«Apacibilidad»: Archivo personal
De regreso del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria, en Bescós de Garcipollera, cuando el todoterreno dejaba tras de sí el camino asfaltado para internarse por la pista de tierra, apareció el ciervo. En una secuencia de escasos segundos, volantazo, frenada, el chasquido seco del cuerpo del venado al ser golpeado por un lateral del vehículo, los gritos de Tatyana y la huida, espantada y tambaleante, del animal monte arriba, sin rastros de sangre que indicaran a los ocupantes del coche el estado del cérvido atropellado. Remontaron a pie la ruta de escape cerca de media hora sin atisbar ninguna señal. “Es probable que él sí nos esté viendo. Puede que el golpe no haya sido grave y, si nos ha detectado, solo consigamos que se estrese más”. “¿Nos vamos, pues? Si no te importa, conduce tú, que se me ha puesto mal temple. No solo por el ciervo… que también hemos estado a punto de estrellarnos contra los pinos”. Momentos después, abandonaron el valle de la Garcipollera en dirección a Jaca.
En la Garcipollera, cuya denominación medieval, de etimología latina, alude a las humildes cebollas —Vallis Caepullaria, el Valle Cebollero—, susurran las piedras supervivientes de los pueblos deshabitados. A raíz de la construcción del embalse de Yesa, a finales de los años cincuenta, y para prevenir que el arrastre de sedimentos colmatase el pantano, los habitantes del valle fueron obligados a desalojar sus núcleos poblacionales y fértiles campos, que pasaron a ser propiedad de Patrimonio Forestal del Estado para su reforestación. Aquellas gentes que, durante siglos, poblaron las tierras bañadas por el río Ijuel, fueron sustituidas por ciervos y pináceas que, junto a ardillas, pájaros carpinteros, tejones, zorros, pueblan en abundancia los montes, prados y veredas recorridas, en el buen tiempo, por algunos turistas, maravillados ante la belleza del entorno, que se dirigen a visitar esa joya del románico aragonés del siglo XI que es la iglesia de Santa María de Iguácel, antiguo monasterio benedictino, meta de tantas peregrinaciones pasadas.
En Villanovilla, la única localidad del valle olvidado cuyos habitantes no se resignaron a dejar morir el pueblo y consiguieron mantenerlo intacto aun renunciando al terreno circundante, nació la señorita Valvanera, la antigua maestra del Barrio, en una casa alejada del actual casco urbano rehabilitado y de la que no resta ni una sola piedra de las que, antaño, componían la vivienda original. A veces, rememora en voz alta el pasado y se recuerda a sí misma, en aquellos inviernos crudos de la niñez, caminando sobre la nieve para ir a la escuela, con Vicencia, la perra perdiguera que siempre la acompañaba, brincando a su alrededor. O viajando en carro a Jaca, con su padre, amenizada la ruta con las historias, apenas comprendidas entonces, que le narraba su progenitor sobre su amigo exiliado Julián Borderas, el sastre que cosió la primera bandera tricolor que ondeó en el Ayuntamiento jacetano cuando en la bella ciudad pirenaica se inició la Sublevación Republicana de 1930 contra la monarquía; la misma bandera que, meses después, se convertiría en enseña oficial de la II República Española.
Tu narración me resulta cercana, puesto que tengo amigos cuyas familias fueron desalojadas del valle a raíz de la construcción del embalse de Yesa. Lo que sí es para mí una novedad el origen del nombre de la Garcipollera. Un entorno precioso.
Salud.
Yesa afectó a muchas personas, como ocurre cuando se construye una obra de esas características. Lo triste es que todo un valle como la Garcipollera, al que las aguas del pantano no iban ni a rozar, se transformara en una especie de muro de contención y, como consecuencia, tuviera que despoblarse de seres humanos.
Salud.
Por esos caminos de Dios hay que ir con los cinco sentidos por lo bonito del paisaje y los animales que se cruzan sin avisar. La palabra colmatar la acabo de conocer lo mismo que al sastre de la bandera.
Saludos.
JBernal
Por esos caminos, donde no aparece un ciervo se cruza un zorro o una jabalina con sus rayones; a fin de cuentas, es su hábitat, con o sin colmatación, y los coches, intrusos. La Sublevación de Jaca dio a conocer a personajes inquietos, como a este sastre socialista que lo fue hasta el final de sus días.
Salud.
Que bonita la iglesia y que pena que estén tapiados los huecos. Sobre todo, que estén tapiados en blanco, con lo que se notan más.
De la ermita solo conozco el exterior; el interior, por fotos, porque nunca la he visitado por dentro. No sabría decirte la razón de esas mamparas blancas de las aberturas. No sé si por los murciélagos. Cuando se hicieron las fotos, la iglesia llevaba un tiempo cerrada, por obras y porque el Obispado de Jaca y la Diputación de Huesca estaban a la greña en los juzgados por la propiedad del templo.
¿En que situación está ahora la ermita? ¿Terminaron las obras? ¿Se firmó la paz entre el Obispado y la Diputación? ¿Está en uso? Muchas preguntas son estas…
Las obras están concluidas y se supone que el recinto sigue en manos de la Diputación porque ha habido algún concierto de música tradicional organizado por la Diputación de Huesca, mientras que el Obispado de Jaca guarda la Virgen de la Garcipollera y otros elementos ornamentales que, una vez al año, vuelven para la romería de julio. Lo que no sé es si las visitas guiadas se mantienen los fines de semana, como se hacía antes.
Los embalses han cambiado muchos parajes, beneficiando a unas personas y perjudicando a otras. Yo he visto, en los periodos de sequía, como asomaban casas del pueblo anegado por un embalse y he pensado lo triste que sería para las personas que ocuparon esas casas y cuyas raíces quedaron ahí, pero también he sabido de los que se beneficiaron vendiendo, para ese mismo embalse, terrenos no cultivables, que no les servían para nada.
