«Muralla rocosa de Finestres»: Archivo personal
A media mañana ardía el sendero y hasta las matas de hierbas se apelmazaban, agobiadas, aun antes de que las suelas las apretaran contra el firme rocoso que zigzaguea, ondulante, encajonado entre los espectaculares estratos verticales del Cretáceo que amurallan el desigual recorrido, con sus picudas crestas escaladas a modo de almenas. Seguían los senderistas, con los poros sudorosos y el cansancio acumulado en las articulaciones, una marcha lenta y silente, deshaciendo, sin pausas, lo andado y mirando, con ansia, las aguas de Canelles que se mostraban, tentadoras, por entre las aberturas de los murallones calizos. Cuando apenas veinte minutos después, aligerados de ropa, hundieron los cuerpos enrojecidos por el Sol cerca de la orilla, celebraron con aguadillas y risas el alivio, dejaron que el frío cenagoso del fondo del embalse les inundara de brío el cerebro y, chorreando, se tendieron en la hierba rala, frente a las fascinantes Roques de la Vila, dejando que el Sol reptara por epidermis y cabellos para, todavía mojados, trepar por el desnivel y retomar el camino de regreso hasta los vehículos aparcados a siete kilómetros del caprichoso escenario pétreo.
Yo he pasado esta mañana un calor semejante yendo al super, pero sin la recompensa de ese paisaje y el baño fresquito.
Y qué mal se pasa cuando la temperatura se dispara y el cuerpo se siente incapaz de soportar semejante asedio.
No lo sabes tú bien… Por esos nortes, no conocéis lo que es calor de verdad.
Estos nortes que dices ya no son lo que eran. Treinta y tres grados tuvimos ayer.
El calor de verdad empieza a partir de los 35º. Ayer, a las 6 de la tarde, medí en mi terraza 37º.
El error está en creer que en Aragón predomina el clima de alta montaña; no es así. Fíjate que en este territorio se hallan Los Monegros, el desierto más extenso de la península (276.440 ha.), situado entre Zaragoza y Huesca, y que posee un clima semiárido con temperaturas extremas. Y, ya ves, vivimos en el nordeste peninsular, donde no solo hay Pirineos y Sistema Ibérico.
Yo quiero una escapada así. En plena naturaleza, improvisando, y llenándome de sensaciones. Las mismas, que me ha dejado tu texto después de leerlo.
Gracias, Una mirada.
Un beso!
P.S: Si es en otoño, mejor.
Son las mejores. Las escapadas, digo. Un «¿Vamos a…?» y, apenas saliendo, empieza la aventura. ¿En otoño, mejor? Pues habrá que escaparse en otoño, con y sin mascarilla, para llenarse de maravillas sin el azote solar.
Gracias a ti.
Otro beso.
No me extraña que celebraran con aguadillas la caminata porque con este calorazo. En fin, aunque con esto del covid.19 no se dejan de añorar las excursiones y con agua cerca mejor. Buena día.
Más que el calor en sí -Finestras está en la montaña- la sensación térmica producida por la caminata y el agobio del embozo, que hacen subir la temperatura corporal.
Salud.
Excelente caminata, inigualable paisaje y fresca recompensa. Ardo (nunca mejor traído) en deseos de salir, con precauciones claro, pero me lo pide el cuerpo y la mente. Sucede que llevo mejor el frío que el calor, aunque ante la belleza del paisaje, no hay sol ni solazo que impida el trasiego hacia el premio de refrescar, cuerpo, mente y ánimo, incluso el gaznate. Un abrazo.
La vida sigue teniendo muchos alicientes, aun con la mascarilla en el rostro, y, ya que la primavera pasada es irrecuperable, al menos construir recuerdos veraniegos gratos. Y, como en tu caso, el calor tampoco es lo mío; me derrite cuerpo y mente.
Abrazos.
Prueba
Lo siento, pero no me dejaba publicar nada.
Decía que sigo en Broto, 31 grados a la sombra y 45 al sol, aunque estamos haciendo alguna escapada con mis hijos, monasterio de Obarra, Roda de Isábena, Graus, Nerín, Buerba, Ainsa… voy haciendo fotos que iré publicando, aunque con la mascarilla no me apaño bien.
El otro día en Graus, con la mascarilla en la mano se para un coche de la G.C. e inmediatamente me la pongo, pero no venía hacía a mi, iba a multar a un coche mal aparcado.
Esas escapadas dan vidilla, ¿a que sí? Y más en tu caso, acostumbrado a viajar por Europa. Buenas rutas altoaragonesas habéis escogido; la ruralidad tiene, también, sus maravillas.
Por la mascarilla no debes preocuparte; puedes explicar y justificar la razón para no usarla permanentemente.
Cuidate y disfruta, Jubi.
Me encantan las escapadas, especialmente si son por lugares agrestes donde haya agua. Ese pueblo abandonado tiene pinta de ser muy fotogénico.
Es una zona con varios despoblados por los que se pasea entre tristeza y admiración por el entorno asilvestrado. Finestres, al que te refieres, guarda todavía el viejo encanto entre las ruinas.
Qué bueno una mirada, disfruten del clima que tanto me gusta a mí.
Y con esos paisajes no tienes excusa de nada. A disfrutar de las ruinas y la Natura
Abrazos
Tú y yo tendríamos que intercambiarnos las estaciones; tú me cedes el invierno y yo te remito el verano.
A seguir cuidándose, colega.
Es una forma maravillosa de disfrutar sufrir
Sí, cuando se hace por propia voluntad.
Muchas gracias por la visita y el comentario.
Salud.
bienvenidas