«Fascinación»: Archivo personal
Aguardan desde la noche, inmaculadas e impecablemente planchadas, las prendas albas —camisetas, pantalones, leggins— formadas, cual escuadrón impoluto, en los respaldos de sillas y sillones; en el suelo laminado, dibujando una perfecta línea horizontal, deportivas y alpargatas con sus cintas verdes extendidas; en la mesita acristalada, las pañoletas triangulares reciben en su tejido esmeralda los primeros rayos del día.
La casa clarea; la gente despierta. La mampara de la ducha resiste los embates del agua y se apelotonan, en ordenado caos, los cuerpos que van y vienen de las habitaciones al baño y del baño al salón hasta despejar respaldos, suelo y mesita de las vestimentas de la fiesta.
Se vacía la casa. Queda, en el aire, el aroma a champú, a leche corporal, a colonia de moras… Y a albahaca.
[…]
El ambiente callejero viste de blanco y verde. En las atestadas terrazas comparten espacio gastronómico tazones de leche, cafés, carajillos, chupitos de pacharán, botas de vino, porrones de cerveza, jarras de sangría y calimocho, latas de refresco, cruasanes tostados untados con mantequilla y mermelada, huevos fritos, raciones de caracoles, longaniza, panceta y jamón y un variado etcétera de alimentos engullidos entre risas, charangas y voces, en placentero alboroto colectivo que, a las once y media de la mañana, asciende las espectaculares costanillas que desembocan en la plaza del Ayuntamiento.
[…]
Clama la plaza. Trompetas, trompetillas y bombos compiten con el griterío humano que ahuyenta a los gorriones que habitan en los árboles. Revolotea, agitada, Lorenza, la cigüeña añosa que tiene su nido en la catedral. Entonces, a las doce en punto, estalla el chupinazo y se eleva entre nubes de pólvora acompañado de un rugido humano que se expande y zarandea los sentidos.
Empieza la fiesta.
—Anotaciones del 9 de agosto de 2019. Cuando nos creíamos a salvo de virus globales—.
Tan cerca y tan lejos, ese año 2019 anterior a una situación que nunca hubiésemos pensado que se pudiera producir. Como en tantas ocasiones me temo que habrá un antes y un después de la visita vírica que arrastra a la humanidad hacia un futuro algo incierto. Yo he disfrutado de otro San Lorenzo, el de El Escorial, localidad serrana de muchos veranos infantiles y juveniles. Espero y deseo que pronto pueda reproducirse un video similar al que adjuntas y que pronto celebremos el 11 de agosto como se merece, en esa normalidad que no termina de llegar. Mientras tanto un abrazo y mucha salud.
Ha sido un cambio brutal en la vida y las costumbres; la humanidad, que se creía dueña del planeta, ha demostrado su fragilidad ante lo invisible que la atenaza. Y sí, hay un antes de la Covid que quizás valoramos todavía más desde la añoranza del recuerdo. Y habrá un después, un recomenzar de eventos y rutinas que enlacen con ese 2019 en el que la vida, mejor o peor, de cada cual transcurría por los cauces habituales.Ojalá.
Cordialidades.
Hoy,la ropa preparada también, pero la mañana….que tristeza
Aún así el espíritu de la fiesta,la emoción del momento, siguen inundando nuestra casa cómo nuestro corazón
Feliz San lorenzo para tí y l@s tuyos
Viva Huesca !!!!!
Viva San Lorenzo!!!!!
Pues sí. Hasta el aroma a albahaca es más intenso, como si quisiera dejar su impronta con más fuerza en la ciudad como compensación.
A disfrutar de lo que se pueda.
Entalto Uesca!!
Entalto san Lorién!!
Lo estaba leyendo y pensaba que me parecía demasiado bonito para el momento presente y claro, es que no era del presente.
De todas formas me ha gustado mucho leerlo y casi hasta olerlo, pues es un texto aromático.
En el pueblo donde estoy también se celebra o celebraba san Lorenzo.
Que sean días felices para ti con fiesta o sin ella.
Son recuerdos grabados en la memoria de esas rutinas festivas sin restricciones de las que, el 2019, cerró un ciclo y a las que, tal vez, se retorne algún día con idéntico ímpetu y renovadas ilusiones.
Agosto siempre fue un mes propicio para los festejos por aquello de los campos fructificados. Hay una copla que dice:
San Lorenzo, san Lorenzo,
en qué buen tiempo has venido.
