«Yaiza y el muñeco de nieve»: Archivo personal
Las carcajadas del hombre sentado en el banco, de espaldas al río, cascabelean en la calle Baja. Yaiza, la perrilla añosa de la veterinaria que se ocupa de la salud de los gatos del Barrio, atada con la correa al semidesnudo seto de aligustres que delimita los bordes de la suave pendiente, interrumpe los ladridos que lanza al muñeco de nieve y tira de la correa para acercarse hasta el banco y probar las caricias de las manos enguantadas del anciano, que la retienen sin dejar de reír.
“¿Qué tal planta [*], siño Miguel?”, pregunta la veterinaria, que llega con un pan de moños precariamente envuelto en papel marrón. “Voy marchando, chiqueta. Esta perra tuya la ha tomado con el moñaco. A saber qué sentencias le estará diciendo”.
Otilia, la panadera, va cargando la furgoneta con cestones de barras y panes para el reparto diario en las localidades vecinas. “¡Vais a coger un pasmo!”, les grita a las dos adolescentes que toman el Sol tumbadas sobre una exigua loneta, un par de metros a la derecha del hombre del banco.
En la costana del otro lado, por el camino que baja hasta el río, se deslizan en trineo un grupo de chiquillos gritones hacia los que corre Yaiza una vez libre de la atadura que la limitaba.
Refulge el Sol y minimiza los dos grados bajo cero que presiden la mañana mientras Lurditas, la alguacila, se dirige con el tractor, al que se le ha acoplado una pala, hacia el desvío que une el Barrio con la localidad más próxima, para adecentar el asfaltado que ha de recorrer Otilia con su cargamento de pan.
NOTA
[*] Fórmula de cortesía utilizada en el Alto Aragón, equivalente a ¿Cómo está usted? / ¿Cómo se encuentra de salud?.
Qué escenas tan emotivas y cercanas, para mí, dibujas en tu relato. Casi me han emocionado por su humana sencillez. Precioso. Salud.
Son las cosas pequeñas que, alguna vez has comentado tú misma en tu bitácora, y que fluyen cotidianamente.
Salud.
Qué graciosa la fotografía. 😍
Jajajaja… Sí.
Me encanta recordar las expresiones que oía y decía en el pueblo de mi padre, en el prepirineo.
No obstante en Bailo, en lugar de la expresión ¿Qué tal planta…?
Solíamos decir un escueto ¿Que hay señor/señora…?
Y había una mujer bastante mayor que su contestación siempre era la misma, Mucho y muy mal repartido
No iba desencaminada la mujer.
Hace años, yendo por la calle acompañado por dos personas, me paró una señora a la que conocía y me preguntó: «¿Cómo planta tu madre?» y yo le respondí: «Planta fuerte. Gracias«. Cuando la señora se marchó, mis acompañantes, que no sabían de qué iba la cosa, casi se sentaban en el bordillo de la acera del ataque de risa.
Curiosa la expresión… ¿Sabes de donde procede? De donde viene ese «plantar» en un saludo.
Solo sé que son fórmulas arraigadas en la lengua aragonesa, más comunes en la provincia de Huesca; ese plantar en expresiones hechas se amplía también con la fórmula de despedida «¡A plantar fuerte!«, que se traduce como ¡Salud! o ¡Cuidate!.
Bendita sencillez y bendita cotidianidad. Igual Yaiza le preguntaba al muñeco si quería jugar. Me quedo con la expresión «que tal planta» que has explicado en el propio texto y en comentarios y me quedo también con ese pan de moños. que he podido ver en tu enlace y que a estas horas que escribo, me ha avivado los jugos gástricos. Un abrazo y a comer.
El pan de moños -y el buen pan, en general- sabe bien incluso a palo seco; hasta a Yaiza le gusta mucho más que el muñeco de nieve, que la dobla en tamaño y se muestra ajeno a las provocaciones… Bendita cotidianidad, sí, porque es la que da lustre a cada jornada, aunque no siempre seamos conscientes de ello.
Cordialidades y… ¡a plantar fuerte!
Me gustan estas narraciones cotidianas tuyas.
¿Qué tal planta?
Espero que bien 🙂
Un saludo
Ah, es que en esa cotidianidad en zapatillas es como mejor se «planta».
Salud.
Me encantan estos retazos de cotidianidad que podrían darse en cualquier pueblo. Sus gentes y la manera en que encaran la vida son los verdaderos protagonistas y la sal-pimienta del día a día.
A veces se busca la felicidad en cosas lejanas, cuando realmente está en tu alrededor, allá donde alcanza la vista.
Precioso relato, Una mirada.
Gracias.
Besos.
Es cierto que lo lejano suele atraer y, muchas veces, cerramos los ojos al entono donde discurren tantos momentos gratos de nuestras vidas; un entorno que, cuando lo observamos con atención, nos muestra una cara familiar en la que no hemos reparado.
Gracias a ti.
Otro beso.
Menuda estampa, digna de la mejor comedia. Claro, es que a la perrita no le habían presentado el muñeco de nieve. Se comprende.
Será eso o que le ha cogido tirria porque no responde a sus requerimientos.
Me has pintado tu aldea, pude ver perfecta esa escena que hasta me dió fresquete pero con mucha ternura en sus personajes.
Ya ves… una aldea -como tú la llmas- con aldeanos y aldeanas que despiertan simpatías.
Salud.