«Rugosidades»: Archivo personal
El pequeño auditorio, ocupando las sillas colocadas en semicírculo al pie del entarimado, la escucha a ella, a quien antaño fuera su maestra, con el mismo arrobamiento que derrochaban, de estudiantes, en el aula escolar donde la señorita Valvanera salpicaba de anécdotas amenas cualquier materia de estudio. “…Y cuando lo nombraron Hijo Predilecto de Huesca, no pasarían de siete u ocho culturetas los que habían oído hablar de él y aún menos quienes habían leído alguna obra suya. Con lo socarrón que era en las distancias cortas, yo misma hubiera dado todo lo que tengo por saber qué pensaba Ramón en esos momentos”, concluye.
Sobre la tarima, algo desgastada y crujiente, aguardan siete ejemplares, fotocopiados y encuadernados con canutillo, de Guadaña al resucitado, la farsa de Ramón Gil Novales propuesta por la vieja maestra para la próxima Matinal de Teatro Leído, a celebrar el último sábado de diciembre antes de Nochebuena, y tres volúmenes impolutos de la novela Mientras caen las hojas, sugerida como lectura complementaria “para quienes deseen profundizar en un autor injustamente dejado de lado”.
Cuando la alocución da paso a la asamblea, las ideas bullen y se agitan en el frío recinto, dejando parvas estelas de vaho. “Se me ocurre qué música de transición podría ser la más adecuada”. “¿Y si el público pasa a ejercer de figurante?”. “Las sombras chinescas gustaron cuando representamos a Ionesco. Igual podríamos utilizarlas en esta”. “También podríamos proyectar escenas distorsionadas sobre una pantalla en medio del escenario, con los actores y las actrices leyendo en los laterales…”
Poco a poco las palabras van edificando un escenario invisible donde el alborozado pueblo, recreado por Gil Novales, celebra la muerte natural del cacique y el nacimiento de la libertad. Hombres y mujeres jalean, brincan, sueñan, ajenos al nuevo oligarca, el sucesor desconocido, que llegará dispuesto a resucitar los tiempos oscuros de los que únicamente se liberarán con el homicidio —la guadaña contra el renacido aspirante a caudillo opresor—.
¡Guadaña! ¡Guadaña al resucitado!
Danza de nuevo la plebe magnicida, emancipada y exonerada, nacida de la capacidad creadora de Ramón Gil Novales que, poco condescendiente con las actitudes aviesas de quienes se han liberado del yugo, obliga a sus personajes a reconocer sus intenciones viciadas, sus componendas y su falta de escrúpulos —herencias del viejo amo— como penitencia liberadora para poder interiorizar, al fin, el significado genuino de la democracia. De la libertad.
Está muy bien que traigas a autores de la tierra que no han sido profetas en ella. El nombre del escritor no me era del todo desconocido, me sonaba, pero ahora cuento con datos que no los tendría de no haberte leído.
Un saludo.
JBernal
No, no ha sido profeta. En Huesca, ciudad que tanto amó y visitaba siempre que podía, sigue siendo un ilustre…desconocido; en alguna entrevista afirmaba que llevaba con humor esa circunstancia, pero no dudes que también le produciría amargura. El año pasado el Ayuntamiento aprobó dedicarle una calle, a él y a su hermano, cercana al lugar donde nacieron, con el nombre de placeta Ramón y Alberto Gil Novales.
Ahora es necesario que los vecinos que pasan por ahí no se pregunten quienes eran esos hermanos.
Pues a ver… Porque yo viví una anécdota con una muchacha que elogiaba el gran logro de la epidural pero ignoraba que la calle Fidel Pagés, donde ella vive, está dedicada, precisamente, a quien la hizo efectiva.
Siempre traes hasta aquí a personas muy interesantes.
Ramón Gil Novales, me lo resulta y mucho. Un hombre que vivió la Guerra Civil en su infancia y eso se nota en sus obras, y que lleva en la sangre el amor por Aragón.
