«Detalle de una pintura de Montearagón»: Archivo personal
Cuenta la leyenda que bastaron ocho días de niebla prieta para que los constructores al servicio del rey Sancho Ramírez levantaran la amenazante mole del castillo de Montearagón, erguido sobre un cerro, a apenas cinco kilómetros de Wasqa[1], la fortificada madinat[2] árabe, sultana soñada por los aragoneses, que ansiaban su sometimiento, fundamental para proseguir, a espada y sangre, la conquista de Saraqusta[3] y de todo el Valle del Ebro.
Los primeros tapiales de la atalaya se edificaron, provocativos, frente a la conocida como ciudad de las cien torres, a finales de abril de 1086, para albergar al bien equipado ejército del joven reino de Aragón —deudo del navarro— nacido en los Pirineos, junto al río que le daría nombre. No ocho días sino tres años después, aquel baluarte soberano, que los habitantes de Wasqa contemplaban con curiosidad y cierta aprensión, conformaba ya una villa ocupada por soldados a los que se unieron los monjes agustinos que moraban en la espléndida abadía, dotada por el rey de tan altos privilegios que llegó a ser el monasterio-abadía más importante del reino.
«Aquel potro tomará esta yegua», auguraban, pesarosos, los alfaquíes[4] de la Wasqa asediada y tan extraordinariamente protegida por su muralla romano-musulmana que fueron diez los años de inútiles acometidas aragonesas sin que la orgullosa madinat cediera. Tuvo que sucederse, en 1096, una ferocísima batalla, extramuros de la ciudad, para que, una vez derrotada la confederación de ejércitos cristiano-musulmanes que defendían el honor de aquella altiva reina mora amurallada, la madinat de Wasqa accediera a abrir sus inexpugnables puertas a aquellos montañeses que la demandaban como botín de guerra.
…y aquel potro de piedra, herido por novecientos treinta y tres años de sacudidas del tiempo, aún mira, ahora decrépito y entrañable, a la yegua oscense que, admirada y conmovida, lo columbra al otro lado de la acostumbrada boira pertinaz.
NOTAS
[1] Denominación de Huesca durante su pertenencia a Al-Ándalus.
[2] Nombre árabe para ciudad.
[3] Denominación de Zaragoza durante su pertenencia a Al-Ándalus.
[4] Entre los musulmanes, doctores o sabios de la ley.
Es muy interesante esta historia narrada con ese estilo tan personal. No sabía que en esa batalla había contingentes cristianos luchando del lado de los árabes.
Un saludo y gracias.
JBernal
La Taifa de Saraqusta, a la que pertenecía Wasqa, tenía muy buenos aliados entre los cristianísimos señores de Castilla, que acudieron prestos en su ayuda, lo que echa por tierra el mito de la Reconquista. La batalla de la conquista de Huesca no fue por motivos religiosos -aunque posteriormente se crearan leyendas que lo afirmaran- sino por necesidades de expansión; el comprimido reino de Aragón necesitaba expandirse hacia el sur, ganar terreno, y justamente quienes poseían las tierras del sur eran los musulmanes.
Gracias a ti, JBernal.
Impresionantes construcciones tienen por esos lares. Y una historia tan rica como rebuscada.
Faltaban aún 450 años para que los primeros españoles llegados a estas playas construyera un pequeño fuerte que luego fue destruido por los querandíes.
Abrazos y… Una mirada!
A este castillo se le tiene cariño; la gente de sus alrededores ha crecido viendo la elegante silueta de sus ruinas y escuchando sus leyendas. Ha sido una construcción que ha vivido muchos percances -incendios, saqueos, acciones de guerra- pero, sobre todo, abandono, hasta que empezaron a darse iniciativas de rehabilitación parcial y uso de sus espacios.
Fíjate, 450 años viviendo a uno y otro lado de los océanos ignorando otras tierras, otras culturas…
Otro abrazo para ti.
Me gusta que, por esas alturas, haya alguien que recuerde con cierta simpatía su pasado musulmán, pues parece que solo los que seguimos siendo musulmanes durante varios siglos más, nos consideramos descendientes y herederos de una cultura.
…es que la historia tan alejada del presente ha de encararse sin prejuicios. Ese empeño de circunscribir exclusivamente el sur peninsular a la presencia árabe es una estupidez, de ahí que reivindique las taifas del norte, que también tuvieron su importancia en la conformación del territorio. Haría lo mismo si se pretendiera minimizar o denostar la presencia romana.
¿Solamente ocho días de niebla? Nos vamos a perder el 3% de las mordidas de la obra, por cierto creo que hay mas leyendas.
– El pan de la Última Cena salvado de las llamas.
– La leyenda del carro de los muertos
– La Peste
Como hoy no hay niebla, me he ido por los aires a ver como se encuentra en la actualidad el castillo y creo que va a costar mucho tiempo y dinero reconstruirlo.
Las ruinas de Montearagón no serían lo mismo sin las leyendas. Por otra parte, no se trata tanto de reconstruir sino de evitar que se desmorone lo que queda y seguir rehabilitando aquellas partes en mejor estado de conservación.
La historia de este rinconcito de Europa que es la península Ibérica es fascinante. Unas culturas van sucumbiendo a otras en una lucha de todos contra todos a lo largo de los siglos. Podemos remontarnos tan atrás como queramos, hasta llegar a Atapuerca.
…y la península es lo que es merced a esas culturas y esos pueblos de los que el presente es un eslabón más, todavía reluciente por estar recién forjado.
Me gusta tu manera de contarnos estos pedacitos de historia.
Se palpa el amor por una tierra, el orgullo por su inicios y evolución, y pasión por el tema.
No sé si te lo habrán dicho alguna vez, intuyo que sí, pero no te lo había preguntado yo: ¿no te has animado a escribir y publicar? Se te da muy bien.
La historia de los territorios y sus pobladores casi se cuenta sola a fuerza de conocerla e interiorizarla.
El universo literario me atrae como entusiasta lector que soy; sin ninguna pretensión más.