«Puente (de) Tablas»: Archivo personal
Desciende el errabundo urbano la angosta rúa que guía, en respetable plano inclinado, los pasos apretados, extramuros, hasta la orilla izquierda del canalizado, ensuciado y, a ratos, maloliente Isuela. Paralela al río, en manso recorrido bordeado de césped, la vieja acequia árabe de Almériz que, durante cientos de años, propició las fértiles huertas ribereñas —iniciadas por los moriscos— hoy transformadas en Campus Universitario y donde crecen, jóvenes y maduras, las especies arbóreas que arrullaron siglos de miradas: Membrilleros, granados, olivos, algarrobos, álamos, sauces, higueras, almeces…
Más allá, uniendo los dos adarves que encajonan las encenegadas aguas del río Isuela, la pasarela. El Puente (de) Tablas, pulidos sus barandales herrumbrosos, renovado el firme podrido; recolocado no lejos de su asentamiento primitivo, donde lo vislumbrara y pintara al óleo, a principios del siglo XX, el exquisito y desdichadamente olvidado Félix Lafuente, amigo y maestro de Ramón Acín. Y al otro lado del histórico puente, reinando en la rotonda que circunvalan obligatoriamente los vehículos ahuyentados por la peatonalización del centro de la ciudad, el conjunto escultórico dedicado a Lucas Mallada.
Lucas Mallada, geólogo paleontólogo. Ilustre y con tal animadversión por la notoriedad que no sólo declinó ocupar un ministerio y la alcaldía madrileña sino que pidió a los suyos que, a su muerte, los funerales se celebraran en la intimidad familiar.
Lucas Mallada, amigo de Costa. Influyente, apreciado en su época y, en idéntica proporción, desconocido hoy, de tal manera que «si preguntamos a cualquier estudiante de Huesca o Zaragoza por Lucas Mallada, le pondríamos en un aprieto. ¿Quién fue Lucas Mallada? Pocos le conocen. Sin embargo, fue el pionero de la geología moderna española y el precursor del renacer científico y regeneracionista de finales del XIX»[1]
En 1925, a unos cientos de metros de la rotonda donde la ciudad de Huesca le rinde hoy tributo, se inauguraba la primera obra escultórica dedicada a Mallada. Era la prístina creación por encargo del maestro entre maestros, Ramón Acín, que labró en el frontal de la piedra arenisca sus sentimientos hacia el homenajeado: A Lucas Mallada, sabio geólogo. Huesca, su patria.
Décadas después, la obra de Acín se instalaría definitivamente en el parque, al otro lado de la ciudad, en un rincón discreto, tanto que, durante años, fue la zona donde se concentraban los estudiantes del entonces único instituto de Huesca cuando hacían novillos. Algunos repararon en el cincelado rostro representado en bronce; pocos, más curiosos o desocupados, en su nombre. Ninguno en la desvaída firma del artista libertario oscense fusilado.
Retoma el errabundo urbano el puente y el camino de tierra junto a la acequia de Almériz. Asciende, ágil, a la travesía donde desfallece la muralla romano-musulmana. Se detiene y torna el rostro hacia el Campus y el río. Hacia el norte de la sierra y los montes pirenaicos recubiertos de nieve. Aspira los aromas húmedos que se desprenden del soto mezclados con el aliento del asfalto. Y luego continúa hasta perderse entre las callejuelas inclinadas del Casco Viejo.
NOTA
[1] Javier Gómez, en al artículo titulado: Lucas Mallada, el geólogo que intentó reformar España.
De alguna manera tú los rescatas del olvido a través de tus textos y nos los das a conocer.
En cuánto a lo que dice sobre que si se le pregunta a un estudiante por alguno de estos personajes y se quedan en blanco,
te diré que eso es endémico de todos los lugares, desgraciadamente. Hace poco vi un reportaje en la tele y se me cayó la cara de vergüenza con las respuestas de algunos estudiantes que, se supone, serán el futuro de este pobre país pobre…
Gracias por el vídeo. Voy a seguir paseando por tu ciudad.