Recuerdo una entrevista suya, no sé en qué medio, donde le preguntaban en qué papel se sentía más identificado: narrador, traductor o dramaturgo.
El respondía que se veía un poco de todo, pero fue desgranando con tanto amor su faceta de traductor y la de grandes obras con las que tropezó (incluso algunas no fueron publicadas nunca) que me quedé con esa imagen.
Sus obras son muy humanas y tratan temas profundos que de una manera u otra él vivió, o que fue testigo de cómo otros las vivieron.
Gracias, Una mirada….
Aragón -en concreto, Huesca- fue una constante en sus producciones; incluso tenía a gala incluír voces de la lengua aragonesa, que él jamás olvidó, en sus textos, de ahí que el espacio dedicado a él y a su hermano se haya denominado «placeta«, un vocablo entrañable altoaragonés.
Celebro que tú, tan alejada de la olvidadiza ciudad que vio nacer a Gil Novales, conozcas su trayectoria. Fue un hombre muy pulcro y comprometido en sus facetas literarias.
Aquí también decimos placeta.
Placeta del Salvador:
Tres acacias en el aire
y mi madre en el balcón.
M.Benítez Carrasco
Curioso; quizás la aportaran los pobladores navarros y aragoneses que anduvieron por aquellas tierras. Por estos pagos los diminutivos en -eta son habituales.
Coincidimos con Aragón también en usar la terminación «ico/a».
…que son bien bonicos.
Granada y Aragón tienen más en común de lo que cabría esperar por la distancia. Y todo gracias al rey aragonés Alfonso el Batallador, que partió en cruzada hacia Al-Ándalus y por allí anduvo saqueando y guerreando, amén de rescatar a unos 12.000 mozárabes que terminaron repoblando el Valle del Ebro -sobre todo la zona de Zaragoza-.
Ya ves; primicos, por lo menos.
En muchas ocasiones pienso que si yo hubiera tenido libros en mi casa, cuando era un joven mesache además de los justitos de texto, necesarios para mi escolarización, seguramente mi vida hubiera sido otra, no se si a mejor o a peor, pero seguro que distinta.
Con mi afición a buscar aclaraciones y nuevos puntos de vista, seguro que ahora hubiera tenido mayor conocimiento del que actualmente tengo en demasiadas materias.
Me sonaban de algo los hermanos Gil Novales, pero sin saber quienes eran, ni que representaban en la literatura aragonesa y más concretamente en la oscense.
En un coloquio con José Saramago, dijo que él tuvo su primer libro con 18 años.
…y fíjate lo que dio de sí ese libro tardío… Ya lo señala el aforismo: «La casa es de tus padres; el camino, tuyo«.
He leído en algunos sitios que se lo regaló su madre, que era analfabeta, pero me parece recordar que él dijo que se lo compró ahorrando de lo poco que tenía.
En cualquier caso, es meritorio.
Pero eres quien eres, Jubi, y de eso has de enorgullecerte; tus padres hicieron lo que entonces estaba en sus posibilidades y has sabido recompensarlos con creces, además de mostrar una actitud positiva hacia las novedades y hacer de tu curiosidad virtud.
Quizás aquellos libros que no tuviste en su momento te hubieran llevado por otros derroteros, pero lo importante es a lo que has llegado por tus propios medios y méritos y al aprecio y respeto que has concitado. Y eso no se aprende en ningún libro.
Otro escritor del que no había oído hablar y que me habría gustado leer en su momento. Ahora me pilla ya demasiado hastiado como para hacerlo. Imagino que por su temática no estaba en los planes de estudio de mi época. Antes se censuraba a unos igual que ahora se censura a otros. Ese es el sino de España, censurar siempre a alguien.
No era un dramaturgo que figurase en los planes de estudio pero tampoco fue censurado; incluso llegó a tener éxito en su momento por el contenido social de su producción.
Desgraciadamente, forma parte de esa pléyade de autores a los que hemos accedido tarde.