«La pajarica ferrosa»: Archivo personal
«[…]Hacia 1920 ganó Acín en Madrid por oposición la plaza de profesor de Dibujo de la Normal de Huesca.
[…]Como en la adjudicación de plazas del profesorado pueden elegir los que tienen los primeros números y Acín estaba clasificado después de tales primeros números, generalmente paniaguados y pelotilleros, temía que los clasificados en lugar preferente eligieran la plaza de Huesca y le dejaran sin ella. Su interés era quedarse de profesor en Huesca, donde tenía mucha vida de relación y amistades arraigadas, además de estar allí su madre y contar con la poca trepidación de la ciudad para trabajar con algún sosiego.
En los pasillos de la mansión destinada a cobijar a los opositores había una pequeña revolución.[…]
—Yo puedo elegir tal y tal plaza —dijo uno de los primeros lugares de la clasificación—. Entre otras plazas puedo elegir Huesca. ¿Qué tal será Huesca?
—Una calamidad —contestó Acín.— Allí hay cuatro meses al año de nieve, y la ciudad vive en invierno metida en su capote blanco. Además, bajan los lobos del Pirineo y entran por las calles, comiéndose a las criaturas. Hay que organizar batidas muy serias… Un abuelo mío…
Lo que deseaba Ramón era que nadie quisiera ir a Huesca para que al llegarle el turno a él la plaza le cayera en las manos.
Así fue. Hizo colaborar a los lobos y a la nieve en su designio, consiguiendo el triunfo, quedándose finalmente en la ciudad sertoriana gracias a la ingeniosa manera de movilizar la fauna del Pirineo y las ráfagas de nieve.».- Felipe Aláiz: Vida y muerte de Ramón Acín, editado en París en 1937.
Noventa y dos años de niñeces oscenses contempladas por ellas… Ellas, las Pajaritas —las Pajaricas de Ramón— forja blanqueada, ternura erguida en la ciudad que amó —devoto cofrade de la militancia anarquista, de la libertad…—. Huesca, casa y tumba del maestro.
Aladas Pajaricas que trinaron, en herrumbroso susurro, el nombre del artista asesinado.
—Ramón, Ramón—, le decían al cierzo que despeinaba las peripuestas ramas de las coníferas.
—Ramón, Ramón—, cuchicheaban a gorriones, jilgueros y lechuzas.
Remontan, ellas, Pajaricas de tantas infancias —en alado sueño— un vuelo imposible hasta el homenajeado portal de Casa Ena, palacio de risas y penúltima estancia del horror avecinado; reculan, empujadas por el viento, hacia las afueras, hasta el camposanto donde memorizaron las revocadas tapias cada bala asesina y asiéntanse sobre el bajorrelieve ideado y esculpido por el propio Acín para el osario del cementerio oscense y que hoy señala su propia tumba.
Bajan la cabeza, quejumbrosas, las Pajaricas. Lagrimean sus compactos cuerpos dejando un rastro de orín y cardenillo en el pétreo cobertor del último lecho del maestro.
El 6 de agosto de 1936 fue vejado y asesinado el maestro Ramón Acín Aquilué. En la ciudad que tanto quería. El 23 de agosto pereció asesinada su esposa y amiga, Concha Monrás Casas, en una brutal saca que cercenó las vidas, en circunstancias horrendas, de cerca de un centenar de oscenses.
ANEXOS
- Huesca fue Granada: La muerte de Ramón Acín, de Víctor Juan.
- Hasta más allá de la muerte: El proceso de responsabilidades políticas contra Ramón Acín y Conchita Monrás en la Huesca de la Guerra Civil, de Nicolás Sesma Landrín.
NOTA
Edición actualizada de un artículo publicado en esta bitácora el día 23 de agosto de 2013.
Hoy vuelan más alto la Pajaricas de Ramón Acín recordando su vida. Gritan, para que nadie olvide que un día como hoy, hace 85 años, asesinaron a un hombre bueno.
Salud.
Recordado Ramón…Y, como bien dices, era un hombre bueno cuyos valores han remontado, como sus pajaricas, el tiempo.
Salud.
Mientras leía tu entrada, pensaba que el final de Ramón Acín fue muy parecido al de García Lorca, pues él también murió por volver a Granada cuando todos los amigos le aconsejaban que se quedara en Madrid, pero el 18 de Julio era el santo de su padre y el suyo, lo celebraban en la Huerta de San Vicente con una verbena y él no quería faltar a eso. Le tiró la tierra y la familia, cogió el tren… y pasó lo que pasó un mes después.