Abrazos
Sí, pero resulta que en Huesca hay un «Paseo Lucas Mallada» (donde se halla el grupo escultórico del post), un «IES Lucas Mallada»… Vamos, que el nombre no es desconocido en una ciudad tan pequeña. Otra cosa es que nadie tenga curiosidad por conocer a qué se debe la denominación de una calle o de un centro de enseñanza, que también tiene su miga.
A veces es deprimente, sí.
Otro abrazo.
Paso por esa parte de Huesca cuando voy al pueblo de mis abuelos, la han dejado muy bonita. La próxima vez que lo haga me fijaré más en las esculturas de la rotonda dedicadas a Lucas Mallada. Por el puente Tablas no he pasado nunca pero tengo referencias.
Gracias a tu texto he comprendido por qué la piscina que hay en el campus se llama Almériz, sabia que era una referencia al pasado musulmán de Huesca pero desconocía la existencia de la acequia que mencionas.
Feliz día de San Jorge.
A mí me sucede que, de repente, un día, redescubro elementos y/o rincones que he visto -pero no he mirado- cientos de veces; me han pasado desapercibidos pese a pasar por su lado habitualmente. Y qué cara de atontolinau se me queda, 😀
Que disfrutes también tú el festivo, Pili.
Si allí es desconocido Lucas Mallada, imagínate aquí, que hasta ese impresionante románico del vídeo nos resulta ajeno.
El Al-Ándalus del Sur y el A-Ándalus del Norte. Tan lejos pero tan cerca…
Estoy haciendo recuento de la cantidad de calles y plazas que hay en Granada dedicadas a personas que la mayoría de la gente no sabe quienes son…. y me faltan dedos de las manos.
Sí, eso está generalizado, en Granada y en cualquier sitio.
Hace cuatro años, una familiar recién parida se explayaba sobre qué maravillosa era la persona que había ideado la epidural. «Quien fuera es desde ya, mi ídolo«, venía a decir. Y así bla, bla, bla hasta que la mamá de la recién estrenada mami le dijo: «Pues hija, vives en la calle que lleva su nombre«.
He estado unas cuantas veces en Huesca, pero que poco conozco de ella ni de los personajes que han ido marcando su historia.
De momento me he acercado a ver el conjunto escultórico a Lucas Mallada, te dejo el trípode puesto por si quieres darte un garbeo.
Por cierto hace unos días, viendo mi mujer un programa que hacían por la tele me pregunta ¿Que río pasa por Huesca que empieza por I ?
Ella es de Segovia y mi contestación un poco brusca, fue «Oye maja, que hay varios carteles en las proximidades de Huesca que dicen el nombre del rio», además hace un par de años se llegó a desbordar, creo que no se le volverá a olvidar.
Las ciudades pequeñas suelen quedar, habitualmente, a desmano. A veces, incluso quienes viven en ellas las desconocen. Y no digamos ya la historia.
Esa parte de Huesca no la conozco, tendré q ir pq me has dejado con la boca abierta con la descripción, don Gato. Las fotos del video me traen taaaaaantos recuerdos de las fiestas y lo bein q lo pasé
Salu2.
…pues ya tienes ocupación la próxima vez que te acerques a ella, 😉
El olvido está generalizado hoy en día. Lo que fue pasado no importa y mucho menos quienes poblaron aquellos momentos. Hiere en ocasiones el culto que se brinda hoy en día a la mediocridad mediática y el desdén con el que se mira a quienes trazaron el camino por el que seguimos avanzando.
Le pregunté a un buen amigo de Zaragoza muy leído por Lucas Mallada según te leí. El wassap me silvó en pocos minutos:
– Regeneracionisra puro y duro- me contestó.
Siendo amigo de Costa era de imaginar. Por lo menos ese olvido al que haces alusión no es total.
Salud y buen fin de semana.
Se dice que Mallada fue el primer regeneracionista; en su libro, Los males de la patria, hace un agudísimo análisis de los aspectos negativos del país en esa época, proponiendo soluciones lúcidas que fueron muy valoradas por los eruditos de entonces aunque jamás nadie se propuso llevarlas a cabo.
Buen finde para ti también.
el puente de tablas, lugar que fue testigo (en su original ubicacion) del tiroteo entre las fuerzas del orden republicanas y un grupúsculo anarquista local que alla por noviembre del 33 pretendia implantar en la ciudad el comunismo libertario.
Muchas gracias por el recordatorio.