«Calabaza»: Archivo personal
Se desprenden, ansiosos y grávidos, los últimos tomates, con la rosada tez labrada de cicatrices tenues y se agitan, impacientes, las judías rampantes; runrunean entre los dedos las postreras acelgas y lombardas soslayadas en la canasta donde yacen, turgentes y bruñidos, los calabacines.
(Ya marcha, con el canastón colmado, la hortelana).
Palpitan las vetas afligidas del huerto eventualmente vaciado; se estremecen los sedimentos del coluvión anhelosos de semillas, codiciosos de planteles y raíces…
Se enardece la tierra, esperanzada y lienta, entre ensueños de golpes de azada que la abren, fustigan, oxigenan y aparejan.
Muy bucólico tu post, pero aquí los agricultores se quejan de que el campo ya no da para vivir…
Un huerto particular implica exclusivamente que, dedicándole tiempo, abastece de verdura y hortaliza a la familia; ese es todo el negocio.
Cada vez que vengo a este blog, tengo que sacar todos los diccionarios de «casa» a relucir.
Duendo, me dicen que es un adjetivo desusado que significa manso, doméstico, domado.
Coluvión, ni siquiera aparece en el diRAE, pero si en el diccionario de geotecnia, En sentido lato ha sido utilizado este término para designar en forma genérica los depósitos de ladera o depósitos gravitacionales. Similar a aluvión.
Lienta adjetivo poco usado, húmedo.
Por cierto este año en la mayoría de los sitios, la cosecha ha sido más bien escasa, por el exceso de temperaturas.
Jajajaja… ¿Y lo que disfrutas investigando, qué?
Qué manera más bonita de explicar la cosecha de ese suelo duendo.
Maravilloso.
Aplausos.
Y la foto me encanta. Cada vez valoro más el resultado del buen hacer hortelano.
Muchas gracias, Contadora, por el estímulo.
La horticultura es un mundo mucho más fascinante de lo que la gente cree.
Un abrazo.
Y por este lado del mundo todo lo contrario… ya están brotando las primeras plantas de tomate, las primeras hojas de los futuros ajíes, se van multiplicando los tubérculos… y el sol dice presente con toda su fuerza
Feliz otoño!
Abrazo!
Cada estación depara en el huerto una nueva vida vegetal, aunque esa primavera de la que tú gozas y el verano sean las más productivas.
¡¡Buena primavera!!
Otro abrazo.
Estaría bien que los urbanitas tuviésemos que trabajar en un huerto, aunque solo fuera una semana al año, para apreciar mejor el valor de las cosas y para aprender de dónde vienen. Me parece que estamos muy desconectados de la tierra.
Todavía hay urbanitas que se buscan un trocito de terreno para cultivarlo; luego aprenden que la tierra exige cuidados y mimos que agradece con productos vegetales para el consumo. La buena tierra es cumplidora cuando el ser humano sabe amasarla y la meteprología es aceptable.