«Florescencias»: Archivo personal
A finales de marzo encontraron muerto a Nicolás, el búho viejo que llevaba tres décadas acomodado en la falsa [1] de Casa Berches. Lo hallaron entre las almendreras [2] que bordean el camino hacia el Pinar de la Fontaneta, recostado junto a las ramas pobladas de hermosas pentapétalas de uno de los árboles que hunde sus raíces en el mismo borde del canal de riego, en el campo que, desde hacía unos años, se había convertido en su territorio exclusivo de caza, a escasos doscientos metros de la vivienda donde tenía asentado su señorío y de la que, conforme la edad menguaba su fortaleza, cada vez se alejaba menos. De imponente apariencia, era un ave de naturaleza flemática y condescendiente con Mariví, la nuera de los Berches, que, una vez por semana, en horas diurnas, adecentaba la buhardilla y recogía las egagrópilas diseminadas sobre las tablas sin que la rapaz mostrara signos de temor o cólera, no así las dos hembras que, en los últimos tiempos, compartían con Nicolas sus aposentos, que se enervaban ante la presencia humana y a quienes, contrariamente al macho, fue imposible anillar por su actitud huidiza y, en no pocas ocasiones, agresiva. La muerte —por causas naturales, según la necropsia— no mermó la apostura del admirado ejemplar que, mientras vivió, cada tarde, en el ocaso del día, permanecía vigilante y solemne en la tronera de la falsa, erguido su cuerpo de plumaje pardo con reflejos rojizos y vientre leonado, antes de remontar, mayestático, el Barrio bañado en crepúsculo y perderse, en vuelo sigiloso, por el arbolado.
NOTAS
[1] En aragonés, buhardilla.
[2] Id, almendros.
Pobre Nicolás, si hasta nombre tenía. A finales de marzo seguro que los almendros estaban en flor. Un sitio hermoso para morir.
Nunca he visto un búho al natural. Me da la impresión de que al ser aves nocturnas no se dejan ver mucho. Tampoco he visto una lechuza. En fin no sé.
Me ha parecido precioso el relato y la relación de a familia con el búho.
Salud y buen finde.
Las rapaces nocturnas llevan ese halo de misterio que las hace tan interesantes. Tienes razón, no se dejan ver mucho; precisamente, si a Nicolás se le solía ver es porque tenía su nido en un asentamiento humano, que no suele ser lo más común, pero imagino que él se sentiría a gusto porque allí estuvo viviendo desde mayo de 1990, que fue cuando lo descubrió la familia, Y, quizás, que tuviera un «nido» seguro ha ayudado a que se hiciera tan mayor.
Salud y a disfrutar cada minuto de asueto.
Tiene que haber sido todo un espectáculo verlo volar en el ocaso.
Eligió un lugar precioso para morir, se estará transmutando en flor futura.
Yo solo he visto una vez uno, a primera hora de la mañana, dentro del hueco de un árbol.
«Egagrópilas», me quedo con la palabra, suena a batalla griega.
Sí, egagrópilas suena como Termópilas, jajajaja. Es un material interesante porque gracias a él se conoce muy bien el tipo de dieta del que se sustentan las rapaces y, muchas veces, es sorprendente las especies animales a las que depredan. Seguramente, habrás pasado junto a varias egagrópilas sin saberlo. El mundo de las rapaces es curioso y atrayente.
Solamente he visto un búho al natural, creo que fue en una exhibición que hicieron en Ainsa, me impresionó la capacidad del ave para girar el cuello.
Hace unas semanas uno de mis hijos me dice que en la urbanización de Zaragoza. hay un búho para espantar a las palomas que tenemos.
Al día siguiente con buena luz le hice una foto con zoom. Era un ejemplar precioso, pero desgraciadamente mecánico que movía el cuerpo y especialmente la cabeza, y las palomas ya se le estaban pitorreando sin miedo a que les hicieran algo.
Buenas andurrianas son las palomas, pesadísimas ellas, como para que un engendro mecánico las haga huír. Actúan lo mismo que los estorninos con el Tordocop que les instalaron en el parque, no solo no le tenían miedo sino que se le posaban y se le cagaban encima.
Total, que las dos hembras se han quedado viudas…
Pues mira, no se me había ocurrido verlo de esa manera.
Víctimas, siempre somos víctimas y no se reconoce… Que si pobre búho, que si majestuoso, pero ¿y la soledad de las búhas? Estaban cuidando al pobre viejo… y mira. ¿Que hacen ahora?
Jajaja… ¿Les pasamos pensión de viudedad por los servicios prestados…? Ya tienen suficiente con el amplio nido que han heredado y con las habilidades propias para conseguirse el sustento, que dudo mucho que el búho macho compartiera con ellas su caza salvo en las épocas de puesta.
Me gustan los búhos y las lechuzas, que he podido ver en contadas ocasiones especiales al caer la noche, siempre que el ave de rigor, decidiera dejarse ver, pues son reacios a socializar. Pero nunca he visto un búho «flemático» aunque como cuentas era de buen parecer en bueno de Nicolás. Un abrazo.
La mal llamada buhardilla no es sino un espacio de transición entre el tejado y la vivienda, amplio y de altura tan baja que a una persona adulta le es imposible permanecer erguida; un lugar perfecto para anidar y mantenerse alejado de la gente y cercano al campo. Cuando le atribuyo cierta flema (a lo británico) me refiero a que no se inmutaba con esa intrusión humana que dudo le gustara. Pero, por lo demás, no dejaba de ser un búho tan salvaje como el resto pero que alcanzó una edad que no es habitual en rapaces que viven a su albedrío.
Cordialidades.
Desde hace ya años, como en muchos otros sitios, en Navarra donde vivo los buhos y lechuzas casi no se dejan ver. Espero que el que mencionas muriera de viejo. Otros mueren como consecuencia de la falta de ratones y pájaros, diezmados por las sequías. Soy admirador del vuelo de las rapaces y del silencio y discreción de las nocturnas. Nuestro desván ya siempre está vacío, las últimas lechuzas desaparecieron hace unos años.
Cierto, la población de rapaces nocturnas ha ido disminuyendo, entre otros motivos, porque también han descendido las especies de las que se alimentan y, también, por la invasión humana de espacios que formaban parte de su territorio. Pero aún resisten y, aunque ocultas, se las sigue escuchando y esos sonidos nocturnos son alentadores. El búho Nicolás falleció de viejo, a una edad que no suelen alcanzar los animales salvajes.
Salud.
Una compañía muy apetecible. Son unas aves majestuosas, de un tamaño imponente que impresiona a cualquiera.
…y el vuelo, cuando se tiene el privilegio de observarlo, es asombroso y elegante.
A partir de hoy no se me olvidará lo que es una egagrópila.
Recuerdo que una vez apareció un búho en la terraza de mi abuela. Algo muy extraño para el conurbano bonaerense dada su urbanización.
Pero ahí estuvo u par de días, hasta que desapareció, no sabemos si volvió a volar o si algún gato astuto y hambriento se le animó.
Abrazos
Cuando iba al instituto recogíamos egagrópilas para la clase de Ciencias Naturales para abrirlas y estudiar su contenido; había restos muy sorprendentes, aunque había quienes consideraban la actividad una guarrería.
Un gato enfrentado a un búho en buenas condiciones suele llevar las de perder; los búhos tienen unas garras poderosas; incluso son capaces de enfrentarse a un zorro. Cuando extienden las alas, se crecen y son depredadores implacables incluso con animales de mayor tamaño.
Más abrazos.