«Luminosidad»: Archivo personal
«Pero, Cata, si con cinco litros tenemos suficiente». «Cinco para ti y otros cinco para que se los lleves, de mi parte, a tu amiga María Petra. Como siempre». Cata, más encogida y frágil que la última vez que se vieron, tres años atrás, cuando todavía habitaba en la casa de Pamplona, coloca las dos garrafas de aceite en el maletero del monovolumen. «Id con cuidado, que habrá mucho tráfico, y llamadme cuando lleguéis a Huesca, que no me quedaré tranquila hasta saber que estáis bien».
Se alejan del Sur, de la entrañable Cata que abandonó la Chantrea para regresar a Mancha Real, su pueblo andaluz, con su inseparable guardapelo al cuello cayéndole sobre el corazón, en el altar materno donde habita su recordada hija Raquel, cuyos restos reposan en el cementerio de Pamplona junto a los de su padre, fallecido hace tres años. «¿Qué iba a hacer yo sola en Pamplona…? Sin mi marido, sin mi Raquel y con el nieto trabajando en Irlanda… Mis otros hijos están en Granada y Jaén, y en esta casa viví yo hasta que salí para casarme…», explicaba, entre lágrimas.
Quedan atrás los olivos miguelhernandianos —Jaén, levántate brava…—, los baños árabes jienenses, la esencia nazarí de los magníficos palacios y jardines granadinos, las callejuelas del Albayzín, los piononos de Santa Fe, el otoño calmo. El Sur… La voz de María Berasarte pone banda sonora a unos días, escasos pero ajetreados, retenidos en la memoria mientras pasa Madrid al otro lado de los cristales y ponen rumbo a Zaragoza con el regusto en los labios de la tortilla de patatas consumida en un área de servicio.
Nada más vislumbrarse Huesca, los acoge la niebla y se desliza el vehículo sobre la pátina de escarcha que la gelidez nocturna ha trazado a lo largo de la ruta de la sierra de Guara que conduce al Barrio. Creedence Clearwater Revival rompe el silencio durante los últimos kilómetros.
[…]
Qué lejos ahora (y, sin embargo, qué cerca) el Sur…
Lo bueno es la diversidad y la cercanía de las personas que uno quiere, aunque disten muchos kilómetros entre unos y otros. Tal vez los años hacen mella en el cuerpo pero los corazones mantienen su candor. Y sus costumbres y esa generosidad innata que siempre hallamos en la mano amiga y familiar.
Gracias por este viaje de Norte a Sur (y de Sur a Norte), lo he visualizado de maravilla.
Un abrazote.
P.S: No respondiste mi pregunta y me quedé sin saber qué día debíamos acercarnos hasta ti para darte los cariñosos tironcitos de orejas cumpleañeros. Como ya pasó noviembre, con algo de retraso te deseo hoy muy feliz cumpleaños, muy feliz año y muy feliz vida!!!!
Los sentimientos siempre dominan a la distancia porque el aprecio se sobrepone ante cualquier circunstancia.
Qué detallista eres. Y tenaz. Con lo mirado que soy para las felicitaciones. Pero te agradezco ese tirón de orejas virtual como si ahora mismo estuviera ante una tarta cumpleañera bien iluminada y sonara el Cumpleaños feliz con acento canario. ¡¡¡Gracias!!!
Un ceñidísimo abrazo.
P.S.- Cumplí años diez días después que tú.
.Cata tiene el corazón dividido. Dos raíces profundas entre el Norte y el Sur. Así es la vida creando apego en los lugares que hubo afectos.
Un relato lleno de ternura.
Salud.
Cierto. La geografía de los afectos no se circunscribe a una sola localización sino a cada lugar donde siguen existiendo huellas en los recuerdos.
Salud.
Uno toma decisiones en su vida que le unen a otro lugar. Luego, si la vida rompe esos lazos la vuelta es ya inevitable, es como encarar la etapa final aunque alguna visita mantenga vivos los recuerdos..Tu relato lo cuenta muy bien desde la simpatía y la solidaridad..
Salud
Esa es la historia de Cata y de quienes migraron, hace décadas, dentro del propio país para buscar un futuro que se les negaba en origen. Se hicieron a la tierra de adopción y allí nacieron y se criaron sus descendientes, pero, en su fuero interno, SU tierra siempre fue la que se vieron obligados a abandonar.
Salud.
Bonita foto del Hotel Alhambra Palace en Granada. Y preciosa descripción que nos haces de esa tierra, la he vuelto a revivir de manera más poética que cuando estuve.
Pues no conozco ese hotel, pero la foto (hecha con el móvil) es del Palacio del Partal, en la Alhambra, y seguro que estuviste en él porque forma parte del recorrido por los Palacios Nazaríes.
Tienes mucha razón, pero es que he puesto la foto en internet y han salido unas cuantas fotos que decían que era el Hotel Alhambra Palace.
