«Periferias»: Archivo personal
Regresó el frío asido al oleaje del cierzo, barriendo la modorra gatuna de los tejados. Vino para quedarse y reinar en galerías y alcobas, patios, fresqueras y en los cuerpos, livianos de ropajes, que prenden cerillas en un fajo de periódicos y astillas bajo los troncos gruesos o trajinan, con la torpeza en los dedos, sobre la esperanzadora ruedecilla del termostato para conjurar la glacial superficie de los radiadores.
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Domingo de urnas hambrientas, ilusiones y hastío.
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Saltan, impacientes y gráciles, los gorriones pedigüeños que aguardan a los viejos fumadores que mojan madalenas en el café con leche en las mesas exteriores de la cafetería, sombreadas por las nubes de estorninos ruidosos en compacta cabalgata hacia el extrarradio vegetal.
Satur, el chapista jubilado, se acomoda en una de las desgastadas sillas y, sin alharacas de mago, llueven de sus manos cientos de granos de alpiste que el cierzo arremolina y los gorriones, apelotonados, degustan, indiferentes al tránsito humano que enfila, sin apresurarse, hacia el colegio electoral, pasadas las nueve y media.
En la mesa del viejo Satur, junto al café con leche y el platito de las madalenas, una hogaza de pan de chapata asomando de su bolsa de papel, un paquete de Ducados con un mechero de propaganda y una edición de bolsillo, muy manoseada, de Diario para los que creen en la gente, de Francisco Candel.
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Domingo de urnas hambrientas, ilusiones, hastío y viejos anarquistas que fuman y conversan entre lanzadas de frío y gorriones nunca suficientemente saciados.
Ya lo creo que llegó el frío, y cada año estando en Broto, el termostato de control de temperatura de la calefacción de gas-oíl, que por cierto la monté yo íntegramente, soldando las tuberías poniendo grifos y purgadores en los radiadores en todas las estancias, cosa que no había hecho nunca, tengo que subirlo un poquito cada año que pasa, y desafortunadamente no es que la calefacción de menos calor es que la edad va acusando esta necesidad de algo más de temperatura para moverme por la casa sin pasar frío, en ocasiones nos ayudamos viendo el chisporroteo de la chimenea de leña en el salón.
Por lo menos una cosa he conseguido, creo que va a hacer 9 años que dejé de fumar totalmente.
Ojalá gozara, apreciado Jubi, de un tanto por ciento mínimo de esas habilidades tuyas… Desde finales de octubre, que me instalaron el termostato, estoy en un sinvivir; las habitaciones encaradas al norte no se caldean en absoluto y la supuesta temperatura ambiental que capta el aparato no se acerca ni figuradamente a la real. “Es el más preciso de su gama”, aseguraba el técnico que lo instaló. Tan preciso, tan preciso, que estoy por desconectar el frigorífico y trasladar los productos a cualquiera de las dos alcobas del fondo, donde dispondrán de frío natural y ahorraré en la factura de las eléctricas.
Los anarquistas ya no fuman y conversan entre el frío y los gorriones en otoño. Ni las urnas esperan ya hambrientas de pensamiento y de esperanza en un futuro igual.
Fumar está prohibido. Y pensar también.
Y si aún no lo estuviera… enseguida lo arreglamos.
(Vox es la tercera fuerza política en España)
Pues ya ves, Justo…
3.640.063 personas haciéndole los coros a Manolo Escobar y entonando el estribillo de El Novio de la muerte, banderas al viento, podría pasar por una estampa insólita y jocosa, cuasi berlanguiana, si no fuera porque las emanaciones del formaldehído del pasado expanden su toxicidad en este presente del siglo XXI.
Que con las cuotas de libertad -no siempre todas las demandadas, cierto- luchadas y conseguidas, haya 3.640.063 seres aplaudiendo restringirlas y anularlas (a mayor gloria de un individuo sin más oficio conocido que portar pistolón, embutirse en trajes dos tallas menores que la suya, participar en monterías y soltar por esa boquita enmarcada en barba moruna tal cantidad de sandeces que de no existir el concepto de esperpento habría que resucitar a Valle-Inclán para que lo inventara) es para plantearse hasta qué punto las emisiones del CO2 pueden llegar a alterarnos el raciocinio a los seres humanos.
Celebro leerte. Gracias.
Instalarse en el siglo XIX, añorar pendones y banderas, ennoviarse con la muerte… No hay duda, es el CO2. Eso y la defensa de esos privilegios que aún mantienen. ¿No te encantaría ordenar al servicio que arriara la bandera?
Siempre estuvieron… pero ¿eran tantos?
Antaño no eran muchos, pero tenían al miedo y a la DGS laborando a su favor. Hoy en día, con las palizas y ley de fugas en la historia, a los ultras les hacen la ola los amantes de las corridas taurinas, los ecologistas de las postas y la perdigonada, el pijerío, las venerables monjitas, los residentes en el Cuartel de la Benemérita que está al lado del colegio electoral, las vecinas catalanófobas del 2º A, los machistas desatados, el matrimonio del entresuelo que sólo escuchan esRadio, las familias de renta baja que ya han perdido cualquier esperanza, los antiabortistas, los homófobos, los ultras recalcitrantes, los creyentes en el gen delictivo de la extranjería pobre y no europea y una nutrida representación del paisanaje patrio cuyas motivaciones se desconocen.
