«El guardián del río»: Archivo personal
Se amansa el cierzo y tantea, avergonzado, las zarandeadas ramas en cuyas laceraciones se asienta, a modo de apósito, el Sol mañanero, apenas tibio.
Leve vaivén de arbustos exhaustos con tatuajes de rosada que se deshacen en desiguales senderillos lacrimosos.
Asoma el humo sus insolentes grises por entre los sombreretes argamasados de las chimeneas y trota el cierzo por los bucles de leña incinerada componiendo breves estampaciones que se deshacen en rizos imposibles para desaparecer y recomponerse de nuevo entre bocanadas incansables.
Se desbravece el cierzo y, antes de acantonarse en las cumbres, apabulla, retozón, los flancos de la figura expuesta que, a orillas del río, lanza guijarros escarchados, en sinfonía de chasquidos, contra las turbulencias armiñadas del agua.
Manuda semanica hemos llevado aquí. Hoy está un poca más quieto, espero que descanse y nos deja descansar unos días.
Saludo.
Se ha dejado notar, sí, el muy cansino. Por algunas esquinas era imposible transitar. Que le dure la mansedumbre.
Salud.
Me gusta el nombre cierzo para el viento que describes. Es una palabra fuerte.
Estos días, el cierzo ha sido más demoledor de lo que indica la palabra.
Preciosa descripción poética del ventarrón de estos días.
No quiero ni pensar cómo lo habréis sentido en Zaragoza, donde el cierzo campa permanentemente y se deja notar hasta cuando sopla suave.
En casa, antes de abrir ventanas y puertas de las terrazas para ventilar las habitaciones las sujetábamos bien y si nos olvidábamos de alguna el cierzo con un enorme portazo nos recordaba que no la habíamos inmovilizado correctamente..
Sin embargo el aire más fuerte que yo he vivido en varias ocasiones, ha sido en Broto, en este último vendaval, veía desde Zaragoza en una webcan (https://www.hotelpradasordesa.com/es/webcam2/) que hay en Torla como los árboles iban de un lado para otro, incluso podía observar como se movía la cámara, hasta que la imagen desapareció, ¿falta de luz, cámara rota? hasta la mañana siguiente no volvió a funcionar.
Uf, menudas corrientes de aire si no se tiene cuidado, y más si se abren ventanas enfrentadas y no se cierran bien las puertas para que no se porteen y acaben resintiéndose los marcos..
En la Naturaleza, el viento es todavía más feroz porque no hay muros cortavientos artificiales para contenerlo un poco. Por Guara, ha llegado a tumbar buena parte del ramaje de carrascas antquísimas y hasta árboles arrancados de cuajo, tal cual si fuera un huracán.
Emilio ha dado en el clavo, que manera más bella de describir el cierzo y las incomodidades que genera. Vamos que es como para perder hasta el peluquín jajaja. Un abrazo.
…pero solo cuando está en decadencia, que cuando sopla desatado me acuerdo hasta del señor padre del cierzo, jeje.
Cordialidades.
Pero bueno……¿se puede escribir más bonito?
Me he quedado maravillada con las escenas que describes, Una mirada….. Cómo ensalzas la palabra escrita para -con mesura- introducirla en forma de sentimiento en quienes te leemos.
Con tu permiso, me quedo con este párrafo: «Asoma el humo sus insolentes grises por entre los sombreretes argamasados de las chimeneas y trota el cierzo por los bucles de leña incinerada componiendo breves estampaciones que se deshacen en rizos imposibles para desaparecer y recomponerse de nuevo entre bocanadas incansables».
Quién pudiera vivirlo en primera persona, testigo de tantas sensaciones!!
La foto me encantó y el titulo que elegiste para ella también.
Yo soy mucho de estas escenas de otoño-invierno. De hogar y sensaciones cálidas. Y al menos a mí, es eso lo que le has transmitido.
Muchas gracias.
Un beso.
Muchas gracias por esa lectura tan entusiasta que transmiten tus palabras. Las épocas donde se deja notar el frío y hacen de la suya los elementos naturales dejan una impronta extraordinaria en el paisaje, lo configuran de otra manera e inciden también en la percepción de las personas, porque en ese desbarajuste climático se encuentra, como tú misma recuerdas, esa sensación cálida del hogar, esa madriguera protectora a la que se regresa con el pelo alborotado y las mejillas heladas para refugiarse.
Abrazos.
Os compadezco con el viento, pues a mí me pone nerviosa. Menos mal que aquí casi nunca hay, pero pagamos el precio de la contaminación, de ostentar el tercer puesto en contaminación, con solo Madrid y Barcelona por delante.
El viento agota, cierto, pero forma parte de la vida de esta zona y se asume con paciencia porque forma parte, con las heladas, de este entretiempo que precede al invierno y seguramente, este cierzo a ratos violento tiene mucho que ver con los cielos limpios de polución.
Una mirada a la naturaleza convertida en exquisita prosa
Muchas gracias por tu valoración.