Ahora, al terminar de leer, he visto el enlace a ese artículo, que también compara lo que ocurrió en Huesca con lo que ocurrió en Granada. Y es triste, muy triste, que las ciudades nos tengamos que parecer en cosas así.
Acín se escondió en su casa cuando los fascistas se hicieron los amos de la ciudad, pero, incapaz de soportar cómo maltrataban de palabra y obra a su esposa, salió de su escondite para plantarles cara. A él lo mataron esa misma noche; a su esposa, diecisiete días después. Como escribió Max Aub, fueron asesinados por sus «buenos vecinos» de Huesca. Les arrebataron la vida pero no la dignidad y las Pajaritas que había realizado para las niñas y niños oscenses fueron el recuerdo constante de un hombre cabal e íntegro, un pedagogo innovador, un anarcosindicalista pacífico que creía en el poder de la palabra. Acín fue en Huesca lo que Lorca en Granada.
Buen truco el de lobos y a la nieve.
Que esas Pajaritas no dejen nunca de trinar sus verdades. Que no se olviden jamás los hechos, forjados para el recuerdo.
Abrazotes
PD: el enlace de Las Pajaritas no funciona (al menos a mí)
Esas Pajaritas son, desde hace años, el símbolo de la ciudad, lo mismo como galletas sabrosas que decorando puertas, manteles, vajillas, cojines… Cuando mataron a Acín no sospechaban que unas simples pajaritas serían la memoria viva del artista y maestro.
He vuelto a mirar el enlace y no parece que se haya roto; ignoro por qué no puedes acceder. Cosas de la tecnología.
Más abrazos.
El destino nos guarda estas jugadas, quizás si no hubiera obtenido la plaza en Huesca… Pero yo creo que no es así, porque la grandeza de algunas personas reside en ellas y en su obra, no tanto en los guiños o las zancadillas del destino. La biografía leída en los enlaces habla claramente del hombre que fue, alguien que como dice «Huesca fue Granada» expresó que el valor de una persona no tiene que ver con su formación intelectual o con su posición económica. Seguro que sus Pajaritas siguen piando en su nombre. Un abrazo.
Lo terrible es que, pudiendo haber huido, no lo hizo porque creía firmemente que la legalidad republicana se impondría al fascismo sin recurrir a las armas, y menos en Huesca, una ciudad de convicciones izquierdistas donde todos se conocían. Él, que ya había sufrido la cárcel y el exilio, confiaba en la fuerza de la razón, en la solidaridad entre vecinos. Cuando descubrió que la realidad tomaba otros rumbos, ya era demasiado tarde.
Otro abrazo.
❤️❤️❤️😢
Gracias, Allegra.
Hola
Escribes muy bonito de este artista y te quería consultar si sabes el parentesco que tiene con el escritor Sender de «La tesis de Nancy». Muchas gracias.
El parentesco entre Ramón Acín y Ramón J. Sender venía por Concha, la esposa de Acín, que era concuñada de Sender; el hermano de Concha estaba casado con una hermana de Sender.
Un saludo, Elia.
Muchísimas gracias Una Mirada. Te mando un abrazo.
Otro para ti.
Acabo de leer un poco más arriba tu entrada sobre Las Fiestas Mayores de Huesca, que se festejan (festejaban antes del covid, y volverán en un futuro con todo su esplendor ya verás) en Agosto.
Y ahora esta entrada me recuerda la la triste coincidencia de que fue en Agosto también el mes en que falleció Acín y su esposa, y de aquella manera…
Agosto es un mes significativo en Huesca y en su historia. Intuyo que es solo la punta del iceberg.
Caray con Acín, qué listo en su estrategia para quedarse con la plaza que anhelaba en Huesca.
Relatos de nieve y lobos, que ahuyentaran a esos primeros de la lista en elegir. 👏🏻👏🏻👏🏻
Un beso, Una mirada.
También en agosto, el 7 de agosto de 1996, sucedió la riada del camping de Biescas que se llevó las vidas de tantas personas y que marcó el inicio de las fiestas del día 9 con un silencio impresionante… O el terrorífico 23 de agosto de 1936, día en el que un centenar de oscenses fueron masacrados de manera tan horrenda que estremece… Nada de eso tenía cabida en el ilusonado opositor Acín cuando llevaba a cabo su ingenua estratagema para conseguir su añorada plaza en la Normal de su ciudad natal,donde llevó a cabo una labor pedagógicas que ni su asesinato logró empañar.
Otro beso para ti.