Esa enorme ola, traducida en votos= 52 escaños.
Como para repetir elecciones el mes que viene.
Para compensar lo del domingo, ayer estuve en el «memorial» que hay en el cementerio frente a la tapia donde fueron fusiladas miles de personas. Y. cuando se me pase el mal rato, quizá escriba algo sobre esta visita.
Tú cuentas con la elocuencia de los hechos . A ti nadie puede tergiversarte la historia porque has crecido de su mano y has luchado para transformar un futuro que hoy es presente. De ti también somos deudores y deudoras, estimada Senior.
Gracias por tus palabras, no muy habituales, por cierto, ya que las generaciones posteriores desprecian lo que llaman «el régimen del 78» y, por tanto, los esfuerzos por llegar ahí. Esto duele, pero yo siempre contesto que se hizo lo que se pudo dadas las circunstancias.
Las generaciones posteriores -o, al menos, las de mi entono- lo que critican es ese pacto POLÏTICO de Punto y Final de la Transición que, con la excusa de excarcelar a la disidencia, blanqueó a torturadores y asesinos franquistas, enterró los crímenes fascistas de la guerra y la posguerra y dejó a las sufridas víctimas de la barbarie y a cientos de personas asesinadas y desaparecidas en la estacada, teniendo que ser esas generaciones que no vivieron la guerra y la posguerra quienes asumieran el compromiso de dignificar a sus familiares, aferrados a las leyes internacionales que dictan que los crímenes de lesa humanidad no prescriben nunca.
Quienes, hombres y mujeres de a pie, se jugaron la libertad y la integridad física por la democracia siempre han gozado de mucho respeto.
Cuando yo contesto que se hizo lo que se pudo, me refiero también a esa cuestión tan dolorosa, que realmente no era el momento de tocar. La involución amenazaba, el ruido de sables era continuo, ETA mataba día sí día no… Si lo del 81 falló fue porque ya estaba en marcha la “purga” de mandos de Gutiérrez Mellado, pero dos años antes hubiera triunfado y nos hubiéramos visto en una dictadura militar, de la que sería difícil salir. El “pecado” está en que luego han pasado demasiados años hasta que se ha planteado el asunto, tendría que haber sido antes, en cuanto se alejara el temor a la involución.
De todas formas, las críticas al régimen del 78 no son solo esas, pues muchos consideran que asentó una democracia incompleta, olvidando que todas las democracias lo son. Por algo se ha dicho que es el menos malo de los sistemas…
Aun entendiendo esos primeros años de confusión y temor, sin Franco pero con el franquismo en auge, no podemos olvidar que el PSOE accedió al gobierno en 1982, siete años después de la muerte del dictador. Que pasaron 25 años hasta la aprobación definitiva, en 2007, de la Ley de Memoria Histórica, que el PP aparcó cuando volvió a recoger el testigo monclovita. Que hoy en día, 2019, cuarenta y cuatro años después de la muerte de Franco, a treinta y siete de la primera llegada al poder del PSOE y pasados doce desde que entró en vigor la ley de Zapatero, cuando la mayoría de quienes padecieron represalian duermen el sueño eterno, los vencidos de la guerra siguen siendo una molestia y quienes pretenden dignificarlos, una suerte de obsesos guerracivilistas. A esto se ha llegado.
Por eso digo que se ha hecho tarde absurdamente, pues ese «Memorial» de nuestro cementerio lo instaló la Junta de Andalucía en 2017, a pesar de que ahí murieron muchos de sus militantes. Y la Junta ha estado en manos del PSOE desde que se crearon las autonomías hasta el año pasado.
No tienen vergüenza; o, mejor, la tienen toda porque no la utilizan…
Estarían tan ocupados en sus negocios y sus bolsillos -que tela marinera el pufo psoecialista en Andalucía…- que no les habrá dado tiempo, hasta anteayer, de mandar adecentar un espacio digno para quienes ni siquiera tuvieron oportunidad de protegerse del horror.
Y para lo que ha valido toda esta parafernalia dilatada en el tiempo, mejor damos marcha atrás y allí nos quedamos. Glub.
Sin palabras.
Ahora sí, tu texto evoca la llegada del otoño y del frío, mi estación favorita. Y por eso me he quedado, con tu permiso, un rato más releyendo.
El frío incita más al disfrute del calor del hogar y de la gente cercana, donde se me ocurren mil y una cosa mejores que hacer en un Dies Dominicus.
Un abrazo, Una mirada…
Ay, el otoño… Qué colorido contundente. Y esos aromas boscosos con el frío aguijoneando el cuerpo al ritmo de la lluvia… Mal empleado ese domingo de vuelo de hojas para repetir aquello que meses atrás ya podía haberse realizado.
Qué pena.
Gracias y otro abrazo.