La Garcipollera fue el daño colateral del embalse, del que dista cuarenta kilómetros. Sus habitantes no fueron desalojados porque sus tierras se inundaran sino para llenarlas de pinos que evitaran el arrastre de sedimentos y la obstrucción de las escorrentías. Digamos, que se despobló para proteger el pantano por ser zona de aguas arrba. Pero los pueblos inmediatos al embalse sí fueron inundados; pueblos antiquísimos, como Tiermas, en la provincia de Zaragoza, que debe sus nombre a sus termas romanas, a las que se puede acceder cuando el nivel de las aguas es bajo. Y no creas que toda la gente aceptó el desalojo; hubo personas que resistieron y plantaron batalla para seguir viviendo en su casa de toda la vida.
Hay embalsamientos que tienen su razón de ser pero, otros, son una autentica barbarie, una cacicada. Una de las razones para la oposición al trasvase del Ebro fue, precisamente, los pantanos (como si no tuviéramos ya suficientes) que se pretendían construír en la cuenca, un despropósito faraónico que hubiera condenado a Aragón a ser la reserva hídrica de tierras lejanas destrozando el territorio y con la obligación de no tocar el agua embalsada aunque aquí hubiera zonas sin poder regar. La cuenca del Ebro está poblada de pantanos y cada proyecto para la construcción de uno nuevo es un dolor. En el Pirineo no cabe un embalse más y lo que no se puede hacer es revitalizar la economía de unos a costa de hundir la de otros.
Y hay pantanos cuyas aguas hacen mucha falta y no salen de ellos
https://www.cope.es/emisoras/andalucia/granada-provincia/granada/noticias/mayor-piscina-europa-esta-granada-20211119_1628632
Esa característica la ignoraba; solo conocía que está monitorizado por los deslizamientos progresivos de las laderas, como leí en un informe sobre construcciones hidráulicas. Desde luego es demencial tener un pantano que no sirve para lo que se supone fue construido y, encima, con deficiencias estructurales que se agravarían con la salida del agua.
El agua ha salido ya en muchas ocasiones cuando ha llovido fuerte, pero ha ido a parar al mar, con la falta que hace en toda esa zona.
Pues vaya chapuza.
Buen susto el del ciervo, aunque seguro que el animal tenía más y mejores reflejos que el conductor. Lo bueno de tus textos es que al interés por su contenido, se suman la cantidad de sitios, lugares y curiosidades, en muchos casos desconocidas. Aunque en este caso si conocía el pantano de Yesa. Sea por la construcción del propio pantano o por la «colmatación» no deja de ser una pena enorme, tener que abandonar las tierras. Pero no sabía de la iglesia de Santa María de Iguacel, con lo que a partir de tus textos, voy construyendo una viaje por etapas por esa tierra, que espero llevar a cabo más pronto que tarde, si la pandemia lo permite. Un abrazo.
La mejor manera de conocer un paisaje es que los sentidos se sumerjan en él. Sentirlo, olerlo, mirarlo y saber que tus pasos no son sino los antepenúltimos de tantos y tantos seres humanos que por allí anduvieron y los que llegarán después. Y entre paso y paso, historias que la memoria va atesorando y que encajan unas con otras en un puzzle que nunca se termina de completar pero del que se aprende geografía humana.
Gracias por interesarte por esas miradas de aquí y de allí.
Otro abrazo para ti.
Very informative post, thanks for sharing my friend.
Thanks for comment!
Cheers.
👍
Bonita historia de ese valle, rincón del mundo, donde nos enseñas los personajes actuales, que nos están desconectados de los sucedido en el Siglo XX, y además nos llevas de paseo por los términos y los orígenes históricos de la región.
Gracias por el viaje
Abrazotes!
Un placer ejercer de guía terestre a quien lo es de las rutas interestelares. En uno u otro camino nos encontraremos, seguro.
Cordialidades.
Pues debe ser un lugar idílico, aunque haya que ir con mil ojos para no pegarte esos sustos en el coche (y aún así, todo puede pasar).
Lo más que me gusta es la sensación que nos dejas (al menos a mí) de pisar y revivir parte de la historia, de las personas que en su día allí hicieron sus vidas y poblaron el lugar. El sentir de una tierra dice mucho, incluso más allá de los tiempos y sus décadas.
Gracias, Una mirada.
Un placer, como siempre, venir hasta aquí.
Un abrazo fuerte.
Estos lugares silvestres que un día estuvieron poblados guardan un sinfín de historias además de los vestigios de quienes un día se asentaron allí y que, por muchos pinos que se plantaran para suplir la pesencia humana, siguen estando presentes porque, no hace tanto que se vació el valle y las vivencias permanecen en el recuerdo de sus antiguos moradores.
Otro abrazo grande.
Interesante historia de partes de Huesca que a muchos nos han quedado fuera de nuestro reducido mapa personal. Llama la atención el aspecto yan exageradamente austero y sólido, casi pura piedra, de iglesias y monasterios en aquellos valles de clima tan duro. Pero es la respuesta de aquel tiempo y lugar para defenderse del frío y de los vecinos. Y aunque no soy experto en románico imagino que son ejemplos tempranos de la arquitectura religiosa de entonces.
Salud
Son construcciones que sorprenden por hallarse en lugares que, pese a su belleza, llevan el sello de la durísima climatología invernal en cada recodo. Los monjes que habitaban entre esas piedras tenían mucho mérito,
La Garcipollera se halla en el valle del río Aragón, que fue feudo de Sancho el Mayor de Pamplona, cuyo hijo Ramiro terminó siendo el primer rey aragonés.
Salud.