Luego he puesto el Palacio del Partal buscando equivalencia y corresponde a la foto que has hecho.
Lo siento, me sonaba la foto, pero no me he puesto a buscar entre las mías.
Pues me he asomado virtualmente a ese hotel y vaya lujo; en comparación, hasta la s estancias de la Alhambra son más espartanas.
Ese hotel fue un monumental pastiche, que edificó el duque de San Pedro de Galatino y que, en su día, levantó muchas protestas entre los intelectuales de Granada por el «parche» que suponía en la vista desde la ciudad, pero que los granadinos que nacimos ya con él ahí, nos hemos acosumbrado a verlo y a que sea parte del paisaje.
Tras un siglo allí (según he leído) ya es historia de la ciudad. Otra cosa sería que se tratara de una construcción reciente. Desde luego, destaca en esa ubicación.
Ese es el sentir de muchos españoles que por uno u otro motivo, dejaron su tierra, que no su corazón. A mi madre le animaba el retorno anual a su Navarra natal, no podía existir mejor descanso que en su hogar de niña. Mi padre, catalán pero de profundas raíces aragonesas, llevaba la jota en la sangre, aprendida de mi «yayo». En otro post me atreví incluso a escribirte una estrofa. Los recuerdos están, pero si se adornan con la presencia en las tierras recordadas, cobran una importancia vital que aumenta con la edad. Y ese corazón partido o repartido, forma parte de la geografía de los afectos como has señalado en otro comentario. Por cierto, he leído sobre tu cumpleaños, aunque sea tarde e ignore la fecha, vaya por delante mi felicitación atrasada. Un abrazo.
Así es, sobre todo porque, en el contexto de esas personas la migración era dolorosa, sin ninguna relación con los traslados que se realizan hoy en día. Entonces las distancias se dejaban notar más y, no siempre se tenía a mano un teléfono, limitándose los contactos a la correspondencia. Y, hablando sin tapujos, los migrantes imteriores, dependiendo de su origen, no siempre eran bien recibidos en los lugares de destino, ocupando, en muchos casos, los puestos de trabajo más bajos. Todo ese cúmulo de circunstancias fomentaron obstáculos que se vieron obligados a salvar/sortear en unos años sesenta (por poner una década) donde los tópicos regionales y el etiquetado geográfico campaban sin la mínima reflexión razonada (ahora también se tira de tópicos pero la conveniencia hace que se eviten en público).
Gracias por la felicitación. Ay, mi querida Contadora de Libros en qué tesitura me ha puesto…
Cordialidades.
Míralo… Vienes a mi tierra y no lo anuncias. Y lo mismo has estado en el hotel de al lado, como le ocurrió a un visitante tuyo. Espero que te haya ido bien y, al parecer, con buen tiempo.
El objetivo del viaje al Sur era Mancha Real pero, ¿cómo abstraerse de la maravillosa Granada y sus tesoros a una hora de camino? Es una ciudad fascinante que impregna de historia y cultura a quienes se acercan, aunque solo por unas horas, y a la que se promete el regreso para volver a perderse en esos extraordinarios rincones del pasado, absorberlos y recrearse, en la distancia, de todo lo vivido.
Lo malo es que, como has tardado tanto, no has visto ese patio con los leones.
https://www.alhambra-patronato.es/430-2
Qué majestuosos y cuánto trasiego llevaron esos leones pétreos. En la alberca del Partal estarían señoriales.
Hizo bien Cata en volver a su pueblo. Qué pena lo de su Raquel.
Se está muy bien en el sur en invierno, en verano ya no tanto, a pesar de sus bellezas y sus buenos aceites.
Y como he visto que ha sido tu cumpleaños, te deseo mucha felicidad estés donde estés.
Me parece que Granada y Jaén son las ciudades andaluzas donde el otoño y el invierno se dejan notar más que en el resto de Andalucía, la sensación térmica, incluso con 10 u 11 grados, es bastante agradable; imagino que el verano será terrorifico para quienes huímos del calor.
Muchas gracias por la felicitación. No sé cuándo los cumples tú pero, anticipadamente o con retraso, felicidades también.
Qué buen paseo nos diste en dirección al Sur. Pude ver el paisaje, sentir los aromas, degustar esos piononos, y hasta escuchar la música.
No tuve el gusto de poder ir, lamentablemente. Pero sospecho que, aunque los caminos no son tan rectos y llanos como por aquí, las distancias son tan cortas que en un viaje así uno debe pasar por varios mundos diferentes.
Abrazotes
A Granada hay cerca de 800 kilómetros y es cierto que el paisaje cambia mucho una vez que se abandona el norte y se deja atrás el centro de la península; también varía la climatología, más suave en el sur. Pero es un viaje con un destino lleno de bellezas.
Abrazos.