti.
Son muy bonitas esas ruinas con el agua de fondo.
Lo son y nos recuerdan la cara triste de los pantanos que tantos pueblos engulleron.
Lo dicho en el comentario de la entrada anterior aplica acá también.
No sabía lo que son las foces. Gracias por los enlaces, siempre oportunos.
Abrazos
Lo que ocurre es que estas ruinas lo son por dejadez, por abandono del pueblo por la construcción del pantano. Son ruinas que conmueven por lo que significan.
Otro abrazo para ti.