En el tiempo de la siega,
que todos queremos trigo.
¡Trigo, trigo, trigo, trigo,
lo que sobre p’al bolsillo!
Por San Lorenzo Huesca es verde y uele a albahaca. Ojalá no tarde mucho en disfrutar de la alegría, música y baile por sus calles. A pesar de todo, que paseis día estupendo.
Salud.
El ambiente de blanco y verde y el aroma a albahaca resisten y hacen que se viva una inexistente fiesta en las calles y plazas pese a haberse suprimido los actos habituales. Algún día regresará todo a como era en ese 2019 añorado.
Gracias por los buenos deseos.
Con lo poco que me han gustado siempre las aglomeraciones y ahora veo un vídeo de estos y siento nostalgia… Nostalgia no se de qué, pues pocas veces me he metido en una fiesta así, pero solo por ver a la gente tan contenta vale la pena desear que pueda volver esa fiesta el año que viene.
Estar en esa plaza a la hora del chupinazo es una aventura; se entra de blanco y, con la lluvia de vino y cerveza, la ropa adquiere tonos rosados; es la tradición. La gente con más años o que no desea mancharse se queda en los laterales, aunque es posible que hasta allí lleguen las pandillas que, provistas de un depósito con aspersor, remojen de vino a unos y otras. Y quien, con suerte, consigue salir de allí impoluto, puede que reciba un aluvión de agua fresquita lanzada con un cubo desde algún balcón cuando se baja al centro de la ciudad para asistir a la cabalgata. Y hasta eso, que no siempre se acoge con benevolencia, se echa de menos.
Mis vecinos de la pañoleta para celebrar desde Broto San Lorenzo, ya me han dicho el menú que tendrán el día 10, un par de huevos fritos, con costillas y/o embutido adobado y para postre melocotón al vino tinto.
Mira si saben, jajajaja. Un buen y contundente almuerzo es la madre de todos los festejos, y que no falte el melocotón con vino, que combina dos productos muy de la tierra que degustan grandes y peques.
El próximo año habrá un chupinazo y más albahaca para celebrar la fiesta. 😘
Por supuesto que lo habrá. Y tanta albahaca que no se sabrá si entre mata y mata hay una ciudad o es todo huerta.
No compartimos los mismos colores, pero el sentimiento por San Lorenzo (el vuestro y el de Boedo) parece ser el mismo.
En 2019 ni siquiera pensábamos en virus globales. Eso era una fantasía de la ciencia ficción o de los agoreros apocalípticos (que han errado mil y pegaron esa sola).
Abrazotes!
Parecía, hace dos años, que la vida discurría por sus cauces habituales, que las avalanchas de desgracias siempre fijaban su objetivo en la lejanía, como la guerra y las hambrunas… Y el mal invisible nos ha bajado los humos y ha excavado en la soberbia occidental haciéndonos ver que ni el capitalismo es inmune a las catástrofes.
Otro abrazo.
Días de albahaca.
Es curioso cómo (nos pasa a todos) los olores son el transporte más potente hacia los recuerdos personales de cada uno.
Luego viene el contar lo vivido, las anécdotas, la gente con sus ropas y costumbres, es todo un universo, la comida, la bebida, las tradiciones,etc. Pero con el paso del tiempo el punto de partida y anclaje, el hilo conductor que prende la chispa del recuerdo: los olores.
Me ha encantado esta entrada porque- como es habitual en ti- nos transportas con magnífica maestría hasta un lugar y momento, in situ y sin demoras 🤗
La foto que acompañas es muy bonita, carita de ilusión tiene esa niña con su pañuelo verde colocado.
Un beso.
Cierto; los aromas nos transportan. No se hallan en el bulbo olfativo sino en el cerebro, en esa memoria de los días que nos devuelve imágenes impregnadas en olores de fiesta. En estos festejos en concreto no hay oscense que, en la ciudad o lejos de ella, no sienta la albahaca, ese perfume que es la esencia de la ciudad y que engalana cualquier recuerdo. Hay otros aromas, claro, pero como en la canción, «Si huele a albahaca es fiesta en el Alto Aragón«, y me atrevería a asegurar que no hay ninguna casa en Huesca y sus alrededores que no tenga su maceta aromando a sus moradores,
Besos.