«Lavanda sobre partituras»: Ylanite Koppens
—Don Carmelo, yo no quiero ser modista. Quiero ser maestra.
—Vamos, vamos, Adelina… Los estudios de maestra cuestan un dinero que tú no tienes, muchacha. Dime, ¿quién te los va a costear…?
—Pues… ¿Usted no podría…?
Y aquel hombre, Carmelo Coiduras, terrateniente y empresario ayerbense propietario del palacio de los Marqueses de Urríes, miró a la jovencita de catorce años, discreta y esforzada, plantada ante él, a finales de los años cincuenta, con la obstinación bailándole en los ojos, y supo que ninguna de sus inversiones iba a ser tan humanamente rentable como la que le proponía, sin subterfugios, aquella gitanilla, huérfana desde los dieciséis meses, que, con ánimo y resolución, había diseñado para sí misma un futuro distinto al que, por tradición y estrato social, le hubiera correspondido.
Siete años después, en 1966, Adelina Jiménez Jiménez, terminados los estudios pagados por su mecenas, obtenía plaza de maestra por concurso-oposición, convirtiéndose en la primera maestra gitana de España. «Mi primer destino fue un pueblo del Pirineo aragonés, en la parte de Aínsa. El domingo me venían a buscar con las bestias al autobús. Los burros cargaban mis maletas y yo andaba 10 kilómetros, un camino angosto que finalizaba en Olsón, donde estaba la escuela«. Tras Olsón, el colegio General Solans de Albalate de Cinca y el colegio Aragón de Monzón, lugares en los que Adelina ejerció su labor y, donde, pese a desencuentros y suspicacias iniciales, pasaría los mejores y más productivos años de su vida. En el año 2007 recibió la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo por haber ejercido la enseñanza “a través de una labor implicada en la lucha a favor de la integración igualitaria de las mujeres gitanas”.
Pinta Adelina, entre lecturas y paseos, sueños de cirros coloreados en el cielo montisonense que semejan los retazos de las telas que antaño vendía, de pueblo en pueblo, su abuela, la señora Elodia, la mujer que la crió y alentó y a la que la Adelina niña leía cuentos cada noche llenando la modesta estancia de la casa de Ayerbe de tiernas trovas de esperanza.
NOTA
Hoy, 8 de abril, se celebra el Día Internacional del Pueblo Gitano, en recuerdo del Primer Congreso Mundial Romá que tuvo lugar en Londres el día 8 de abril de 1971.
Una historia muy bonita y alentadora.
De esas que deberían contar en los informativos para contrarrestar los horrores diarios.
Me gusta recordar esta historia porque es la de una persona que lo tenía todo en contra pero que con tenacidad y la ayuda de su mecenas consiguió alcanzar su sueño.
Qué relato más entrañable y más bonito. Una información interesante. No tenía ni idea de que Adelina había sido la primera maestra gitana de España. Gracias a ti nos hemos enterado de que hoy es el Día internacional del Pueblo Gitano.
Salud.
Es una celebración conjunta en la que romanís de todo el mundo acuden a los ríos de sus pueblos y ciudades para lanzar flores (en España, suelen ser claveles) como símbolo de la trashumancia gitana y se encienden velas para recordar a las hermanas y hermanos que cayeron víctimas de la etnofobia. Es un ritual conocido como Ceremonia del Río.
Salud.
Ay, qué bonito, aquí nunca lo he visto pero me parece una forma preciosa de celebrarlo.
Hace ya un tiempo, en la filmoteca de Zaragoza, vi una película sobre el origen del pueblo gitano que me encanto, pero no hay manera de recordar el título, me gustaría mucho volver a verla. He buscado en youtube y no he encontrado nada.
¿No será «Latcho Drom», de Tony Gatlif, la película a la que te refieres, que es una película tipo documental?
Preciosa historia, por un lado la generosidad de don Carmelo. Por otro lado la firme decisión y la valentía de Adelina, puedo imaginar la escena, con solo catorce años, pero con las ideas muy claras sobre lo que quería llegar a ser. Bravo por esa primera maestra gitana en España y bravo por su mecenas. Cordialidades.
Adelina, además, contó con la ayuda de su maestra, que fue la primera que la animó a luchar por ese futuro soñado. Fue (y es) tenaz y, sobre todo, muy agradecida con su preceptora y su mecenas, que creyeron en ella e hicieron posible que alcanzara la meta.
Más cordialidades.
Bonita historia la de María Adelina. No nacimos el mismo día, pero si el mismo año, así que ¡que mayor es Adelina!.
Vamos, que sois de la misma quinta… Qué va a ser mayor, Adelina.., Si estáis ambos en la flor de la edad.
¡Que mas quisiera yo! Todo el día delante del ordenador tratando que vacunaran a mi mujer y a mi de la puñetera COVID, le doy los datos a mi hija y con distinto navegador a la primera, nos consigue cita para mi mujer y para mi.
Día 20 de este mes, la segunda dosis 18 de mayo.
Bueno, pero ya estáis ambos en la lista y, en nada, la vacuna, y así empezaréis el verano con mejores perspectivas. Quizás, al sentirte más protegido mejore tu ánimo.
¡Bravo por Adelina y su sueño de ser maestra! Solo unos años después se cumplió también el sueño de José Heredia Maya de ser el primer gitano catedrático de Universidad y en el 83 publicó Macama Jonda, con la vida de un gitano de Huesca asesinado en el 36.
Un grande, José, con una interesantísima obra; la biografía de el Pelé no la he leído de su mano sino por otros conductos, pero seguro que la desarrolló magistralmente.
Siempre es positivo recordar los hitos de quienes, perteneciendo a una etnia muy machacada y en tiempos no precisamente favorables a la diversidad, supieron alzarse contra los prejuicios y trazar su futuro libremente.
Hay un error en lo que dije ayer. De Ceferino Giménez, el Pelé, habla en Un gitano de ley y no en Macama Jonda, que trata del encuentro de músicas y culturas. Mi error viene de una mala información en la Red y de que, aunque, en su momento, vi Camelamos naquerar, esta otra obra no la he visto. Ahora encuentro varios vídeos en YouTube y veo que no tiene nada que ver con vuestro Ceferino Giménez.
Como no he leído las dos primeras obras que citas, ni me he dado cuenta de la confusión, así que buena está la puntualización y con ella me quedo. Sí conozco Camelamos naquerar, pero sobre todo, la poesía de Heredia Maya, que es cante puro y sensible de un hombre al que solo había que mirarlo para captar la humanidad que fluía de su persona.
Una historia de esas que merecen ser contadas. Ya sabes que admiro a quienes son capaces de superar a base de esfuerzos las trampas que te pone a veces la vida. Desde luego, no hay mejor inversión que la que se destina a la educación y la investigación.
Hay muchas historias de lucha personal, pero no siempre el esfuerzo tiene la recompensa de Adelina porque los obstáculos, en ocasiones, entorpecen la marcha.
Qué grande Carmelo, y mucho más aún qué grande Adelina
Gracias por el enlace de ella, pude cerrar perfecta la historia
Abrazotes!
Carmelo nunca se arrepintió de la ayuda prestada y Adelina supo aprovechar la oportunidad que se le dio.
Cordialidades.